Este año, sin que sirva de precedente, me adelanto una semana a la fecha habitual en la que suelo publicar este resumen, por aquello de celebrar el vigésimo aniversario del blog. Que conste que semejante temeridad puede dejar fuera de la selección a algunas de las últimas obras del año, pero intentaré, como siempre, añadirlas luego si es el caso. Pero en lo que no cambio es en las advertencias: usen este listado bajo su responsabilidad. Es la expresión de un gusto personal hecho sobre la base de muchas lecturas, sí, del orden de 500 o más, pero que hoy en día son solo un ínfimo 10% del total de novedades publicadas. Es decir, una muestra sesgada por los prejuicios personales que uno tiene, que ya peina demasiadas canas y, por mucho que intente estar abierto a todo lo nuevo, no puede evitar caer en las neuras de abuelo Cebolleta. Seguro que me dejo cosas buenísimas fuera porque no las he leído o, peor, no he sabido apreciarlas. En cualquier caso, espero que les sea útil, aunque solo sea para compartir gustos, disgustos, filias y fobias.
Dicho esto, la verdad es que han salido tantas y tantas cosas buenas que esto de las listas se queda en anécdota: láncense sin vergüenza al disfrute pantagruélico, que tebeos hay para todos y todas, da exactamente igual de qué palo cojeen, seguro que hay uno perfecto para cada persona.
Y dicho eso, sin más dilación, mi lista de 45 (dejo 5 por si las moscas…) de la que, recuerden, el orden a partir de los 10 primeros es puramente circunstancial (y, si me apuran, también de la primera decena).
- Hierba, de Keum Suk Gendry Kim (Reservoir Books, traducción de Joo Hasun)
- Túneles, de Rutu Modan (Salamandra, traducción de Ayeleth Nirpaz y en catalán por Ed. Finestres, traducción de Eulàlia Sariola)
- La cuenta atrás, de Carlos Portela y Sergi Sanjulián (ECC cómics, en gallego por la misma editorial)
- Escucha, hermosa Marcia, de Marcello Quintanilha (Astiberri, traducción de Mercedes Vaquero))
- Dulce de leche, de Miguel Vila (La Cúpula, traducción de Inés Sánchez)
- Paracuellos 9, de Carlos Giménez (Reservoir Books)
- Saturnalia, de Manuel Gutiérrez y Manuel Romero (Cascaborra)
- Canción para hundir flores en el mar, de Oliver Añón (Bang)
- Breve historia del Robo Sapiens, de Ringo Yoto (Héroes de papel, traducción de Marc Bernabé)
- Diez mil elefantes, de Pere Ortín y Nze Esono (Reservoir Books)
- Nieve Roja, de Susumu Katsumata (Gallo Nero, traducción de Fernando Cordobés y Yoko Ogihara)
- La joven y la mar, de Catherine Meurisse (Impedimenta, traducción de Rubén Martín)
- Grip, de Lale Westvind (Apa Apa cómics)
- Soledad, de Tito (Cascaborra)
- Grito nocturno, de Borja González (Reservoir Books)
- Dragman, de Steven Appleby (Astiberri, traducción de Rubén Lardín)
- Chacales, de Nadia Hafid (Sapristi)
- La estirpe fracasada, de Elisa Riera (Astiberri)
- Historia de España, de Pedro Cifuentes (Despertaferro)
- Llévame contigo, de Anelli Fullmark (Blackie Books, traducción de Alba Pagán)
- Jolgorio, de Bretch Evens (Astiberri, traducción de María Rossich)
- Dog biscuits, de Alex Graham (Fulgencio Pimentel, traducción de César Sanche y Joana Carro)
- Todavía estoy vivo, de Roberto Saviano y Asuf Hanuka (Reservoir, traducción de Carlos Mayor)
- The nice house on the lake, de James Tynion IV, Álvaro Martínez Bueno (ecc, traducción de Bárbara Azagra)
- Baños de pleamar, de Isaac Sánchez (Dolmen)
- Melody, de Sylvie Rancourt (Autsaider)
- Flores rojas, de Yashuhiro Tsuge (Gallo Nero, traducción de Fernando Cordobés y Yoko Ogihara)
- Olot, de Jorge Alderete (Autsaider Cómics)
- Clase de actuación, de Nick Drnaso (Salamandra, traducción de Carlos Mayor, en catalán por Finestres con traducción de Montserrat Meneses)
- La pequeña genia, de Álvaro Ortiz (Astiberri)
- Bautismo, de Kazuo Umezz (Satori)
- El meteorito de Hodges, de Fabien Roché (Garbuix books, traducción de Montse Terrones)
- Un oso en Marruecos, de Ed y Lluc Silvestre (Andana Graphic)
- El fuego, de David Rubín (Astiberri, edición en gallego por Demo editorial)
- Una tarde con Himmler, de Alfons López (La Cúpula)
- Desilvestración, de Silvestre (Reino de Cordelia)
- Morgana, de Simon Kansara y Stéfane Fert (nuevo nueve)
- Blanco Humano, de Tom King y Greg Smallwood (ecc cómics)
- Loba boreal, de Núria Tamarit (La Cúpula)
- El meteorito somos nosotros, de Darío Adanti (Astiberri)
- La sala de los espejos, de Liv Strömquist (Reservoir Books, traducción de Borja Pagán y Alba Nerea)
- Seguir dibujando, de Coco (Mamut Cómics, traducción de Miguel Sánchez)
- La última comedia de Paolo Pinocchio, de Lucas Varela (La Cúpula)
- Los cuatro fantásticos. Círculo completo, de Alex Ross (Panini)
- Passer P. Malta, de Andrés Magán (Mamut Cómics)
Sin duda alguna, el tebeo del año es, a mi entender, Hierba, de Keum Suk Gendry Kim. Es imposible no sentirse conmocionado por su lectura, por la fuerza de su relato. La autora consigue trasladar un relato desconocido desde la contundencia de un recuerdo que se desvanece ya en la memoria, pero que hiere con solo sacarlo a la luz. Una obra extraordinaria, como lo es el Túneles, de Rutu Modan, que sabe abordar el conflicto de Oriente Medio desde una perspectiva que lo entronca con la propia historia de la humanidad a partir de una aventura de espíritu tintiniano. Modan consigue una de esas obras que se leen en un suspiro, pero luego dejan un poso que va haciendo camino. La cuenta atrás, de Carlos Portela y Sergi Sanjulián es una obra que ha tardado 20 años en completarse, los mismos que cumple la tragedia del Prestige, pero que no ha perdido un ápice de su fuerza. Su peculiar estructura narrativa, hacia atrás en el tiempo, permite buscar respuestas a un cúmulo de negligencias políticas, pero también a las miserias del ser humano con la naturaleza. Escucha, hermosa Marcia, de Marcello Quintanilha, nos lleva a Brasil con una explosión de color que solo hace que resaltar este relato de supervivencia y empoderamiento con la triste realidad de un país corrompido de fondo, pero que deja espacio para la esperanza.
Una de las grandes sorpresas del año es, sin duda, Dulce de leche, de Miguel Vila, que retira los filtros de Instagram para hacer una crónica visceral del enamoramiento que nos recuerda que la realidad humana no tiene nada que ver con lo que venden las canciones románticas. En Paracuellos 9, de Carlos Giménez cierra finalmente la que es, sin duda, la mejor obra del cómic español y, posiblemente, una de las mejores del cómic mundial. Y lo hace con contundencia, con un relato que evita la estructura episódica para, por fin, hacer un largo recorrido por todos los personajes de la serie, resumiendo a la perfección una obra magistral. Los autores de Goya. Saturnalia, Manuel Gutiérrez y Manuel Romero, son debutantes, pero su obra se cuela por derecho propio en los puestos más altos con una atrevida reflexión sobre la creación a través de la vida del pintor aragonés. Canción para hundir flores en el mar, de Oliver Añón es un fascinante poema gráfico que bucea en la memoria desde los recuerdos apenas esbozados.
Nada más leer Breve historia del Robo Sapiens, de Ringo Yoto, me vino a la cabeza esa capacidad de evocación melancólica del futuro que Bradbuty bordó en las Crónicas Marcianas. Sin duda, un relato canónico en lo robótico, pero subyugante en lo reflexivo. Diez mil elefantes, de Pere Ortín y Nze Esono es otra de las grandes sorpresas del año, ahondando en un episodio de nuestro pasado histórico que parece querer ser olvidado: el colonialismo español fue una realidad y Ortín y Esono consiguen una reflexión brillantísima. La editorial Gallo Nero sigue con su recuperación de clásicos y toca turno a Susumu Katsumata y su Nieve Roja, con historias rurales que se alejan del trasfondo urbano habitual del gekiga para explorar la convivencia entre la supervivencia y las creencias. De nuevo, Catherine Meurisse consigue una brillante exploración del papel del arte en la vida en La joven y la mar, tomando ahora el arte oriental como escenario de sus reflexiones.
Grip, de Lale Westvind es pura fuerza y vitalidad, una reescritura del mito superheroico que se hace consciente de su naturaleza proletaria y en conexión con la naturaleza. Alucinante. Por fin se edita al completo en España una de las obras claves de nuestra memoria histórica en cómic, Soledad, de Tito, que parte de la España vaciada para encontrar cómo la guerra creó sus propias dinámicas subterráneas en la sociedad española. Con Grito nocturno, Borja González reinventa las fábulas de brujas desde una poética de la modernidad urbana, mientras que Steven Appleby reescribe por completo el género de superhéroes en Dragman como parábola de un género que no necesita esconderse tras un disfraz. Chacales, de Nadia Hafid, es la consolidación de esta autora como una de las más importantes e interesantes de nuestro cómic, al igual que La estirpe fracasada demuestra que Elisa Riera tiene una voz propia y afilada con una extraordinaria sátira postazconiana de nuestra realidad cotidiana a la que, me temo, se le ha dado poco reconocimiento.
Ya me hubiera gustado a mí tener un profesor como Pedro Cifuentes y un libro de texto como Prehistoria de la Península Ibérica. Historia de España, constatación del valor del cómic en el aula. Llévame contigo, de Anelli Fullmark, es una maravillosa aproximación al amor maduro que ha olvidado las pasiones para encontrar otras formas de amar.
En Jolgorio, Bretch Evens vuelve a demostrar su inmensa capacidad para transmitir sentimientos y sensaciones con un uso único del color y la narrativa, hipnóticos. El mejor relato del confinamiento lo hace, sin duda, Alex Graham en Dog biscuits, desde un undergound renovado para los tiempos de las redes sociales. Todavía estoy vivo, de Roberto Saviano y Asuf Hanuka es el durísimo relato de la situación en la que vive el periodista italiano perseguido por la mafia, brillantemente adaptada por Hanuka con su peculiar estilo. Sin duda, uno de los tebeos de terror del año es The nice house on the lake, de James Tynion IV, Álvaro Martínez Bueno, que a falta de leer su conclusión han conseguido construir un magnético escenario desde la clásica reunión de personajes en un espacio cerrado del que deseas saber más a cada entrega.
Con Baños de pleamar, Isaac Sánchez aprovecha sus recuerdos para llevarnos a esa época de playas de verano en familia. Autsaider recupera un clásico del underground, Melody, de Sylvie Rancourt, todo un referente, desconocido por estos lares, que recuerda la realidad de una sociedad que no puede aspirar a más que sobrevivir cada día. Flores rojas, es una nueva entrega de historias del indispensable Yashuhiro Tsuge, que se aleja de sus temas habituales para buscar acomodo en las leyendas cotidianas de Japón. Por su parte, en Olot Jorge Alderete encuentra en un pequeño pueblo de la Garrocha gerundense un lugar precisamente para construir las nuevas leyendas que se nutren de lo esotérico pasado por el tamiz de lo mediático. Clase de actuación, es una nueva incursión de Nick Drnaso en el simulacro que es nuestra vida, encontrando en la actuación una metáfora de nuestro comportamiento diario. La pequeña genia, es una absoluta genialidad -valga la redundancia- de Álvaro Ortiz, que se mete en el comic infantil con un desparpajo envidiable que te convierte instantáneamente en un lector de 10 años. Por fin se siguen publicando nuevas obras de Kazuo Umezz gracias a Satori, que nos trae la inquietante reflexión sobre la imagen personal y la apariencia de Bautismo. El meteorito de Hodges, de Fabien Roché, parte de un relato real para desarrollar una contundente reflexión sobre una realidad que se construye desde la representación mediática. También desde la realidad nace Un oso en Marruecos, donde Ed pone dibujos al trabajo de Lluc Silvestre en ese país, en un delicioso relato sobre el choque cultural. El fuego, nos devuelve a ese David Rubín que es pura fuerza narrativa, pasión desatada desde una mirada catártica e íntima que se esconde tras el apocalipsis. Alfons López vuelve al mundo de Bruguera con la delirante Una tarde con Himmler, que mezcla sin problemas a los clásicos de Vázquez, Conti o Cifré con el marxismo más maravillosamente absurdo, el de los hermanos Marx, sin olvidar la crítica feroz al franquismo. En Desilvestración, Federico del Barrio vuelve a demostrar su infinita capacidad para deconstruir el lenguaje del cómic y extraer sus elementos esenciales. Morgana, de Simon Kansara y Stéfane Fert es una interesante reescritura del mito artúrico que devuelve a los seres humanos su poder. No tengo duda alguna de Tom King es uno de los guionistas más interesantes del mainstream actual: su aproximación a Blanco Humano junto a Greg Smallwood lleva a los personajes de la LJI a un clásico de los años 50. Con Loba boreal, Núria Tamarit se apropia de London demostrando que su estilo es plástico y adaptable desde una personalidad propia desbordante. Darío Adanti se erige en un Carl Sagan moderno en El meteorito somos nosotros, excelente libro de divulgación sobre el terrible problema que supone para la humanidad el cambio climático.