Dado el frío siberiano que nos invade, mis gatos han abandonado el tejado para refugiarse en el calor del hogar.
No consigo quitarme de encima a LLuna y a Jimmy. Lluna se acomoda sobre mis piernas, detrás del portátil, y mete las patitas debajo, que está calentito, y Jimmy ha encontrado su sitio favorito en mi brazo, lo que dificulta bastante la labor de escribir, con sus patazas y su cabezota apoyadas sobre mí. Y ni os cuento el lío que tengo cada vez que he de levantarme para hacer algo.
Para nosotros los humanos el mejor remedio contra el frío es estufita, manta y, cómo no, un buen libro, ¿qué os voy a contar que no sepáis? y los que escribimos podemos combinar el libro con darle a la tecla con entusiasmo; la lluvia y el frío son nuestros aliados.
Yo, que ando un poco tontorrona de ánimo últimamente, estoy leyendo La campana de Cristal, de Sylvia Plath, que no se si acabará de deprimirme o me consolará, por aquello de que mal de muchos...pero es lo que me apetece en este momento.
Espero que con el frío se vayan los nubarrones y el sol vuelva a llenarme de energía o optimismo.
¿Y vosotros? ¿Cómo combatís el frío y los bajones?
Por cierto que en la página de Katmandú cuento la última presentación de la novela y del Taller de Escritura Creativa, para quien se anime a pasar por allí.