Tercer relato breve con las palabras del reto Vuestras consignas, mi relato. Tocaban Picaporte, Eclipse y Magia. Con esas palabras, solo podía salir algo de fantasía ^^
Su abuela siempre le decía que, cuando había un eclipse, la magia flotaba en el aire y las fronteras entre mundos se desdibujaban, por lo que había que tener cuidado. Pero ella no creía en esas cosas y, cuando oyó ruidos en el desván, que siempre estaba cerrado a cal y canto, simplemente creyó que algún animalillo había encontrado la manera de colarse.
Nadie le había prohibido expresamente ir al desván, pero se suponía que ella no tenía la llave ni sabía dónde se encontraba. Sin embargo, había espiado a la abuela y la tenía localizada. Como siempre había querido subir, pensó que librar a la casa de una potencial plaga era la excusa perfecta para hacerlo, así que cogió la llave, abrió la cerradura y giró el picaporte lentamente, para alargar ese momento previo a encontrarse con un tesoro que quizás en el fondo no era tan emocionante.
Nada más abrir la puerta, un montón de duendes salieron en tropel y se desperdigaron por la casa. Desconcertada, vio a su abuela subir las escaleras de dos en dos y cerrar de un portazo para impedir la entrada a la casa al resto de criaturas.
-Bueno, niña, espero que tengas una buena explicación para esto. ¡Menos mal que solo ha entrado una panda de duendes y nada especialmente maligno!
Balbuceando, le dijo que no sabía nada, que ella solo quería salvar la casa de una plaga y que nadie le había prohibido abrir la puerta. Pero las excusas no sirvieron de nada y, como castigo, se pasó el resto del verano cazando duendes y sufriendo sus bromitas. Aprendió la lección, claro, y no solo eso: sus vacaciones como cazadora de duendes sentaron las bases de una laureada carrera como policía paranormal.
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Todas las historias y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia