Magazine

Remordimientos literarios

Publicado el 04 diciembre 2020 por Angeles

Hace poco estuve hablando con un amigo sobre los relatos de Salinger, y salió a colación esa biografía sui géneris escrita por Ian Hamilton y titulada En busca de J. D. Salinger. 

Como quizá sepan ustedes, este libro es una versión remodelada de una obra anterior por la que Salinger demandó a Hamilton, al considerar que atentaba contra su derecho a la intimidad. Porque, entre otros detalles, la obra reproducía cartas privadas sin que él, Salinger, hubiese dado consentimiento para ello.

Remordimientos literarios
Salinger consiguió que se prohibiera la publicación de dicho libro, pero Hamilton no se quedó quieto. Al contrario, disfrazó la obra, le dio unas vueltas, y la publicó no como biografía sino como ensayo o investigación sobre el famoso autor. 

El caso es que esta charla con mi amigo me  llevó a recordar un trabajo sobre Salinger que hice en la universidad, para la asignatura de Literatura norteamericana, y que me causó una extraña pesadumbre.

Recordé cuánto disfrutaba yo indagando por ahí, en busca de información sobre Salinger, estudios de sus obras, etc. Pero lo que mejor recuerdo es que al mismo tiempo que disfrutaba me sentía mal. Y es que por un lado me encantaba la tarea de investigar y escribir sobre un autor por el que tenía una consideración especial (y tal vez algo adolescente, lo reconozco), pero por otro me sentía culpable justamente por eso, por indagar en su vida, sabiendo lo celoso que él había sido siempre de su intimidad y su privacidad. Mi trabajo, pensaba yo, era algo que iba en contra del respeto que sentía por él, como autor y como persona.

Pero esta contradicción que me mortificaba no quedaba ahí. Porque además me molestaba que los estudiosos, los críticos, los periodistas, no dejasen de elucubrar sobre Salinger y escribir sobre él; me molestaba que durante toda su vida el escritor se hubiese sentido perseguido por sus admiradores; que no lo hubiesen dejado en paz. Que no hubiesen respetado ese deseo suyo, tan walseriano,  de no ser nadie, de huir de la notoriedad... pero al mismo tiempo yo era la primera que andaba buscando artículos y ensayos que me diesen información sobre él.

Por otra parte, le cogí mucha manía a Ian Hamilton, por haber escrito esa  obra que tanto enfadó a Salinger y por haberse salido finalmente con la suya mediante un subterfugio literario. Y al mismo tiempo, cómo no, me moría de ganas de leerla.

Lo cierto es que cuando empecé a leer In Search of J. D. Salinger me sentía como una intrusa, casi como una espía, por estar leyéndolo en vez de respetar la intimidad de mi admirado escritor. Qué remordimiento.

Ahora creo que en el fondo de esas contradicciones mías, de toda aquella desazón, de ese querer y no querer, yacía un deseo romántico: la ilusión de un complot mundial, de una especie de cruzada literaria, por la que todos los lectores y admiradores de Salinger boicoteásemos la venta de biografías y cualesquiera libros que especulasen sobre él; que nadie los comprara ni los leyera nunca; que amarillearan ignorados en los sótanos de las editoriales, de las distribuidoras, de las librerías.

Pero, ahora que lo pienso, esta pretensión de condenar libros, de penalizar unas obras que podían ser interesantísimas, serias y eruditas, también se contradice con mi amor al estudio y mi espíritu bibliófilo...

En fin, lo dicho: un sinvivir.

Remordimientos literarios


También podría interesarte :

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Quizás te interesen los siguientes artículos :