Revista Deportes
Después de transcurridos unos días de la derrota ante el Atco. Madrid me encuentro con una noticia publicada por ahí en la que al parecer nuestro entrenador muestra en su blog un tremendo enfado para con Diego Costa por su actitud antideportiva y marrullera en el partido pasado y en lo que lleva de carrera casi. No sólo molesto con esto, también se dedica a criticar al seno interno colchonero por defender a ultranza a su futbolista en vez de imponerle un castigo ejemplar, que bien podría ser...y esto lo digo yo....no volver a jugar contra los sevillistas.
Ahora bien.
Centrémonos en todo un poco.
Yo le diría primeramente a nuestro entrenador, el cual también dice que pudimos ganar el partido, que en ningún momento tuvimos opciones de ganar el partido por varios motivos deportivos que son los siguientes...El Atco. defendió de "cojones"...nosotros no supimos defender....El Atco. atacó con muchísimo peligro y supieron esperar su oportunidad para meterla y llevarse los puntos....nosotros atacamos bien en ocasiones pero sin saber aprovechar nuestra oportunidad como casi siempre. Los colchoneros nos manejaron a su antojo durante todo el encuentro y...... ¿por qué?. Porque son mejores, tienen mejor equipo y están a otro nivel diferente al nuestro en el que todo le sale y bien.
Esto en lo meramente futbolístico.
En el resto, le diría a nuestro entrenador que lleva razón cuando juzga a Costa pero también le pregunto ¿qué haría usted si lo tuviera en su equipo Emery?.
Seguramente le reiría las gracias y todo serían palmaditas en la espalda al acabar el partido por haber sabido sacar de quicio a los jugadores, entrenadores, presidentes y directivos del equipo rival y encima los tres puntos para la buchaca. O ¿no?.
Sí Emery. Estas cosas duelen cuando te tocan de frente, en caso contrario no importa un carajo a quien le toque y sino ahí está Competición para no sancionar lo sancionable y encima perdonar a lo Jesucristo.
Y ¿yo me voy a amargar con lo que hace o deja de hacer el Costa este?.
Pues no. Tengo cosas más importantes en las que llorar que leer sus tonterías de rabieta sin sentido.
Lo siento míster.