Revista Literatura

René letona

Por Acalvogalan

RENÉ LETONA
Mencionado por:
Iñaki Echarte
Menciona a:
Antonio Gamoneda
Mercedes Escolano
Balbina Prior
Oscar Curieses
Aureliano Cañadas
Sonia Betancort
Aurelio González Ovies
David Fernández Rivera
Bio-bibliografía
Poeta, ensayista y traductor español nacido en Guatemala. Residente de Valladolid, vive en Madrid desde 1962. Doctor en Filología Hispánica por Universidad Complutense de Madrid. Su tesis de doctorado, aún inédita, versa sobre la obra en prosa de Gabriela Mistral. Trabajó como profesor ayudante en la Facultad de Letras de la Universidad de Valladolid donde efectuó estudios de Licenciatura en Filología Hispánica. Fue fundador, junto a Ramiro Lagos, del Centro de Estudios Poéticos Hispánicos que dirige actualmente el catedrático Octavio Uña. Es director de Hartz - Revista digital española de poesía.
Ha publicado: Ocho poetas hispanoamericanos en Madrid (1986), Doce en punto (1992), Fragmentos y monólogos (1999), además de artículos, ensayos y poemas en periódicos y revistas de España y América.
Declaración poética

Mi voz halla en el silencio su mayor nitidez. Si es dada al viento para calmar tempestades, la recoge la red del olvido que mejor sabe guardarla. La quiero desesperadamente dulce y heridamente inquebrantable.
Y esto me da vida, me hace persistir. Saber que agujereo el aire y que él mismo volverá a llenarse.
Pues todo se acabará, menos el olvido que llenes de amor. Y a quien me quiera tomar, hacer de mí lo que le mande su ilusión, no he de escucharle, sino sólo al ibseniano: “Sé tú mismo”.

Poemas
[1]
A Elena Andrés
Garúa en Madrid
y no Lima es,
ni Vallejo quien
se despide en
Madrid.
Ni jueves habrá,
aunque martes sí,
para ése que
parezca pedir
solamente bien
morir.
¡Ah gracia del mal
vivir!
***
[2]
No es este el verde de la vida
para ser descubierto.
No hay más desnudo
de tersa curva y esbeltez.
Ni verso puro
que palpite o se sienta estremecer.
Es verdad que los ecos vibran, aún lejanos:
el agua en borbotones dejar oír
por entre las espumas
su música feliz.
Pero no. Por más que el verde de las hojas
-pecíolos augures de otra edad-
vuelva a ser, no hay sino distancia.
El tiempo fue,
Quietud de ayer, de ahora y de después.
Y un vago signo, una casual
Mirada -¡oh verde vida, oh verso puro,
oh desnudo
terso!-, casi un
adiós.
***
[3]
No más equivalencia
que aquella de la hoja verde
entre una gota de agua
y el aire que la impulsa.
No más que aquella,
la del alma y su silencio,
la de la pregunta sin respuesta
o de la respuesta sin pregunta.
No más que la redoma.
Y mudo y solo quien atisba,
indaga y se confirma.


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