La reciente apertura de la Galería de las Colecciones Reales en la ladera del Palacio Real de Madrid permite observar parte de la colección de relojes del Patrimonio.
Desaparecidos los dos relojes de Juanelo Turriano de los que el Emperador Carlos estaba tan orgulloso nos limitamos a los que se conservan.
El Reloj de las cuatro fachadas (1725) es obra del jesuita matemático Thomas Hildeyard y dispone de múltiples funciones de tiempo y astronómicas. El reloj fue adaptado a las coordenadas geográficas de Madrid en 1786. Resulta irónico que llamándose de cuatro fachadas el reloj se exhiba sin enseñar la cuarta: deberían repensárselo. El reloj tiene una característica esfera de vidrio con la eclíptica.
Astronómico es también el Reloj de sobremesa (1757) del afamado artífice inglés John Ellicott; un reloj complementario se encuentra en el Museo Nacional de la Ciencia y la Técnica.
La perfección de la relojería mecánica contribuyó a la concepción mecanicista del mundo y a ver a Dios como el Gran Relojero. El ateísmo se infiltraba: ¿Se limitaba Dios a dar cuerda a un universo regido por leyes inmutables?