Bueno, pues con esta van 438 entradas en los cuatro años de vida del blog. Y la dedicaré a explicar que voy a reformular KindleGarten para poder continuar adelante con él. Porque se trata de equilibrar costes y beneficios, replantear objetivos y redefinir principios. Vamos, hacerse las famosas Seis Preguntas.
Hace menos de tres meses del cuarto aniversario, y no merece la pena repetir cosas que ya están dichas, así que haré un resumen sucinto:
El blog está en una relativa buena forma. Recibe entre 33.000 y 35.000 visitas mensuales, tiene bastante visibilidad y, dentro de su alcance, incluso un cierto prestigio. No puede competir en las grandes ligas pero tampoco es un perfecto desconocido. He visto entradas compartidas y enlazadas por distintos lugares de Internet, y párrafos copiados (o transliterados) con garbo y salero. Digamos que es cabeza de ratón y le faltan un par de grandes pasos para ser cola de león.
Peeeeeero...
Tiene un porcentaje de rebote altísimo. Ahora mismo, un 86%. El blog produce rechazo a los lectores.
Y casi todas las visitas se concentran en unas pocas entradas. Que, como ya expliqué alguna vez, coinciden con lecturas escolares obligatorias.
Conclusión: los contenidos del blog no son interesantes / no son atractivos / no son de calidad / una combinación de las anteriores.
Lo cual no me importaría si no fuese porque...
Escribir y mantener KindleGarten supone mucha dedicación y un esfuerzo considerable. Con el tiempo que le he dedicado durante estos cuatro años me podía haber preparado una oposición, estudiado un máster o un postgrado, o ejercido cualquier tarea remunerada que pagase facturas.
Y ese esfuerzo no se refleja, en muchos casos, en la receptividad del público. Siempre he intentado que las reseñas de libros fuesen amplias y completas, sobre todo cuando son envíos editoriales, y no pocas veces empleo varias horas en escribir una reseña que después tiene cincuenta o sesenta visitas durante las primeras tres semanas, y que ni la propia editorial ayuda a difundir.
Que es otro tema interesante. He llegado a juntar ocho libros encima de la mesa para reseñar, y sacado tiempo de donde se podía para leerlos y tenerlos reseñados cuanto antes, en unos plazos -autoimpuestos, no responsabilizo a nadie más- que contravenían mi manifiesto Slow Blogging y que llegaron a provocarme ansiedad. Más ansiedad de la que ya tengo por mí mismo, quiero decir.
Que lo que era una afición y una diversión se convirtió en otra fuente más de estrés. Pues vaya.
Y todo con beneficio económico cero. Debí sospechar que algo estaba haciendo mal cuando una persona del mundo editorial, durante una presentación, tras comentarme que le gustaba mi blog y preguntarme a cuánto cobraba las reseñas, levantó una ceja (o las dos, me falla la memoria) cuando le respondí que no cobraba nada.
Cobras el libro gratis, diréis. Vale, pero los libros gratis no lo son tanto si calculas las horas-persona que implica leerlos y reseñarlos. No sale a cuenta. A menos que tu reseña sea la sinopsis del libro, uno o dos párrafos de "Opinión personal" y una puntuación del 1 al 5. O ni te leas el libro. Pero eso es otra guerra.
Que beneficios de otro tipo me ha dejado muchos, no me entendáis mal. Enumero: Amigos, contactos, oportunidades de colaborar en otros medios, networking, conocimiento del mundo editorial...
De todo esto hay un único responsable: Yo. Por puro desconocimiento del medio, ignoraba que a la mayor parte del público no le interesan ni lo más mínimo las reseñas, sino los libros. Los libros como objeto físico, para ver y admirar. Y, sencillamente, en un mundo de bookstagrammers y vídeos de unpackings no hay sitio para mí.
En resumen: KindleGarten es el resultado de la inexperiencia y de la falta de planificación. De no establecer unos objetivos desde el principio ni una estrategia para conseguirlos. De no tener claro desde el inicio si iba a evolucionar a un proyecto profesional que pudiese monetizarse, ni de qué manera se haría, ni en qué plazo. De ir improvisando y haciendo cambios de rumbo sobre la marcha. De no haberse hecho, en su debido momento, las Seis Preguntas. Y ahora es tarde.
Cabe, eso sí, repensar y reflexionar. Algo en lo que llevo un par de meses, y que implica:
- Dedicarle menos tiempo y atención al blog, reduciéndolos al mínimo necesario para que la relación coste/beneficio -entendida en términos de horas/persona invertidas en él- sea más alta y rentable que en la actualidad.
- Filtrar los libros para reseñar y quedarse con las editoriales implicadas que cuidan a los blogueros.
- Siempre que el contenido no lo exija, textos más breves y sencillos. La mayor parte de las visitas ya vienen de dispositivos móviles en los que no resulta cómodo leer ladrillos.
Hay una última razón para este rethinking: cierto problema de salud. Nada grave, solo una cuestión de espalda. Pero requiere atención, cuidados y tiempo para hacer ejercicio. Y estar sentado muchas horas no ayuda.
Y esta es, en conclusión, la reflexión con la que espero abrir una nueva etapa del blog, superada la tentación -que la tuve- de cerrarlo, y considerando todo lo vivido hasta ahora como una bonita etapa de aprendizaje a base de ensayo y error. Muchos errores, pero algún acierto también. Menos, pero alguno.