Maryclen Stelling
Lentamente hemos ido aprendiendo a lidiar y a “convivir” con la violencia en sus diversas formas y manifestaciones que, paralelamente al deterioro socioeconómico, han crecido alimentando la sensación de inseguridad, la desconfianza y la cultura del miedo.
Recientemente una nueva forma de violencia irrumpe en el país y afecta profundamente el panorama político nacional e internacional. Sorprende la operación Gedeón planificada desde el exterior, que involucra una empresa militar privada, mercenarios, desertores y sectores de la oposición en el país y el exilio. Golpe privado que marca un hito, hace saltar las alarmas ante la violencia contratada a terceros por opositores desesperados por hacerse del poder a cualquier precio. Tercerización de la violencia que afecta directamente la “convivencia” entre las fuerzas políticas; obliga a un deslinde ético político de sectores democráticos opositores; debilita aún más la deslegitimada figura de Guaidó a la vez que fortalece al Gobierno y al Presidente Maduro. Rotundo fracaso que obliga a un cambio de rumbo y de liderazgo político en la oposición, bajo la supervisión de fuerzas geopolíticas opuestas a abandonar la vía violenta.
Empresa mercenaria que, aun cuando violenta las formas tradicionales de convivencia y de confrontación política, nos conmina a unirnos en nuestras diferencias y a transitar la ruta democrática del dialogo y la convivencia. Desde una perspectiva introspectiva, nos invita a reflexionar como vivimos, amamos y odiamos, como nos exponemos y nos protegemos. En esta coyuntura no hay que desatender los discursos y narrativas dominantes -tanto de Gobierno como de las oposiciones- que se han construido sobre la operación Gedeón. Sin menospreciar los relatos ciudadanos alternativos que transitan por las redes sociales. A raíz de esta manifestación extrema y desesperada de violencia, se observa a nivel narrativo y discursivo el fortalecimiento de un espacio ciudadano que convoca a la paz y al dialogo.
La derrota de la operación Gedeón debe interpretarse como el fracaso de la oposición golpista y de cualquier salida violenta. Al igual que la derrota de las fuerzas externas que insisten en que “todas las opciones están sobre la mesa”.
Renacionalicemos nuestros conflictos y la solución a los mismos.
@maryclens