Era mediados del mes de agosto, mes frío, algo de lluvias. Llegando al lugar donde reside la jauría familiar que abandonaron, nos asombra encontrar todo al despelote, cercos destrozados, postes de cercos en el suelo, piedras, rocas y tierra movidos del lugar.
Ellos confiados empiezan acercarse. Saben bien quienes somos. Caricias van y caricias vienen.
Nos aseguramos de esconder lo llevado, por temor a que quién está realizando trabajos en el lugar, les bote los tiestos de comida y agua, como ha pasado ya otras veces.
Al día siguiente, vuelvo a ir esperanzada en encontrar a los causantes de tanto movimiento de tierras en el lugar, pero nada, las personas ya se habían retirado.
No me daré por vencida, si algo tengo es que soy perseverante. Son casi dieciocho años que recorro el lugar, yendo y viniendo. Llegará el día que deje de ir, me digo.
El movimiento de tierra continuaba con mas ahinco, pero me conformaba que aún ellos estaban protegidos en el mismo sector que un día los abandonaron, a toda una gran familia sin tener culpa alguna.
Temo que la gente crea, piense, que ellos son territoriales, en parte lo son, pero con otros perros, no aceptan a nadie que no sea de su familia, cuidan estrátegicamente su lugar donde habitan que a cualquiera que no supiera dejaría impresionado. Son cuidadosos del lugar en donde viven, pero a la mayoría de las personas que transitan por allí, de buena gana los haría quitar de alguna manera, esa es mi duda.
Al día siguiente vuelvo a ir, a otra hora, solo encuentro mas piedras y rocas removidas, pero aún continúan sus casitas copeva en el lugar, eso a los perros les sigue dando seguridad, lo que asimilan por instinto que les pertenece aunque no las ocupan, aun están allí.
Al día siguiente decido ir aún mas temprano, justamente me encuentro con Don Manuel, luego de saludarlo, empezamos a conversar. Me cuenta que él, está encargado de llevar a cabo la misión de remover las rocas para trasladarlas a un sector mas bajo hacia el río, que serán las protagonistas para terminar con un canal que antes pasaba por el lugar, pero que ahora está dando mas dolores de cabeza y problemas, por lo cual el dueño de los terrenos, decidió terminar con ello. Le pregunto ¿que han pensado referente a los perros que están en su terreno? a lo que me responde: Sra. Marcela, no se preocupe, nadie les hará nada, solo serán unos días en que ellos estarán inseguros hasta que volvamos a cerrar. Lamentablemente se ha visto que ha llegado gente que en vez de ayudar como ud. lo hace, solo hace daño a lo que a nosotros nos ha costado con bastante sacrificio, hacen tira los alambres, los cercos y los cortan, lo que está prohibido. Me gustaría que ud. le hiciera saber nuestra indignación cuando realizan actos de rayados, cortar cierres, botar cercos, así no cooperan en nada en beneficio con los perros que la gente descriteriada ha botado.
Don Manuel, le agradezco que me lo haya dicho, la verdad que he subido todos los días con tal de encontrar a alguien, hasta hoy. Pensé lo peor, como aquella vez en que los mataron a todos, solo que hoy, está prohibido matar perros según ley. Le aseguro que guardo las pruebas de cada perro que hay en este lugar. Quédese tranquila, solo serán unos días. Cambiando de tema le pregunto por sus perros, me contesta, ¿no sabe que me los envenenaron a los dos que tenía? ...Quedo asombrada, por que no era la primera persona que vive en el sector que me dice que sus perros murieron envenenados, que hay alguien que los va a matar. Sigue...le cuento que hace unos días botaron una caja con cinco cachorritos, los vió?...Si los ví, respondo, a lo que sigue, yo me llevé dos de ellos machitos blancos espero que me duren. La noche comienza a caer, y el frío a sentirse.
Los minutos pasan, ellos quedan ahí, trabajando.
A los dos días después vuelvo a subir, los trabajadores me informan que dos mujeres que no habían visto nunca habían sacado las casuchas, los potes de agua y los habían cambiado de lugar, que ellos les habían dícho que no lo hicieran, que los dejaran ahí mismo, pero no hicieron caso. Ahora los perros andan por todos lados, los camiones pasan raja'os, mas perros atropellados van haber.
De verdad lo lamenté mucho, ya que a donde cambiaron las casitas y los potes para el agua es un lugar de poco acceso para quienes les llevamos agua y alimento, creyeron que hicieron lo mejor, pero fue lo contrario, hoy los perros andan de bote en bote, de lado a lado, sin poder encontrarse entre ellos, los mas adultos siempre vuelven al lugar donde los dejaron. Da lástima verlos tan desorientados.
De los años que voy estoy hecha para que las nuevas personas que lleguen con grandes intenciones de ayudar, intenten cambiar en el lugar lo positivo que hemos realizado en beneficio de los humanos y los perros que viven en el sector, ignorando lo que sucede en el camino, gracias a que tenemos una muy buena relación con las personas del lugar, hoy ellas mismas nos comunican, cuando pasa o les ha pasado algo a alguno de los perros que nosotros no sepamos.
Ojala que lo piensen mejor para otra vez, primero hay que ponerse en el lugar del perro abandonado, traten de ver "su beneficio" cuando decidan tomar desiciones que no saben por la falta de experiencia en el ámbito.
Estamos llanos como ya lo he dicho otras veces, a entregarles las herramientas necesarias para que se hagan cargo de los perros del camino, pero en buena, así ya vamos nosotros pensando en jubilar, empezar a disfrutar todo "lo rica" que me han hecho, en felicidad con mis propios perros del camino adoptados, por toda esa gente linda que nos sigue día a día, por años, sería muy bien recibido por nuestra parte que personas mas jóvenes siguieran nuestros pasos, no a tontas y a locas, sino bien dados.
Muchas gracias.
NO MAS ABANDONO DE PERROS