Hay ciudades que no sobreviven a sus fundadores y su esplendor desaparece con ellos. La transformación del emirato en califato, proclamado por Abderramán III en el 929, requería una capital acorde con el nuevo poder. La corte se traslada de Córdoba a Medina Azahara en el año 945. En el 1010, en plena la guerra civil, la ciudad palaciega fue prácticamente abandonada.
El gran desarrollo matemático andalusí se produce en el siglo XI durante las taifas, especialmente de Toledo y Zaragoza, por eso es importante ver que los relojes solares de cierta calidad ya se utilizaban en el momento de despegue de la ciencia árabe occidental, impulsada por una figura que dejó escuela: Maslamá al Mayrití.
No se han encontrado muchos relojes solares andalusíes: han sobrevivido más romanos que árabes. Los de Almería, Granada y Córdoba tienen una confección similar: horizontales que tienen marcadas las hipérbolas de los solsticios.
El reloj que se muestra en el Museo de Medinat al-Zahra es uno de los tres encontrados en la misma zona, que hoy se llama patio de los relojes por su hallazgo. El reloj marca dos de las horas del rezo, las que caen dentro de su rango de funcionamiento.
Medina Azahara es Patrimonio de la Humanidad y su Museo fue premiado. Reproducimos la traducción de las marcas árabes del buen panel explicativo que acompaña la exhibición.