Para entender cada una de mis modestas aportaciones [iniciadas en este color] debéis pinchar en los enlaces que acompañan el texto, a la conclusión de cada punto. Sin la lectura de los mismos [aunque sea fugaz] el post carecerá del sentido pretendido, contando de antemano con que hayamos sido capaces de logrardo. Por ese motivo recomiendo un abordaje, dentro de la medida de vuestras posibilidades, con la máxima pausa que os podáis permitir. Ahí me lanzo con lo puesto:
1. La estrategia de la distracción
El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales”.
Véase: Para los más downloaders, "Ley Sinde" [qué paro ni que paro: ¡que la mula no me corre, leñe!] | Para los que siempre andamos con prisas, "Límite de velocidad 110Km/hora" | Una buena noticia para cuando se os ponga mal cuerpo: "No es la Gripe A"
2. Crear problemas y después ofrecer soluciones
Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.
Véase: Para los más viajeros, "El controlador: el mejor amigo del hombre" [artículo de paciente lectura muy, muy recomendable] | Para los que jubilarse es una frivolidad [o sea, todos los que no nos hacemos pasar por políticos] un "Pacto para las pensiones 2011"
3. La estrategia de la gradualidad
Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.
Véase: Para los que no lo ven claro a fin de mes, "Y se hizo la luz" | Para todos los españolitos, "Pasad, pasad que cabemos todos en la sala para ver juntos Crónica de una muerte anunciada"
4. La estrategia de diferir
Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.
Véase: Para entender de verdad de la buena nuestros "pequeños" sacrificios, "Los acuerdos del pacto social: Estarás contento, ¿eh, puñetero? Lo que iba a ser una amputación de tus extremidades se ha quedado en par de recortes: los pulgares, las dos orejas y el rabo, para más señas" | Mientras tanto, en la capital de la UE... "Id apretándoos el cinturón que yo tengo que coger un avión y, si eso, ya empezaré mañana..."
5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad”.
Véase: La división del mundo: "Es muy fácil hijo: Nosotros somos los buenos y ellos -todos- los malos" | Conclusión: "¿Es eso verdad? Sí... Pero No"
6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…
Véase: "Hola, me llamo Silvio y con este monólogo debuto en el Club de la Comedia"
7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
Véase: Para (casi)todos la "LOGSE I, II, III... responda otra vez" | Para unos pocos, Estudios by Mastercard
8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…
Véase: El menú televisivo diario: "Pollo a la Andreíta"| O como "No se salva ni la Gaceta del Taxi"
9. Reforzar la autoculpabilidad Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, ¡no hay revolución!
Véase: "Lo siento Padre, porque he pecado" | "Mamá, yo no he hecho nada; es la profe que me tiene manía..."
10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.