Con casi 5000 (o más) novedades publicadas al año, hacer un listado de “lo mejor del año” es una utopía. De normal, no hace falta decirlo, cualquier lista no es más que la expresión de un gusto particular, pero con semejante avalancha de títulos publicados, es tan solo la expresión de una mínima parte de lo que se puede haber leído. Creo que este año puedo haber leído, entre novedades y reediciones (que cuento como lectura, aunque sea de otros tiempos), unos 500 de los títulos publicados. Apenas un 10%, una muestra sin significancia estadística, que dicen los matemáticos. Así que pongamos la tirita antes de la herida: tomen la selección de 50 obras publicadas este año que traigo como lo que es, la expresión de un gusto personal limitado a las lecturas que he podido hacer este año.
Dicho eso, algunas consideraciones: vaya por delante que el mejor cómic publicado este año entra dentro de la sección de clásicos que complementará en breve esta lista. La edición que ha hecho La Cúpula de Krazy Kat es la mejor que he visto jamás. Y puedo dar fe de que he visto muchas. El cariño puesto en la restauración de los materiales, en la calidad de la reproducción… Es absolutamente inalcanzable. A lo que hay que añadir la traducción de Rubén Lardín, que consigue salir con éxito del envenenado regalo de traducir la obra de Herriman, una labor imposible que solo se puede lograr desde el profundo entendimiento de la naturaleza poética que subyace tras Krazy Kat.
Segunda consideración: vaya año de obras nacionales. De este listado, la mitad es de autoría patria. Lo nunca visto en los casi 20 años que voy haciendo estas selecciones. Pero no es solo que la cantidad sea elevada, es que la calidad es extraordinaria: obras como Por culpa de una flor, El abismo del olvido, Ronson o El cielo en la cabeza entrarán por derecho propio en futuros listados de los mejores tebeos de la historia del cómic español. Al tiempo.
Y sin más, la lista de los 50 tebeos de este año de La Cárcel de Papel. (Recuerden, los 10 primeros más o menos están ordenados, los 40 restantes pueden tener cualquier orden)
- Por culpa de una flor, de María Medem (Apa Apa Cómic)
- El abismo del olvido, de Rodrigo Terrasa y Paco Roca (Astiberri)
- Ronson, de César Sebastián (Autsaider)
- El cielo en la cabeza, de Antonio Altarriba, Sergio García, Lola del Moral (norma Editorial)
- Contrition, de Carlos Portela y Keko (Norma Editorial)
- Mónica, de Daniel Clowes (Fulgencio Pimentel, traducción de Alberto García Marcos y César Sánchez)
- El pájaro y la serpiente, de Borja González (Reservoir Books)
- Hecha a sí misma, de Alicia Marín (Aristas Martínez)
- Cornelius, de Marc Torices (Apa Apa Cómic)
- Aquí hay avería, de Lorenzo Montatore (ECC)
- Alison, de Lizzy Stewart (Errata naturae, traducción de Regina López)
- La memoria herida, de Tito (Cascaborra)
- La playa más bonita del Norte, de Sun Bai y Lucas Burtin (Fulgencio Pimentel, traducción de César Sánchez))
- Frankenstein, de Sandra Hernández (Bang Ediciones)
- El cuerpo de Cristo, de Bea Lema (Astiberri)
- Walicho, de Sole Otero (Salamandra Graphic)
- El gran vacío, de Léa Murawiec (Salamandra Graphic, traducción de Regina López; Ed. Finestres, traducción de Marta Marfany)
- Lubianka, de Felipe Hernández Cava y Pablo Auladell (Norma Editorial)
- Qué, de Max (Salamandra Graphic, Finestres)
- Roaming, de Jillian y Mariko Tamaki (La Cúpula, traducción de Rubén Lardín)
- Planeta, de Ana Oncina (Planeta)
- Patos, de Kate Beaton (Norma editorial, traducción de Gemma Moraleda)
- El Museo, de Jorge Carrión y Nadar (Norma)
- Tokyo día a día, de Taiyo Matsumoto (ECC)
- Querido Callo, de Aline Kominsky-Crumb (Reservoir Books, traducción de Montse Meneses)
- El placer de la renuncia, de Keiler Roberts (Alpha Decay, traducción de Alberto García Marcos)
- La espera, de Keum Suk-Gendry Kim (Reservoir traducción de Joo Hasun)
- El libro de las bestias, de Pep Brocal (Bang Ediciones)
- Tiburón Blanco, de Genie Espinosa (Sapristi)
- Anamnesis, de Santiago Valenzuela (Astiberri)
- Hypericon, de Manuel Fior (Salamandra, traducción de Regina López)
- La Sangre de la virgen, de Sammy harckahm (Fulgencio Pimentel, traducción de Cesar Sánchez)
- Goodbye Eri, de Tatsuki Fujimoto (Norma Editorial, traducción de Marta Moya)
- Elia, de Fermín Solís (Reservoir Books)
- Ruido, de Antonio Hitos (Astiberri)
- Vulnerable, de Geneviève Castrée (Astiberri, traducción de Rubén Lardín)
- Ideal estandarizado, de Aude Picault (Garbuix Books, traducción de Montse Terrones)
- Neocaos, de Pere Joan (Autsaider Cómics, Disset)
- Mujer, vida y libertad, de VVAA (Reservoir Books)
- Atraviésame, de Andrea Ganuza (Autoedición)
- María la jabalina, de Miguel Ángel Giner y Cristina Durán (Astiberri)
- X-celentes, de Peter Milligan y Mike Allred (Panini)
- La última cena de los veteranos, de Carlos Giménez (Reservoir Books)
- Ultrasound, de Conor Stechschulte (libros Walden, traducción de Manuel Moreno)
- El viaje de Shuna, de Hayao Miyazaki (Salamandra Graphic, traducción de Daruma)
- Unboxing Pandora, Fabio Pia, (Grafito, traducción Yolanda Dib)
- Rosas que nacen del Pandemonio, de Nami Sasou (Fandogamia Editorial, traducción de Luis Alís)
- No Sleep Till Shengal, de Zerocalcare (Reservoir Books)
- La balada del norte 4, de Alfonso Zapico (Astiberri)
- ¡Por Tutatis¡, de Lewis Trondheim (Astiberri, traducción de Rubén Lardín)
BONUS: Narrar lo invisible, de Sergio Arredondo (https://narrarloinvisible.com/)
La lectura de Por culpa de una flor, de María Medem (Apa Apa Cómic) ha sido, sin duda, una de las más gratificantes de este año. Medem logra trasladar al papel una experiencia sinestésica total: sonidos, música, olores… Las sensaciones brotan sin parar en cara página de este ejercicio de poesía visual donde trazo, composición y cromatismos se entrecruzan para crear una lectura fascinante. Un cómic que no se acaba nunca y que requiere mil y una lecturas. Igual que El abismo del olvido, de Rodrigo Terrasa y Paco Roca (Astiberri), una obra contundente y brutal, una reflexión sobre una sociedad construida sobre el olvido que no admite apelación alguna: reivindicar la memoria de los asesinados es la única forma de cerrar heridas, de poder avanzar como colectivo. También la memoria es el objeto de Ronson, de César Sebastián (Autsaider), que nos lleva de la mano de viejas fotografías en blanco y negro a una España rural construida a golpe de recuerdos, quizás reales, o quizás no, porque la memoria es tan solo una forma de estar a gusto con nuestro pasado, aunque sea maquillado convenientemente. También brutal es El cielo en la cabeza, de Antonio Altarriba, Sergio García, Lola del Moral (norma Editorial): una historia que duele al leerla, recordándonos a cada página que no miramos donde debemos cuando se habla del drama de la inmigración porque es un problema que también nosotros hemos creado. Contrition, de Carlos Portela y Keko (Norma Editorial) surca un camino similar: obligarnos a ver la podredumbre que escondemos debajo de la alfombra de nuestra sociedad ideal, a reflexionar sobre la hipocresía de una justicia construida sobre la redención sin creer en ella. Mónica, de Daniel Clowes (Fulgencio Pimentel, traducción de Alberto García Marcos y César Sánchez) es una compleja introspección en el pasado en la que el autor combina magistralmente la historia del cómic con su propia trayectoria para crear una sorprendente reflexión sobre cómo construimos nuestro pasado. En El pájaro y la serpiente (Reservoir Books), Borja González sigue explorando con brillantez esa particular incursión poética en los territorios de lo fantástico desde una mirada actual y moderna subyugante. Hecha a sí misma, de Alicia Marín (Aristas Martínez), es una divertidísima y corrosiva mirada a esta sociedad nuestra de hipercapitalismo de carajillo, machista y emperrada en caer en sus mismos errores una y otra vez. Cornelius, de Marc Torices (Apa Apa Cómic) es una incursión en un mundo surrealista donde ficción y realidad pierden sus límites para crear un mundo propio imposible de definir, en el que solo es posible dejarse llevar maravillado por la estrañeza. Aquí hay avería, de Lorenzo Montatore (ECC) esconde tras su estilo seguidor de los grandes de la Generación del 27 un aterrador descenso a la autodestrucción de la adicción. Alison, de Lizzy Stewart (Errata naturae, traducción de Regina López) es una dolorosa inmersión en una relación tóxica, donde la desigualdad se traduce en mecánicas de control.
Por fin se publica en España Soledad. La memoria herida, de Tito (Cascaborra), posiblemente una de las mejores aproximaciones a las heridas que dejó la guerra civil española en los pequeños pueblos, en las gentes que se vieron arrastradas a la locura del horror. La playa más bonita del Norte, de Sun Bai y Lucas Burtin (Fulgencio Pimentel, traducción de César Sánchez) es una hermosa historia de ciencia-ficción que demuestra la plasticidad de un género donde la melancolía puede mezclarse con una poética delicaadaade trazo. En Frankenstein (Bang Ediciones), Sandra Hernández da la vuelta a la fundacional obra de Shelley para aportar nuevas y sugerentes lecturas al mito, que permiten aumentar todavía más su riqueza y grandeza. El cuerpo de Cristo, de Bea Lema (Astiberri) habla de la enfermedad mental a corazón abierto, desde una experiencia personal que es mostrada desde una original forma orgánica. Walicho, de Sole Otero (Salamandra Graphic) nos devuelve el género de brujería desde una mirada feminista y actual, con humor e inteligente ironía. El gran vacío, de Léa Murawiec (Salamandra Graphic, traducción de Regina López; Ed. Finestres, traducción de Marta Marfany) es una brillante reflexión sobre la identidad personal en los tiempos de las redes sociales. Con Lubianka (Norma Editorial), Felipe Hernández Cava y Pablo Auladell firman una inapelable denuncia de los totalitarismos, pero también una profunda reflexión sobre el mal anidado en el corazón humano. Qué, de Max (Salamandra Graphic, Finestres) es una demolición feroz (y divertidísima) del viaje iniciático, del mito y de lo que se ponga en su camino. Roaming, de Jillian y Mariko Tamaki (La Cúpula, traducción de Rubén Lardín) es una celebración de la amistad y la diversidad desde la libertad. Planeta, de Ana Oncina (Planeta) es un relato de ciencia-ficción diferente, que explora las relaciones en un entorno futuro extrañamente actual. Patos, de Kate Beaton (Norma editorial, traducción de Gemma Moraleda) aprovecha la reflexión autobiográfica para hacer una denuncia de los problemas medioambientales que genera la industria, pero también los profundos dejes machistas que arrastra. El Museo, de Jorge Carrión y Nadar (Norma) es una atractiva aproximación al papel del museo desde la propia indagación sobre las posibilidades del lenguaje del cómic. En Tokyo día a día (ECC), Taiyo Matsumoto vuelve a sorprender con su particularísima mirada a las relaciones humanas, esta vez desde el propio mundo del manga.
Querido Callo, de Aline Kominsky-Crumb (Reservoir Books, traducción de Montse Meneses) es todo un clásico, un monumento a la irreverencia underground desde el feminismo militante de su autora. El placer de la renuncia, de Keiler Roberts (Alpha Decay, traducción de Alberto García Marcos) es una nueva entrega de esta singular trayectoria autobiográfica que pone en valor las pequeñas cosas de cada día, los detalles cotidianos que pasan desapercibidos. La espera, de Keum Suk-Gendry Kim (Reservoir traducción de Joo Hasun) es una nueva obra que deja sin palabras al lector ante la sencillez y facilidad con la que la autora se introduce en temas complejos y delicados. El libro de las bestias, de Pep Brocal (Bang Ediciones) es una gozosa adaptación del clásico de Llull en la que Brocal actualiza el relato desde una mirada moderna, pero profundamente respetuosa. Tiburón Blanco, de Genie Espinosa (Sapristi) presenta una forma diferente de abordar la pérdida desde las tradiciones, con una modernidad gráfica deslumbrante. Era esperada la vuelta de Torrezno: Anamnesis, de Santiago Valenzuela (Astiberri) mantiene el interés y calidad de una de las mejores sagas del cómic europeo. En Hypericon (Salamandra, traducción de Regina López), la delicada narrativa de Manuel Fior crea una sutil relación entre el amor y la historia del antiguo Egipto. La Sangre de la virgen, de Sammy Harkham (Fulgencio Pimentel, traducción de Cesar Sánchez) es un arriesgado trabajo que parte de la realidad del rodaje de una película para explorar las relaciones humanas. Goodbye Eri, de Tatsuki Fujimoto (Norma Editorial, traducción de Marta Moya) aporta una sugerente variación a la reflexión sobre las redes sociales y nuestra vida registrada. Elia, de Fermín Solís (Reservoir Books) es un canto a la diversidad y la amistad desde esa personal sensibilidad de Solís. Ruido (Astiberri) sigue la exploración formal que Antonio Hitos comenzó en sus anteriores obras, planteando cada paso como un reto. Vulnerable, de Geneviève Castrée (Astiberri, traducción de Rubén Lardín) es una de esas obras que te deja sin palabras, imposible no empatizar y sentirse arrastrado a la emoción con la que esta autora, trístemente fallecida, abordaba su complicada vida.
Ideal estandarizado, de Aude Picault (Garbuix Books, traducción de Montse Terrones) es una inteligente reflexión sobre las relaciones en una sociedad que ha dejado atrás los prejuicios y moralismos. Neocaos, de Pere Joan (Autsaider Cómics, Disset) es un original y diferente ensayo sobre la locura urbanística y sus consecuencias. Mujer, vida y libertad, de VVAA (Reservoir Books) no puede lanzar un mensaje más contundente sobre la situación de la mujer en el mundo árabe. Atraviésame, de Andrea Ganuza (Autoedición) es puro arrebato, orgánico y visceral, que se mueve entre lo poético y lo reivindicativo. María la jabalina, de Miguel Ángel Giner y Cristina Durán (Astiberri) recupera la figura de esta mujer desde un durísimo alegato contra la guerra y el machismo. En X-celentes (Panini), Peter Milligan y Mike Allred vuelven a su osado grupo de mutantes para demostrar que el género permite la sátira más ácida del mundo actual. La última cena de los veteranos, de Carlos Giménez (Reservoir Books) es la dolorosa conclusión de Los Profesionales, una obra maestra del cómic español. Es imposible quedarse indifirente con el Ultrasound, de Conor Stechschulte (libros Walden, traducción de Manuel Moreno), género que va mutando y haciendo imprevisible qué pasará en la siguiente página. De una belleza aplastante, El viaje de Shuna (Salamandra Graphic, traducción de Daruma) destila todas las constantes de la obra de Hayao Miyazaki. Unboxing Pandora, Fabio Pia, (Grafito, traducción Yolanda Dib) revisa la mitología desde una perspectiva fresca y atractiva, con un trabajo gráfico abrumador. Rosas que nacen del Pandemonio, de Nami Sasou (Fandogamia Editorial, traducción de Luis Alís) nos acerca a la realidad cotidiana de la creación del Shojo manga de los años 70. En No Sleep Till Shengal (Reservoir Books), Zerocalcare vuelve a demostrar su demoledor pulso a la hora de denunciar las terribles realidades que se viven en este planeta. La balada del norte 4, de Alfonso Zapico (Astiberri) es la conclusión de una saga fundamental para entender nuestra historia. ¡Por Tutatis¡, de Lewis Trondheim (astiberri, traducción de Rubén Lardín) es, de lejos, la mejor versión de Astérix y Obélix que se ha hecho tras la muerte de sus creadores.
Y un bonus: el sorprendente webcómic Narrar lo invisible, de Sergio Arredondo (https://narrarloinvisible.com/) , toda una demostración de que todavía es posible experimentar con el lenguaje de la historieta.