Revista Humor

Relato: La pintada del sol sonriente

Por Déborah F. Muñoz @DeborahFMu

Un nuevo lanzamiento de dados con el que hacer un relato. Aquí se me ve lanzarlos:

Relato: La pintada del sol sonriente

Cuando apareció esa pintada de un sol sonriente, nadie en la corte le dio mayor importancia, convencidos de que alguno de los jóvenes príncipes lo había dibujado a modo de travesura.

La princesa heredera, sin embargo, se preocupó mucho porque los astros sonrientes, en las historias antiguas, eran los símbolos que usaban los magos que habían sido desterrados por sus antepasados. Al comentar eso, sin embargo, todos rieron y le dijeron que leer todos esos libros inútiles no podía ser bueno para ella, que se centrara en cosas importantes, como conseguir un buen marido.

El rey fue incluso más allá y bajó con todos por intrincados pasadizos para mostrarles la sala secreta donde se ubicaba el sello que mantenía a esos legendarios magos alejados del reino. Ninguno se percató del ojo mágico que les seguía con atención, salvo la princesa, que agarró una espada corta que colgaba de las paredes y acabó con la criatura, lo que causó un desmayo en una de sus cortesanas.

Nadie se preocupó por el ojo espía que había llegado hasta una sala secreta que escondía un sello peligroso, sino que el tema de discusión posterior fue la actitud de la princesa, que había sobrepasado todos los límites de la decencia empuñando esa espada. Por ello, a partir de ese momento, debía permanecer en su habitación, bordando, y cualquiera que le proporcionara acceso a libros o a cualquier tipo de material alejado de las labores propias de una princesa sería severamente castigado.

La princesa estaba tan enfadada por lo ocurrido que, mucho antes incluso de escuchar las voces de los magos para convencerla de que rompiera el sello, ya tenía un plan para liberarlos. Y es que, fuera lo que fuera lo que trajeran consigo los magos, no podía ser peor que esa panda de vagos, ignorantes y decadentes cortesanos que exprimían al pueblo para pagarse estúpidos caprichos.


Así pues, con la ayuda de algunos criados que llevaban trabajando para los magos varias décadas, bajó a la sala secreta y destrozó el sello tras recibir una promesa de lealtad por parte de aquellos que estaban encerrados. Pronto, el mundo estaría inundado de magia y los magos, sus nuevos súbditos, recuperarían todo su poder. Pronto, esos idiotas se arrepentirían de no haber prestado atención ni a los libros ni a las armas.


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