Revista Opinión

…rendirse jamás

Publicado el 28 julio 2015 por Msnoferini

Todos aquellos que me conocéis o me seguís a través de este u otros medios sabéis que simpatizo y pertenezco a Podemos. También habréis leído en más de una ocasión, o oído los que me conocéis personalmente, alguna que otra crítica hacia mi propio partido; y algunos estaréis al caso de que en más de una ocasión he comentado que estaba cansado e iba a dejarlo, e incluso hace ya un tiempo redacté una carta de despedida de Podem Vic y lo abandoné durante un tiempo, pero como muchos otros compañeros acabé regresando. El ser excesivamente idealistas, los desengaños sufridos por hechos y personas, así como por no estar conformes con la manera en la que se están haciendo algunas cosas nos lleva a muchos a plantearnos abandonar Podemos, pero llegado el momento o no lo hacemos o acabamos volviendo. El porqué de esta inexplicable dificultad que tenemos algunos para desvincularnos de nuestro partido, que en muchos casos nos ha dado un buen número de quebraderos de cabeza y disgustos, no es por una simple cuestión de masoquismo sino por algo más complejo; la razón deberíamos buscarla, sobre todo en mi caso, en que abandonar este ideal y proyecto de cambio del que Podemos es abanderado lo consideramos algo así como una derrota personal o incluso un acto que podría rayar la cobardía. No se puede abandonar un proyecto porque algo no nos guste después de haberle dedicado tanto tiempo y esfuerzo sin como mínimo intentar luchar por proponer y buscar soluciones a los fallos.

En Podemos, a pesar de su juventud, se han cometido un buen número de equivocaciones, y no es una percepción subjetiva pues casi todos los que formamos las bases compartimos esta idea. Se tiene la sensación que uno de los grandes fallos, de que quienes llevan las riendas del partido, ha sido dejar de contar con las bases, existiendo una nula comunicación con estas. Algunos pensamos que se han tomado importantes decisiones sin contar con la opinión y aprobación de quienes en este partido deberían tener la voz cantante, la militancia. Podemos no puede caer en el error de comportarse como los partidos clásicos, pues nació con el fin de ser una herramienta puesta al servicio de la ciudadanía y siempre ha dejado patente su idea de transversalidad, no existen o deberían existir jefes ni cúpulas y todos tenemos el mismo estatus.

Y hablado de comunicación creo importante recalcar algo que la experiencia nos ha demostrado: no se puede apostar como principal vía de comunicación en canales telemáticos. Pues entre otros motivos se ha hecho evidente que son muchas las personas que no tienen los conocimientos ni los medios para usar estas vías o canales de comunicación. La mejor manera de comunicarse para transmitir un mensaje y recoger la opinión de la militancia, sigue siendo a día de hoy, a través del contacto directo. ¿No es acaso el hablar cara a cara con las personas la mejor forma de entenderse? Por lo tanto sería exigible que quienes nos representan a través de los Consejos Ciudadanos Autonómicos que perdieran algo de su tiempo a visitar los círculos, que a final de cuentas son los que hacen la labor más importante dentro del partido, pisar la calle y tener un contacto directo con la ciudadanía.

También se les debería exigir a quienes han sido elegidos para ser nuestros representantes en los órganos internos que cumplan con esa máxima del partido a la hora de tomar cualquier decisión importante y/o vinculante, “todo se ha de hacer con luz y taquígrafos”. Desde las bases hemos de exigir, a la vez que también nosotros hemos de predicar con el ejemplo, máxima transparencia.

Por último, pero no menos importante, me gustaría decirles a todos aquellos que en más de una ocasión me han querido enmendar la plana, a mí al igual que a otros compañeros, por nuestra actitud crítica, que la crítica es lo único que puede salvar a este partido de ideas endogámicas y hacer visibles los fallos para poder trabajar en ponerles solución. Si todos aplaudimos y decimos que “esto va bien” –al igual que decía aquel oscuro y bigotudo personajillo, de cuyo nombre no quiero acordarme, al hablar de esa rancia España de la que él era el máximo exponente–, difícilmente avanzaremos y llegaremos al sueño que todos anhelamos, hacer de nuestro mundo un sitio más democrático y mejor.

Por lo tanto a día de hoy puedo decir, para alegría de unos y decepción de otros, que aun no ha llegado mi hora en Podemos y seguiré luchando por mejorar lo que no me guste. Porque ha llegado la hora del cambio, de un cambio real y de decir bien alto ¡¡SÍ SE PUEDE!! …sólo necesitamos creérnoslo y luchar por ello.

MSNoferini

volem i podem


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