Una de las más notables conquistas de la civilización humana ha sido la de organizar la sociedad a través de las leyes, dotando a ésta de un aparente orden. Esto es lo que hace que las cosas funcionen, que la gente se sienta segura. Pero seríamos muy ingenuos si pensáramos que esta armonía artificial es una ley de la naturaleza. En realidad lo que dice la física es que cualquier sistema organizado termina tendiendo al desorden, a la entropía. Y esto sucede con mayor facilidad de lo que podemos pensar, hasta el punto de que muchos científicos piensan que la entropía será lo que finalmente acabará con el universo (dentro de miles de años, por fortuna). Pero nuestras vidas no se miden en esos enormes lapsos temporales. Son meros destellos en la inmensidad espacial y temporal de todo lo que existe, aunque es necesario que las consideremos importantes. Sin embargo, es indudable que de vez en cuando metemos la pata y nos convertimos en seres patéticos. A veces basta una pequeña chispa para que nuestro orden social, que tantos siglos ha costado construir, salte por los aires y nos domine el mucho más vetusto atavismo. Porque, es indudable que después de tantos miles de años de evolución, seguimos siendo, en el fondo, animales salvajes.
Y esta es la tesis que siguen, con grandes dosis de humor negro, estos Relatos salvajes firmados con maestría por el argentino Damián Szifrón. Porque a veces las bodas no salen como estaba previsto, pueden ponernos una multa de aparcamiento donde no hay señal alguna de prohibición o nos vemos envueltos en una seria pelea de tráfico por los motivos más nimios. Casi siempre conseguimos ser racionales ante situaciones desagradables o imprevistas, pero a veces estallamos. Puede que el enfado se zanje con algunos insultos, pero en ocasiones el asunto se vuelve más serio y realizamos acciones de las que podemos llegar a arrepentirnos. Es difícil mantener la cabeza fría ante ciertas situaciones.
A pesar de tanta seriedad en mi discurso, la película de Szifrón no es más que un mero divertimento, aunque extraordinariamente bien realizado, que mantiene un magnífico nivel en todos sus episodios, historias independientes unidas por dos términos: venganza y misantropía. Como espectador no me cabe duda de que usted se lo va a pasar en grande viéndola, pero como ser humano estoy seguro de que en determinados momentos va a sentir pequeñas oleadas de desasosiego al reconocer (espero que como mero testigo), algunas de las situaciones que retrata Szifrón que, aunque tremendamente exageradas, no dejan de estar inspiradas en la vida cotidiana. Van a reírse, pero a veces van a sentir un íntimo malestar por haberlo hecho. Porque pocas veces van a ser testigos de un humor tan cruel y tan negro. Negrísimo. De entre todos los episodios, que son para enmarcar, yo destacaría La propuesta, una visión tan ácida de la mezquindad y la miseria humanas que parece ideada por un Billy Wilder en estado de gracia, que contiene una moraleja muy incómoda: retorciendo la antigua idea de una crisis es una oportunidad, cabría decir que es explotando el infortunio ajeno como los canallas hacen su fortuna.
Revista Cine
Relatos salvajes (2014), de damián szifrón. más allá del principio de entropía.
Publicado el 19 octubre 2014 por MiguelmalagaSus últimos artículos
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