Revista Cultura y Ocio

Relatos de aventuras. Taonos.

Por Igork
Vamurta, la nueva épicaTAONOS (VI)Tempestad en la noche6 de 23Relatos de aventuras. Taonos. Tras cruzar el umbral de la puerta y explorar la aldea, los hombres grises cayeron en la cuenta de que el bastión era un punto para almacenar las cosechas, guardar carne y ganado, así como los regalos que aquellos imponentes bosques de abetos y pinos rojos ofrecían. Casi no había viviendas, sino múltiples edificaciones conectadas alrededor del anillo de la muralla. Sí encontraron herrerías, grandes almacenes vacíos, talleres cerámicos y otras pequeñas industrias. Sus moradores se lo habían llevado todo, a consciencia, y sólo habían dejado gigantescas botas de vino, difíciles de trasladar.Relatos de aventuras. Taonos.  Gran parte de los hombres se alojaron bajo la bóveda de madera de lo que parecía un Salón del Trono, de techumbre cónica salpicada con extrañas caras de hombres y bestias con rasgos humanos. Los oficiales distribuyeron las guardias e hicieron el recuento de provisiones. Tras corroborar la escasez de víveres, se ordenó reducir el rancho a la mitad, mientras se enviaban a grupos de hostigadores a cazar lo que les fuera posible.  El humor del hermano del Conde había decaído y se mostraba cauteloso, escurridizo, como si un mal presagio lo hubiera mortificado. Ciros convocó, de nuevo, a los oficiales y les habló:  —Estamos a dos días de camino del Paso y las Gargantas. Muchas generaciones que nos preceden anhelaron conquistar esa puerta, pero hasta hoy nadie lo ha conseguido. El honor será nuestro, amigos. Cuando volvamos a nuestras casas, nadie dudará de que fue nuestro valor el que abrió el cerrojo para extender hacia la inmensidad del norte nuestras fronteras. Un hecho me preocupa, es este aire cargado de rumores y estas paredes que bien parecen tener ojos. Intuyo que los montañeses intentarán frenar nuestra marcha. Estad alerta, que nadie crea que tras los bosques que orillan el camino habitan seres primitivos, incapaces de perforar nuestros escudos —avisó con voz severa—. Otra cosa os pido, como conductores de hombres que sois. Faltará comida y la moral, que tanto requeriremos al final del camino, será herida por la penuria. Comed lo mismo que la tropa, comed con ellos. Evitad los privilegios que en justicia os corresponden, hasta volver a pisar nuestras tierras.  Los capitanes asentían, a la vez que esperaban nuevas indicaciones de su estratego, bajo la bóveda del Salón del Trono, cuando percibieron un ruidoso aleteo por encima de sus cabezas, una presencia que sobrevolaba el poblado, invisible, cruzando la tempestad. A las caras extrañas de los mandos, mirando hacia el techo, se añadió la entrada de uno de los vigías, que tras cuadrarse, les anunció:Relatos de aventuras. Taonos.  —Una niebla espesa nos rodea. Ha dejado de soplar el viento, y alrededor de los muros hay movimiento, pero nada vemos a lo que disparar.  Cuando acabó su anuncio, se oyó un violento golpeteo en el techo, repetido por todo Taonos. Los hombres creyeron que granizaba, pero eran colisiones de tal fuerza y tan distantes entre sí, que al momento descartaron esa posibilidad.  —¡A las murallas! —ordenó Ciros.Relatos de aventuras. Taonos.Pincha aquí para ir al 1º Fragmento.
Faltan 17 pedazos de relato para el fin.
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