La consigna de hoy es Escribe un relato en clave de humor sobre un villano que intenta planear el fin del mundo, pero su gato no le deja. A ver qué sale.
Un gato contra el fin del mundo
¡Qué poco faltaba para el fin del mundo! Su plan ya estaba en la recta final, solo faltaban dos detalles cruciales para que todo saliera bien: revisar el código malicioso que iba a lanzar, que haría saltar por los aires la infraestructura web de los gobiernos de todo el mundo, y organizar a los colaboradores para que soltaran los supervirus en puntos estratégicos de las grandes urbes justo en medio del caos informático... Y él, él en el centro de todo, que tenía...
... que concentrarse en su objetivo y...
... dirigir al mundo a su destrucción...
Después de darle de comer al gato, claro. No tardó mucho en hacerlo y pronto se quedó tranquilo. Bueno, no tanto, porque ahora quería jugar y, si no jugaba con él, no paraba hasta que lo hacía. Así que tuvo que estar toda la reunión con sus colaboradores con el gato maullando, mordiéndole, arañándole y poniéndose delante de la cámara para que dejara de mirar a la pantalla y le mirara a él. Aun así, consiguió acabar la reunión, eso sí, perdiendo un poco de credibilidad ante los terroristas. Pero poco importaba, porque el plan se pondría en marcha en cuanto él les mandara las instrucciones definitivas por correo.
Jugó con el gato un rato hasta que este se cansó y se durmió en sus piernas. No era muy cómodo trabajar así, pero pudo acabar todo: las instrucciones que debía mandar a cada colaborador y el virus informático que sembraría el caos, enviado desde una cuenta de correo oficial de las Naciones Unidas cuyo propietario no había sido lo bastante cauteloso como para mantener su contraseña a buen recaudo.
Ya casi estaba, pero tenía que ir al baño antes de hacer una última revisión y ponerlo todo en marcha. El gato seguía encima de él, así que no le quedó más remedio que despertarle y marcharse corriendo a hacer aguas menores, impaciente por acabar cuanto antes y poder enviarlo todo.
Debió bloquear el ordenador, porque, cuando regresó, el gato estaba encima del teclado.
-Nonononono... -dijo desesperado-. Espero que no haya sido nada.
Pero sí que había sido. Porque, a base de caminar por encima del teclado, el gato había mandado el virus a los colaboradores y las instrucciones de su plan a los gobiernos de todas las naciones. Intentó arreglarlo, claro, pero ya no había nada que hacer: el fin del mundo se le había escapado de las manos. Se sentó en el suelo, deprimido y derrotado. El gato se acercó y comenzó a restregarse contra él. Quiso ignorarle y apartarle, pero era tan suave y estaba tan mimoso que finalmente lo abrazó y enterró su rostro en su pelaje. No podía enfadarse con él.
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Todos los relatos cortos y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia