Contrastan en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial la bella presencia de los relojes solares en las pinturas de la Biblioteca y las dos meridianas de cámara oscura cegadas del jesuita Wendlingen con el abandono de los pocos restos de relojes exteriores.
Se distinguen tres relojes, dos horizontales en la fachada sureste con base de latón, y otro de puntero en el patio cuadrado visible desde la Sala de las batallas.

Uno de los horizontales se ve desde la ventana de la Sala de los mapas y que le falta el gnomon; el otro solo se aprecia desde el Jardín de los frailes en la torre de la esquina sureste y cuyo estado ignoramos.
Al reloj vertical de puntero le faltan las cifras y los trazos, líneas e hipérbolas.
En cambio en la Biblioteca tenemos toda un muestrario solar: el astrolabio de Dionisio el Aeropagita, el cuadrante de alturas de Aristarco, el cuadrante novus de Euclides y el reloj vertical de Ezequiel.

Dionisio utiliza un planisferio en su reverso para medir alturas.
Euclides sujeta en su mano derecha un cuadrante novus mientras en la otra muestra un panel con una observación estelar con el báculo de Jacob (fotografía de cabecera).

Aristarco mide alturas con un cuadrante donde no se aprecian curvas horarias.
El reloj vertical del Rey Ezequiel es curioso por estar orientado al norte y permitirse licencias pictóricas.

