¡Alerta!Röryan es el protagonista de la novela Röryan, el Caballero. No obstante, este relato coge al personaje y lo pone en un escenario neutral, lejos de su historia... solo para el deleite de los ojos imaginarios de la lectora... o el lector 😉
Te despierta el ruido de la manguera. La ignoras y tratas de dormir de nuevo, pero a los pocos lo oyes de nuevo. Molesta, te levantas y vas hacia la ventana, que da al jardín. Allí, el joven vuelve a encender el agua y se moja de la cabeza a los pies. El bañador es azul y muestra llamas blancas. Va descalzo sobre las baldosas del patio, la luz temprana de la mañana hace relucir su mojada piel bronceada. Vuelve a apagar la manguera, dejándola a un lado. Se posiciona: piernas ligeramente abiertas, espalda recta, brazos bajos. Los levanta, con las manos tensas. Desplaza el peso, retrasa una pierna. Lanza el primer puntapié a un enemigo invisible, exhalando el aliento con la misma fuerza que golpea el aire. Mantiene la postura. El agua le corre por la espalda, el pelo empapado se pega a su frente y sus mejillas. Röryan gira lentamente. Ves su expresión concentrada. Golpea con la mano, con el codo y la rodilla en una rápida sucesión. Su respiración no se acelera ni un poco. El entrenamiento matutino es algo que lleva haciendo desde hace más de diez años. Entonces se da cuenta de que estás mirando. Alza las cejas y su rostro se suaviza. Sonríe ampliamente y mueve la mano. —¡Buenos días! —saluda.