Ayer moderé una mesa redonda (XX Congreso de Medicina de la Adolescencia) en la que intervenían cardiólogos de un prestigio incuestionable. Por orden de "aparición" actuó primero el Dr. Federico Gutiérrez-Larraya, Jefe de Cardiología Pediátrica del Hospital Infantil La Paz (Madrid) sobre "cardiopatías silentes en la adolescencia", en segundo lugar Jaume Casaldáliga, Jefe de Cardiopatías Congénitas del adolescente y del adulto del Hospital Vall d´Hebrón (Barcelona) y, por último, el Profesor Ramón Brugada del Hospital Universitario Dr.Trueta (Girona). Un "tridente" impresionanate. No quiero destacar a ninguno de ellos porque han estado a un nivel altísimo y comprensible para pediatras generales.
Sin embargo, los datos y reflexión que ha aportado el Dr. Casaldáliga. han sido demoledores. Cada año nacen entre 3.100-3.200 niños con cardiopatía congénita (CC) moderada o grave. En la década de los 70 del siglo pasado morían un 20% y ahora menos de un 5% por lo que en España hay más de 50000 niños con una CC. Antes más de la mitad no llegaba a adulto y ahora más del 85% lo hacen; eso significa que actualmente en el estado español hay más 100.000 -120.000 adultos con una CC y cada año 2.500 pacientes se añaden a ese grupo cada vez más amplio. Sorprendente, este número de enfermos no podrán ser atendidos porque no hay asistencia médica adecuada aunque entre un 40-55% necesitarán cuidados médicos de por vida y en un 25% tendrá que ser muy especializada. Los cardiólogos de adultos no quieren o no se atreven a tratar a este nuevo tipo de enfermos. La transición de adolescente a adulto será muy difícil para el enfermo con una cardiopatía congénita.
Los políticos dedicados a la sanidad se han de poner las pilas ya ...