Revista Cine
Alpha Flight es mi supergrupo favorito y creo que su mejor guionista ha sido Mantlo. Bien es cierto que fue en la etapa deste último cuando me subí al carro de la cole (creo), así que mi preferencia puede deberse a la primacía que siempre tiene el 1º contacto, pero creo que mi juicio es acertado. Byrne hizo cosas buenas con Alpha Flight pero en conjunto su etapa es irregular y errática, y le pesa que su ambición de querer ser, a la vez, autor completo de Cuatro Fantásticos y Alpha Flight. Un dibujante talentoso no puede dibujar 2 coles regulares mensuales sin sacrificar calidad aunque practique un estilo sencillo y pase de los fondos, de la misma manera un guionista mediocre no puede dar lo mejor de sí mismo si escribe varios guiones a la vez. Por esa razón muchas historias de Byrne en Alpha Fight se desinflan. Desde luego que su etapa en esta cole no es decepcionante o mala, pero al final el exceso de ambición y la ausencia de claridad de propósito hacen que apenas sea algo más que mediocre. En cambio Mantlo nos legó una notable etapa precisamente por ser más modesto y tener las cosas claras.
De izda. a dcha: Vindicador, Sasquatch, Marrina, Aurora, Ave Nevada, Puck, Chamán, Estrella del Norte, Box, Heather Hudson y Talismán.
Uno de las razones de que Alpha Flight triunfase en los 80 del siglo XX, además de por ser obra de Byrne, es porque sus personajes son muy chulos a pesar de estar inspirados en otros superhéroes. El supergrupo tiene cierto parecido con los Vengadores y por eso se les presentó como los Vengadores canadienses. Ave Nevada es una deidad como Thor, aunque muy diferente. Anodina en su personalidad y diseño (quizás en los 80 un personaje femenino así no resultase tan soso), pero atractiva cuando toca la acción por su poder de metamorfosearse en cualquier bestia ártica, especialmente en búho y oso polar. Vindicador es un cruce de Iron Man y Capitán América pero vulgar, aunque seguramente para los nacionalistas canadienses simpático, pero su uniforme icónico es vistoso y Byrne acaba solucionando (expeditivamente) el problema de su grisura. No se iba a ningún sitio con alguien que no tiene madera de superhéroe y de líder. Marrina es una versión más moderna, realista (y lovecraftiana) de Aquaman. Estrella del Norte y Aurora son, evidentemente, Mercurio y la Bruja Escarlata, pero lo suficientemente alterados para que no se note. Sasquatch es Hulk cruzado con Hércules, uno de los pocos alter ego superheroicos marvelitas que a la vez es buen científico y atleta. En su momento el diseño me gustaba pero hoy lo veo infantil, sobre todo con ese uniforme naranja con que le colorean. Parece más Espinete que una bestia parda. Puck es una versión de Lobezno (personaje que Byrne se trae a la colección con una facilidad que hoy parece increíble), viejo, viajado, misterioso y pequeño pero muy capaz. Hacia el final de la etapa Byrne se saca a Box, un personaje distinto, original incluso hoy en día, sin piernas y gordo, y con un poder interesante, aunque el diseño de su armadura hoy deja mucho que desear, parece un juguete más que una especie de mech. Jeffries también cumple con la pretensión de Byrne de presentar personajes realistas, tiene el cuerpo y la cara del típico obrero, no es bello sino rudo y no tiene vocación superheroica, aunque es honrado. También está Talismán, personaje que nunca me ha convencido porque es un poco gratuito, Alpha no lo necesitaba, tampoco el Universo Marvel. He dejado para el final los 2 personajes que más me molan: Chamán (es la grafía correcta en castellano para la palabra tungusa saman, la voz que todos los idiomas europeos imitan para designar esa función tribal) y Heather Hudson. El 1º por su enloquecedora bolsa sin fondo de la que puede salir cualquier cosa que quepa por su abertura, muy importante porque no es otro blanquito protestante más y revindica a unos pueblos muy maltrados por aquel (que refleja que la sensibilidad canadiense para con sus indígenas es mayor que la estadounidense), y el 2º por ser una mujer fuerte y valiente. Por eso fue sustituyendo a su marido poco a poco, si bien fue Mantlo quien terminó el proceso de transferencia.
Así pues, mucho personaje atractivo y original dentro del convencionalismo. Por ello un ejemplo elocuente de lo bueno que hizo Byrne en Alpha Flight. Los límites que describía al principio se ven en los supervillanos que se inventó para el supergrupo canadiense. No tienen atractivo, salvo Diamante Lil, pero a mi siempre me han gustado las mujeres grandes estilo Titania o Hulka, y algunos incluso son peores, son patéticos. Esto responde a la misma razón por la cual Byrne, a pesar de que tenía todas las papeletas para comerse la década y ser el nuevo Kirby, fue desplazado por Miller (peor dibujante que él) y Moore (sólo guionista pero muy responsable de la narrativa). Era creativo, ambicioso y moderno pero muy convencional y por eso no fue él quien saltó las costuras del género a pesar de que lo pretendía. Byrne intentó incluir algo de madurez en los Superhéroes, sus personajes no disimulaban que eran sexuales, también se le ocurrió meter un gay cuando los homosexuales empezaban a lograr resultados (ni que decir tiene que no le dejaron), se inclinaba más por la Fantasía, en especial por el Terror, que por la Ciencia Ficción y la aventura pulp (en esta etapa muy evidente), los géneros dominantes en el género superheroico en el siglo XX, y tenía inquietudes artísticas que le llevaban frecuentemente a la experimentación, aunque muchas veces era la cara dura o la necesidad (la inminente fecha de entrega) el motivo final que le llevaba a ello. Así, no temió meter viñetas totalmente blancas (a pesar de quel papel de la grapa dentonces era traslucido: nº 6 EE.UU.) o negras (nº 20 EE.UU.), jugar con el fondo blanquinegro y las figuras coloreadas (nº 24 EE.UU.) y coquetear con lo abstracto en los fondos, estoy pensando en la nave del Amo (nº 3 y 4 EE.UU.) o cuando dan la vuelta a la genial bolsa de Chamán (nº 27 EE.UU.). Asimismo no se cortó en meter viñetas fuertes para los críos. No fueron censuradas porque la censura siempre es funcionarial así que al no ser violentas o sexuales no le parecieron perniciosas a pesar de ser inquietantes para la impresionable e inocente mente de los adolescentes primerizos (los lectores mayoritarios de los Superhéroes en los 80 del siglo XX). Porque yo leí estos cómics rayando ya la juventud que si no... Así, aunque el Alpha Flight de Byrne fue algo muy fresco y contribuyó a modernizar los gastados clichés y fórmulas acuñados por Lee y sus dibujantes estrella en los 60, no es un clásico. Creo que confirma lo que digo la reciente edición Panini desta etapa en tochal, yo les habló según mis simpáticas y ya vintage grapas de forum. Tan entrañables que les perdonó su papel traslucido (nunca me molestaron que partiesen episodios; ahora sí porque a veces me obligan a pillar 2 para tener el episodio que me interesa) y que se comiesen alguna que otra portada. Se vende por Byrne, no por Alpha Flight. Es decir, se vende al fan del autor no al del supergrupo, sino se habría incluido en el tochal el Machine Man nº 18, inédito en España, y el Marvel Team-up annual 7 al ser nº que cita Byrne en sus guiones además de los que el tochal incluye que no son de la cole. Si la etapa fuese un clásico no se editaría sólo lo que lleva el nombre de Byrne (salvo alguna pequeña excepción).
Porque este horror de Dunwich me pilló con 16 o 17 años que si no me deja traumado como el del nº 45 de Conan el Bárbaro, aún así la tengo bastante grabada en mi.
Así pues el Alpha Fight de Byrne son unos cómics muy ochenteros (tiene las cosas populares de aquella década: monstruos marinos, fantasmas y transformers) razonablemente bien dibujados con el típico estilo superheroico, realista pero idealizado y sintético, en el que el mayor pero más que la ausencia de fondos, es que las mujeres tienen el mismo cuerpo (excepto Perla Rosa: nº 22 EE.UU.) mientras que hay todo tipo de anatomías masculinas (enanos, atletas, gordos, flacos, feos, viejos...), con unos guiones con unas ideas originales, un enfoque fresco y unos argumentos tomados de la Fantasía pero con finales anticlimáticos. Paradigma dellos es la lucha del supergurpo canadiense contra las Grandes Bestias del Norte. Esta es la trama que da unidad a la etapa desde el nº 1 (por eso Byrne dejo su cole 4 meses después de su conclusión), tras tanto bombo y platillo la pelea se reduce a una torta (bien es cierto que de oso polar) en el nº 24 EE.UU. Así, los buenos propósitos de Byrne no han pasado de ser buenas propuestas. Su enfoque de no tratar al supergrupo como tal, inspirado en Los Defensores, no está mal y aún hoy resulta fresco, pero no supo cómo hacerlo, con él dio Busiek algunos años después como se puede ver en su gris Astro City, y además los protas en general les falta entidad y lo único que hacen es correr como pollos sin cabeza (especialmente los hermanos) y sus argumentos de Fantasía (el tema del Amo del Mundo parece sacado de Lovecraft -nº 2 a 4 y de 14 a 16 EE.UU., el de Mortal Ernest, más terrorífico que supervillano -nº 7 y 8 EE.UU., el que adapta la estupenda La Cosa de Carpenter, estrenada apenas un par de años antes, con skrulls -nº 10 EE.UU., el de la "casa encantada sobre cementerio indio" -nº 16 y 17 EE.UU.- y el de las Grandes Bestias del Norte -nº 24 EE.UU.) no resultan porque son demasiado convencionales para ser perturbadores. Ante esto, la originalidad de Byrne (matar un personaje cada 12 nº, la poca presencia de supervillanos, querer presentar a un personaje gay, introducir protas no atléticos y bellos, salirse de EE.UU, tratamiento realista de las heridas...) y buen hacer es insuficiente. El tema es que no le dedicó al dibujo el tiempo necesario y que, pese a ser escritor algo poético, como guionista es mediocre y por ello tira mucho de convencionalismos y clichés (sus personajes son típicos). Esto no fue óbice para que marcarse estilo pues Mantlo le siguió en casi todo cuando le sustituyó, mantuvo la cole más cerca de la Fantasía que de lo superheroico y aunque hizo coral el protagonismo la formación de Alpha Fight no tuvo estabilidad. Así, la etapa de Byrne es un decente ejemplo de la renovación que acometió Marvel a principios de los 80 pero nada más, quien convirtió al supergupo canadiense en uno de culto fue Mantlo, si bien trabajando con los elementos creados por su autor.