Mañana Martes,
Aunque me gusta mucho pasar la tarde con mis niños, el martes es el día que más pereza me da: las extra-escolares me obligan a estar hora y media de pie mirando cómo mi hija pequeña hace fútbol mientras el mayor juega con algún amiguito en el patio.
Les quiero mucho y me encanta que hagan cosas que les gusten pero, sinceramente, esa hora y media se me hace eterna.
Por lo menos la semana pasada hizo bueno.
Como no había pegado ojo en toda la noche y hacía bueno, les avisé a los dos de que me iba a sentar en uno de los bancos del patio desde el que les podía ver tranquilamente mientras me daba un poco el sol.
Mereció la pena
Enseguida se acercó un grupo, con un bebé de carrito al que le empezaron a dar las frutas y algún otro que no llegaba a los tres años.
-¡Está precioso!- empezaron- ¿Vienes conmigo?, ¿te doy yo las frutitas..?
-Sí, está grande. Come muy bien y además es un bendito.¡No veas cómo duerme!
- Pues el nuestro nos da unas nochecitas…. Hoy no he hecho nada en el trabajo. No podía mantener los ojos abiertos.
- Ya, eso es lo peor. Nosotros lo pasamos también fatal con N… hasta que empezó a dormir del tirón.
-¡Ay, que vomita!- le corta- ¿me pasas una toallita? Las tengo en la bolsita de la silla.
- Toma. Estas son las mejores, yo también las cojo. Bueno, ¿qué plan para el fin de semana? ¿Barbacoa?
- Sí que va a hacer bueno pero tenemos que elegir bien el sitio, que no tenga coches para que los peques puedan jugar bien.
- Vamos a preguntar al resto que viene por ahí a ver qué les apetece.
- Bueno qué- dicen los recién llegados- ¿Al final va Iturraspe a la Selección o va Iraola?
-¡A saber! ¡estos no tienen ni p.. idea!
…
Y la conversación se fue por las ramas…
Sí, sí. Un grupo de ¡cinco aitatxus! (padres) hacían corro en el patio del cole hablaban de sus equipos de fútbol entre potitos de frutas, niños gateando y pequeños en extra- escolares.
Y desde luego que no era la primera vez que estaban allí. Se trata de varios padres que además de trabajar fuera de casa, acuden diariamente al colegio a buscar a sus hijos y pasar la tarde con ellos.
¿Quién ha dicho que no se puedan intercambiar roles?
Yolanda P. Luna