Revista Libros
Una amiga me dijo que Eyes Wide Shut y Relato soñado (la novela en la que la primera se basa) eran casi idénticas. Y es cierto. Aunque Stanley Kubrick cambió el tiempo y el espacio (la Viena de los años 20 pasó a convertirse en el Nueva York de finales del siglo XX), conservó la trama principal y el espíritu del libro. Con Eyes… y Relato… ocurre algo parecido a lo que hizo Coppola al utilizar El corazón de las tinieblas como base de su película Apocalypse Now. En apenas 130 páginas, Schnitzler nos cuenta lo que ocurre cuando un joven matrimonio empieza a plantearse el deseo hacia lo prohibido, ya sea real u onírico, lo que desencadena el misterio, los celos y la posibilidad de la venganza. Os dejo con un extracto: Bueno… aquello no podía fallarle. Sin derrochar muchos esfuerzos podía iniciar allí su venganza, allí no había para él dificultades ni peligros; y aquello que quizá hubiera hecho retroceder a otros, la traición al novio de ella, para él resultaba casi un atractivo más. Sí, traicionar, engañar, mentir, representar una comedia, aquí y allá, ante Marianne, ante Albertine, ante el bueno del doctor Roediger, ante el mundo entero…; llevar una especie de doble vida, ser el médico competente, digno de confianza y de prometedor futuro, el buen esposo y padre de familia… y al mismo tiempo un libertino, un seductor, un cínico que jugara con la gente, con hombres y mujeres, siguiendo su capricho… Eso le pareció en aquel instante algo absolutamente delicioso…; y lo más delicioso era que más adelante, un día, cuando Albertine se creyera ya desde hacía tiempo protegida por la seguridad de una tranquila vida conyugal y familiar, él, sonriendo fríamente, le confesaría todas sus culpas, desquitándose así de la amargura y la ignominia que ella le había causado con su sueño. [Acantilado. Traducción de Miguel Sáenz]