Foto "La Vanguardia"
Poco después del reglamentario café post-comida, varios agentes de seguridad de la sede tecnológica de Renault en Francia, situada en la localidad de Guyancourt (Yvelines), entraron “orden en mano” a los despachos de tres altos cargos de la empresa automovilística gala. Sin tensión ni oposición, les invitaron a abandonar inmediatamente la sede y la empresa, a dejar su trabajo y, también, su ordenador. Estaban acusados de espionaje industrial. De vender información confidencial y privilegiada del mayor proyecto de Renault de los últimos años: el coche eléctrico. Una inversión de más de 4.000 millones de euros en investigación y desarrollo, crucial para el futuro de la marca y que, ahora, se ve comprometida por una práctica “empresarial” tan antigua como extendida.
http://www.lavanguardia.es/economia/20110107/54098992912/renault-victima-del-espionaje-industrial.html