Revista Mundo animal

"Rengui"

Por Losperrosdelcamino

Ha pasado el tiempo, dicen que el tiempo todo lo cura.
Que mas quisiéramos que fuera así.


Cuando les conté la historia de Rengui, la perrita de raza poodle que exponiendo mi vida, me robé del medio de la autopista en la ciudad de Rancagua, estaba insegura conmigo,  aún no podía superar el tremendo sufrimiento al  que estuvo expuesta esta pequeña sin la ayuda de nadie.  Me pregunté varias veces,  ¿por que a mí? ...por que tenía que ser yo quien la salvara de una muerte segura. Hubo personas que me consolaron diciéndome que yo era su ángel, hoy lo pienso, y casi me lo creo.  De no haber sido por ese viaje a Rengo, por no pasar a Juan y Medio,  lo mas seguro que la habrían atropellado.   Rengui tenía en ese momento todas sus intenciones de suicidarse, ya no le quedaba motivo por que existir.   Me conformé, era mi destino, por algo será, y si es, ya está,  lo acepto e intento  pasar la prueba en las mejores condiciones posibles.
Sus profundas heridas comenzaron  de a poco a cicatrizar, los fuertes antibióticos empezaron a surgir efecto.

Su pelito empezó a salir,  la sarna se fue de su cuerpo. Las costras empezaron a caer.

Su mirada empezó a cambiar, ya no miraba un punto en el suelo, levantaba su cabecita para tomar sol, solo recordarlo me vuelvo a emocionar, la primera vez que la  vi que algo estaba cambiando en sus ojos tristes.
La vez anterior les conté que Rengui estaba en estado de desnutrición avanzado, tenía incontinencia urinaria y fecal.  Sugerencia veterinaria, hagala dormir.  A pesar de saber a lo que me exponía, preferí la vida antes de la muerte.

Fue difícil volver a empezar, empezar a dar los primeros pasos  con un perro extraño y necesitado en la manada, que a pesar de ser extraña, fue aceptada en las condiciones que venía, con su cuerpo lleno de heridas,  una infección urinaria fuerte, y para rematarla, sorda y coja.   Rengui no escuchaba, tenía sus oídos llenos de pus y tierra.
Pasaron los días, metele a cada rato alimento hasta que no diera mas de satisfecha, vitaminas, tratamientos de antibióticos recurrentes.  Trapos ivan, trapos venían para limpiar de inmediato por donde ella caminaba para evitar malos olores.  En ningún momento la discriminamos por su condición, todo lo contrario, nuestras manos suaves se apoyaban constantemente en su cabecita para darle seguridad.  Al cabo de unas semanas, tras de volverme loca limpiando diariamente sus oídos, volvió a escuchar, que alegría mas grande, no era sorda, hoy se sabe que ella es la Rengui, al son de escuchar su nombre, llega a volar donde la llaman.
Fueron días de educar, de enseñarla para que pudiera solita volver a sonreir con la ayuda de todos nosotros, una familia entera con  una tarea caótica cuando traia tanta tristeza de su vida en el abandono. Marcelo  se asombraba de que todo ese sufrimiento aun lo vivía en sus sueños cuando dormía a saltos.  De a poco se fue adentrando amistosamente con los perros dueños de casa, pausamente sin que nadie se diera cuenta se fue ganando a la Kitty, la perra mas viejita de mi jauría, acercarse a su cama, a dormir durante el día a su lado. Kitty como es sordita y ciega, aceptó ese calorcito en su espalda sin quejarse. Pasó a ser la dama de compañía.

Ya repuesta en su estado físico,  la llevé a esterilizar, pero antes no faltó el veterinario que exigió un certificado de, según él, el único médico neurólogo que podría dar la autorización para esterilizarla por su "problema de inscontinencia".  Supuestamente sin ese certificado nadie me la iba a esterilizar. Senti impotencia que mas que velar  por la salud de un perro, importara mas la consulta de un conocido. 

Rengui fue esterilizada, sin antes realizarle examenes neurológicos para ver su "problema", dando buenos resultados.  Mientras la operaban, aprovecharon para revisarle el problema de su patita trasera, optaron por sacarle el cayo que se le había hecho, dejando expuesta su herida.
Le costó aceptar que tenía una herida, y como no sentía, plop, se tiró los puntos. por suerte no eran muchos.  Gracias a Dios que todo fue bien hasta que cicatrizó. No le gustaba andar con collar isabelino, obvio, no le podía quitar la pelota a Rayo, y para que se quedara tranquila mientras tomaba sol, le dejaba la pelota a su lado.  Rengui volvió a tener infancia.
Pero la herida de su patita le ha costado volver a crear cayo, que le sirve como coraza para caminar y evitar dañarse. Para tratar que no camine con su patita al revés me he convertido en diseñadora de zapatitos para perros con el único fin de hacerle más facil su caminar, pero aún no hemos llegado al que mas se adecué, ya que Rengui se lo saca.
Por si conoces a un hortopedista de perritos, dejame el dato.
Cierto día que venía llegando a casa, es normal que luego de entrar el auto, se les abre la puerta para que todos salgan a saludarme, cuando de repente siento que alguien tira de mi pantalón como diciendo, y yo, aqui estoy. Casi me morí de la impresión cuando veo a Rengui haciendose un espacio para ella sola para que la saludara como a los demás. Fue increíble verla que a pesar de su discapacidad en una de sus patitas traseras, intentara mantenerse en pié con tal de obtener una caricia.  Desde ese día, todo el que llega a casa tiene que saludarla como a los demás, de lo contrario, Rengui no suelta falda, pantalón, zapato.
La inscontinencia de Rengui ha mejorado bastante, pero aún algo persiste.  Eso si, le encanta salir a pasear, ella es toda una señorita, acostumbrada a que la saquen con su correa, se le nota lo feliz que es hoy.

De a poco hemos ido descubriendo que  Rengui es un maravilloso mundo por conocer:
Le gusta que la acaricien, con un cepillo, que la peinen. Está acostumbrada a ir a la peluquería.
A pesar de su discapacidad de la patita, le encanta correr, y cuando quiere hacerlo mas rapido, corre en tres patas, con tal de quitarle la pelota a Rayo.
Le encantan los peluches, los trata como si fueran guaguas, los lava, juega con ellos, eso demuestra que fue madre quizás mas de una vez, tiene mucha paciencia, pero cuando se le acaba, ladra diferente.
Es obediente, aprende rápido, le encantan las galletas de huesitos.
La verdad que Rengui está apta para ser adoptada, ella necesita alguien que la acepté como está, que la pueda amar  como está, que pueda tener manos vacías para acariciarla mas seguido. Las mías casi siempre están ocupadas, y ella lo nota. Estoy segura que si llega ese alguien que la quiera adoptar, se va a enamorar de Rengui, y a cambio ella le dará todo su amor. Por mi parte estoy evitando ser egoísta, quiero darle una oportunidad donde ella pueda ser el centro de esa familia. Solo la daré en adopción a esa bondadosa persona que la acepté como está, sin olvidar que adoptar es un acto de amor.
Nosotros hemos hecho lo mejor que hemos podido rehabilitarla, le hemos devuelto la dignidad que un día  perdió en el abandono.  Tu también puedes ser parte de esta historia. Ahora de ti depende que Rengui pueda ser completamente feliz. Si crees que eres la persona indicada para adoptarla, por favor comunícate conmigo a [email protected]
Mírala aquí, asi es hoy Rengui, dale clic al video. En uno de sus paseos probando un zapatito, mientras RayoBoy gime por salir con ella.
Muchas gracias por compartir, por las intenciones de ayudar.

NO MAS ABANDONO DE PERROS
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