Revista Humor

Relato: Renunciar a la magia

Por Déborah F. Muñoz @DeborahFMu

Un nuevo relato basado en un lanzamiento de dados, aquí se me puede ver lanzándolos:

Relato: Renunciar a la magia

Como todos los inviernos, el hada Blonda había perdido su magia. Para la mayoría de las de su especie, eso suponía un problema, pero para Blonda era una bendición. Nada le gustaba más que la alquimia, pero esta reaccionaba muy mal con la magia. Tan mal, que cualquier reacción química se volvía inestable y daba lugar a resultados de lo más extraños.

En invierno, cuando perdía su magia, solo tenía que preocuparse de que el polvo de hada que desprendían sus alas no entrara en contacto con las fórmulas. Por eso, pasaba toda la estación en el suelo, con sus alas bien tapadas y alejada de sus compañeras para que no se asustaran cuando las cosas explotaban.

Esa afición tan extravagante había hecho que las demás le dieran de lado, pero Blonda era feliz con sus experimentos y daría lo que fuera por renunciar a su magia y poder llevar sus experimentos a cabo durante todo el año. Por eso, cuando acabó el invierno y recuperó la magia, decidió comenzar un largo y peligroso viaje para buscar la manera de convertirse en una humana.

Tras muchas aventuras, por fin encontró a una anciana curandera que le ofreció una solución: si ambas tomaban a la vez la poción que había preparado, intercambiarían sus cuerpos. Blonda aceptó sin pensarlo, y solo cuando estuvo dentro del cuerpo de la humana se dio cuenta de que era vieja y que no tardaría en morir.

La humana, por su parte, se burló de ella y salió volando, dispuesta a gozar de su magia y de su inmortalidad. Blonda, sin embargo, no se rindió. Su alma era capaz de detectar dónde encontrar su verdadero cuerpo, y se acercaba el invierno. Por eso, cuando su enemiga perdió su poder, la capturó y la obligó a devolverle su cuerpo.

La curandera era ahora más grande y fuerte, pero Blonda había llegado al enfrentamiento preparada. Tenía su química y antes de ir en busca de su cuerpo había envenenado el que dejaría, haciendo más rápida la llegada de una muerte que ya llevaba tiempo acechando a esa anciana. Solo tuvo que activar unas cuantas trampas para evitar ser capturada hasta que el veneno hizo efecto y su enemiga dejó de ser una amenaza.

De vuelta a la normalidad, tuvo mucho tiempo para reflexionar y se dio cuenta de que renunciar a la magia era renunciar a su inmortalidad. Eso le dejaría un tiempo limitado para gozar de sus experimentos, mientras que si seguía siendo un hada tendría inviernos ilimitados para seguir con ellos. El resto del año sería tedioso, pero pensando a largo plazo merecía la pena ser un hada y podría hacer grandes avances en la alquimia.


Las otras hadas, sin embargo, no estaban dispuestas a perdonarle el peligro en que las había puesto a todas y la convirtieron en humana como castigo. Por muy joven que fuera su nuevo cuerpo, no era suficiente para hacer todos los experimentos que deseaba. No es de extrañar, pues, que cuando un hada se acercó a ella muchos años después buscando la forma de convertirse en humana, le ofreciera un intercambio de cuerpos.


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