En el mundo de las finanzas corporativas, las tecnologías eólica, solar y biomásica podrían estar a punto de cruzar un umbral clave.
Cuando decidimos dónde invertir nuestro dinero, sopesamos el rendimiento potencial contra el riesgo. Las cuentas de mercado ofrecen un riesgo mínimo pero un rendimiento modesto, mientras que las acciones corporativas suelen producir rendimientos mucho más altos a costa de un mayor riesgo. Las corporaciones que están decidiendo dónde invertir grandes desembolsos de capital fundamentalmente sopesan los mismos factores, con una excepción importante: pocas veces se toleran bajos rendimientos esperados, porque actúan como un lastre para las ganancias y el crecimiento de la empresa.
En este contexto, ¿consiguen los proyectos de energía renovable pasar el límite como una inversión inteligente? La respuesta corta es: en el pasado, nunca lo han hecho. Durante muchos años, las empresas de servicios públicos, los grandes almacenes al pormenor, los fabricantes y otras empresas con altas demandas de energía han evitado las energías solar, eólica, y biomásica precisamente porque estas tecnologías eran demasiado caras, resultando ser una pérdida de dinero tanto a corto como a largo plazo. En lo que respecta a las energías renovables, cualquier retorno de la inversión se mide en función de la cantidad de dinero ahorrada en comparación con la que se habría gastado en las formas tradicionales de energía en un intervalo determinado de años. Si no hay ahorro, no hay retorno.
Sin embargo, durante la última década, los costes de las energías alternativas han bajado considerablemente. Actualmente, las energías solar, eólica y biomásica pueden ser más baratas que la energía de la red, cuando se consideran a largo plazo, y especialmente si se tiene en cuenta el cobro de incentivos federales y estatales. Los incentivos y el ahorro pueden calcularse como un rendimiento anual. Lo que significa que las empresas pueden volverse a preguntar: ¿son las energías renovables una buena inversión?
¿Un buen rendimiento? Pocas empresas pierden dinero al adoptar algún tipo de energía renovable, pero tampoco ganan mucho, según una encuesta de Environmental Leader realizada a cerca de 400 empresas que han adoptado la energía solar, eólica u otras fuentes de energías renovables.
Fuente: Mark McKie
La respuesta sigue siendo no. Después de todo, muchas empresas tienen estándares muy altos para lo que consideran 'bueno'. En el mundo de las finanzas corporativas, generalmente esto significa un rendimiento anual de entre el 20 y el 25 por ciento.
Sin embargo, en algunos casos, se están acercando. En una reciente encuesta realizada por la empresa de investigación Environmental Leader, una quinta parte de unas 400 empresas que han adoptado algún tipo de energía renovable, indicaron que habían conseguido un rendimiento de inversión del 15 por ciento o más (véase el gráfico). Eso significa que, por lo menos, el camino es el correcto. La otra noticia importante que se desprende de la encuesta es que, en realidad, pocas empresas perdieron dinero en este tipo de proyectos. Por lo menos, invertir en energías renovables ya no es un uso insensato de los fondos corporativos.
Una de estas empresas es UPS. Hace varios años, el gigante de 350.000 empleados estaba evaluando si las energías renovables tenían sentido financiero, según un estudio práctico de Environmental Leader. 'Ni la energía solar ni la eólica tenían un retorno de la inversión que interesara a nadie, pero la energía solar era más aceptable', recuerda Scott Wicker, vicepresidente de sostenibilidad e ingeniería de construcción de UPS.
Sin embargo, UPS tenía otras razones para continuar adelante; por ejemplo, quería reducir su riesgo de exposición al aumento de los precios de los combustibles fósiles. Lo que inclinó la balanza fue que los paneles fotovoltaicos eran más eficientes de lo que habían sido hasta el momento, lo que ayudó a reducir considerablemente el coste por vatio. Así que la empresa instaló paneles solares para alimentar una gran instalación en Palm Springs, California. Wicker asegura que la empresa está satisfecha con su modesto retorno de la inversión, pero al parecer no lo suficiente para desplegar la tecnología al resto de la empresa.
La experiencia de UPS y de otras empresas demuestra que la energía renovable debe superar no sólo uno, sino dos umbrales para ser ampliamente adoptada por las empresas. El primero ya se ha cruzado, la tecnología ya no es una mala inversión. Actualmente, se trata de superar uno más mediocre, muy similar a lo que le ocurre con las cuentas del mercado monetario a un inversor individual. Sin embargo, el umbral al que algunas empresas se están acercando es potencialmente aún más trascendental: que en algunos casos, las energías renovables se encuentran en la cúspide de lo 'bueno'. Si se consigue cruzar éste, la situación cambiará completamente.
Fuente: Technology Review (publicación del MIT)