Este quinqué es la adquisición de mi último viaje a Francia, paraíso de anticuarios y de mercados de pulgas donde siempre se puede encontrar algún tesoro a un precio razonable.
A pesar de que el tubo de cristal se encontraba en perfecto estado, el cuerpo metálico necesitaba, sin duda, una buena limpieza y abrillantado.
Para limpiar, usé vinagre aplicándolo con una lana de acero bien fina para no rallar la superficie.
Pero para pulir y abrillantar el metal hay que usar un producto químico especial, de venta en droguerías y tiendas especializadas. Yo recomiendo el limpiametales de la marca Stark, ¡a mí me va fenomenal!. Con una lana de acero bien fina (0000) empapada en el producto, se frota la superficie a pulir a base de pequeños movimientos circulares. Cuando haya secado, se coge un trapo de algodón o una muñequilla limpia y se bruñe el metal para sacarle brillo. Hay que trabajar en círculos y frotar con energía hasta que el trapo a penas se tiña de negro.Para finalizar y proteger el metal, se aplica con un pincel una fina capa de tapaporos.
Este es el resultado final.
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