Renovación o corrupción

Impresentable.

Principalmente porque el Concejo tiene la responsabilidad de hacerle control político al Alcalde, aprobar el presupuesto total de la ciudad, además de proponer proyectos y aprobar los que presente la administración distrital.

Es decir, si el Alcalde funciona como el gerente de la ciudad, el Concejo de Bogotá representa la junta directiva de la capital. Un papel crucial.

Y lo que es claro es que el estado crítico de Bogotá se debe a varias Alcaldías que han brillado por sus desaciertos, pero también a unos Consejos que han resplandecido por los escándalos, la falta de trabajo y la falta de renovación en sus puestos.

El tema no promete mejorar con estas elecciones, ya que sin importar quién sea el Alcalde, la permanencia en el Consejo de funcionarios mediocres y acusados de corrupción parece ser una realidad.

De los 45 concejales que componen la entidad, 34 buscan su reelección en cuerpo propio, o ajeno, y de esos, cerca de 15 están investigados o sancionados por la Procuraduría por faltas graves.

Van algunos ejemplos.

La candidata del Partido Liberal, Luz Marina Gordillo, es la heredera del poder político del concejal de Cambio Radical, Darío Fernando Cepeda, investigado por lucrase con el Carrusel de la Contratación. (Ver Las nuevas revelaciones del carrusel de contratación en Bogotá)

Lo mismo pasa con la campaña de La U de Pedro Rojas, quien es cuota del exconcejal Andrés Camacho, del mismo partido, y quien se encuentra preso. O la candidatura de David Ballén también por La U, quien es cuota de José Juan Rodríguez de Alianza Verde, uno de los concejales inhabilitados por la Procuraduría y también preso por el escándalo del carrusel. (Ver Destituido exconcejal José Juan Rodríguez)

Una vergüenza.

Sobretodo porque pareciera que los herederos ni siquiera tienen que lanzarse por el mismo movimiento político, pero sí utilizando las mismas mañas, algunas incluso familiares.

Así lo está haciendo la también investigada concejal Liliana de Diago Guaquetá de La U, esposa del exconcejal Leo César Diago del Partido Liberal, famoso por copiar un proyecto de acuerdo de El Rincón del Vago, y quienes ahora catapultan a su hija Diana Diago Guaquetá por el Centro Democrático. (Ver Diago, ¿el concejal copietas.com?)

Los Diago son una familia de poder. Y de valores.

Al igual que parecen serlo los Mejía Báez que ahora tienen a Jimmy como candidato por el Partido Conservador, para reemplazar a su hermano Ómar en el Concejo, quien está acusado por la Fiscalía por supuestamente recibir 120 millones de pesos para evitar un debate de control político. (Ver Casa por cárcel para Ómar Mejía Báez)

Otro apellido que quiere quedarse en el Concejo es el de la familia Santiesteban Millán, esta vez pasando de Orlando, del Polo Democrático y acusado de trafico de influencias, a su hermano Pedro Javier por el Centro Democrático. (Ver Héctor Zambrano señala a implicados)

Los ejemplos de dar en sucesión el poder pese a los escándalos de corrupción siguen y siguen y afectan a todos los partidos. Pero eso no es lo único preocupante.

Los concejales del periodo saliente, repito, de los cuales se quieren reelegir más del 75%, se han caracterizado por una altísima ausencia a sus puestos de trabajo, es decir que se presentan para la toma de lista y se van, y por una mínima producción de normatividad productiva para la ciudad. (Ver Informe Concejo Cómo Vamos 2015-1)

Esto es alarmante cuando se entiende que el próximo Concejo tiene la responsabilidad de decidir sobre temas tan cruciales para la capital como el metro, el Plan de Ordenamiento Territorial, la recuperación del río Bogotá y la construcción de la ALO entre muchas otras cosas.

Algo tiene que cambiar.

Y el cambio empieza por no continuar reeligiendo a concejales que han hecho muy poco en esta administración, o premiando a sucesores de funcionarios que se dice inundaron al Concejo de mañas corruptas y dañinas para la ciudad.

@yohirakerman

Via:: Colombia