Bienvenidos a bordo de ‘Titanic. The Exhibition’
NEVER AN ABSOLUTION
‘Titanic. The Exhibition’ propone un viaje sensorial, donde la emoción viaja de popa a proa, de primera a tercera clase. Una experiencia imprescindible sobre la tragedia marítima más famosa de la historia. Una visita cuya intensidad y emocionante narración sobre la verdadera historia del Titanic, el buque de los sueños, ensimismará y entusiasmará a grandes y pequeños. | Por Cristina Hernández. Fotografías por Gonzalos Contreras / © Musealia.
James Horner compondría la gloriosa banda sonora de ‘Titanic’ (1999), la galardonada película dirigida por James Cameron y protagonizada por Leonardo DiCaprio y Kate Winslet. Estos temas sonorizan la narración del guía personal de todo viajero que se sube a bordo de esta conmovedora travesía, cuya emotividad combina con la historia del famoso transatlántico británico protagonista de esta impresionante muestra. A través de una experiencia cargada de intensidad y emoción, cada visitante se convierte en uno de los pasajeros del fatídico viaje inaugural del más imponentes de las naves hasta ese momento.
Lo llamaron el buque de los sueños, porque anhelos y aspiraciones marcaban el porvenir de muchas de las personas que se embarcaron en este barco con destino Nueva York, una ciudad en la que pretendían empezar de cero y optar a nuevas oportunidades. La verdadera historia del Titanic es la historia de las 2207 personas que viajaban a bordo, el equipaje más caro que transportaba el barco, y esto es lo que rescata esta pericia que nos trasladada a la noche del 14 al 15 de abril de 1912, a un hecho que no podremos ver ni tocar, pero algo que ‘Titanic. The Exhibition’ insta a sentir.
El Fernando Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa (Madrid) se convierte en el puerto en el que se ancla la fascinante exhibición itinerante más visitada del mundo. Noventa minutos de un cuidado viaje cargado de sentimentalismo y humanidad con el que conocer cómo era la vida a bordo del más lujoso trasatlántico de todos los tiempos, pudiendo recorrer un pasillo de primera clase, observar los camarotes de tercera o tocar un auténtico iceberg y sentir en su piel cómo el frío puede quemar en segundos.
100 años después de su hundimiento, del naufragio del “buque insumergible” podemos ser testigos de una muestra que reúne unos doscientos objetos originales, algunos de los cuales se exponen por primera vez, desvelando al público historias desconocidas, y escuchar testimonios reales que intensifican el poder erizante de ‘Titanic. The Exhibition’, que invita a reflexionar sobre la rapidez de la creación de mitos y leyendas.
Primera parte: Bienvenidos a bordo
El origen del Titanic y las mentes que lo hicieron realidad. Durante este primer tramo del trayecto nuestro guía nos pone en situación, contextualizando año, climatología, epicentro geográfico y personajes, haciendo uso del gran apoyo visual que la muestra establece. Punto por punto, el visitante se pondrá al tanto de que Lord William Pirrie es la persona que soñó e ideó un plan que que haría realidad la creación de un tridente de navíos de gran embergadura que formarían el Olimpic, el Titanic u el Gigantic, - este último acabaría rebautizado como el Britanic-. Un pensamiento comentado durante una cena veraniega a sus invitados que no quedó en unas simples palabras. A modo de curiosidad, la mansión donde podría decirse que nació el protagonista de esta impresionante y emocionante exhibición es ahora el edificio que ocupa la embajada de España en Reino Unido.
Otro de los altos es la International Mercantil Marine, y es que, fue su director comercial – también pasajero a bordo del viaje inaugural del Titanic - quien extendió el cheque con el que arrancaría la construcción de este barco, un personaje al que algunas historias le consideran el culpable de la tragedia: se cuenta que él fue quien ordenó navegar a más velocidad por la zona de hielo en la que acabaría la travesía.
Año y medio después de la cena en la que se hablaría por primera vez del Titanic, el 31 de marzo de 1909 sería una fecha importante en la que se llevaría a cabo un hito vital: la construcción de la primera pieza del Titanic, un proceso que acabaría 27 meses después, habiendo utilizado unas 27.000 toneladas del mejor acero. El coste total alcanzaría los 10.000 millones de dólares de 1912, unos 1.000 millones de euros de ahora, un precio arrendado por el francés J.P.Morgan.
Pero lo que todo viajero está ansiando es a puesta en marcha del barco, un hecho fechado el 31 de mayo de 1911, día en el que se alzo a la mar. Eso fue un importante acto que reunió a múltiples personalidades, cientos de medios y al menos una centena de personas en el puerto de Southampton fueron testigos del nacimiento del que habían bautizado como ‘el buque de los sueños’.
En este arranque de la ruta, otro nombre importante, el ingeniero jefe, Thomas Andrews, un personaje imprescindible que intentó ayudar durante el naufragio, pero acabó pereciendo en el nivel donde viajaba la tercera clase. Y durante esta toma de contacto, la experiencia empieza a cobrar más atención con los objetos que exponen las vitrinas de este primer tramo de recorrido: desde invitaciones para el Olimpic, publicidad de la época, herramientas usadas, el menú original de la cena de inauguración del Titanic, cartas y recortes de prensa.
Segundo tramo: El interior del Titanic
Sin duda, el entusiasmo va in crescendo a partir de este momento. Curiosidades, piezas sorprendentes y más personajes serán las paradas de este segundo tramo, pero también las impresionantes recreaciones de pasillos, salones y camarotes que dotan a esta experiencia de una verdad emocionante.
Desde la reproducción de una de las puertas del Titanic, con la que la visita hace testigo al visitante de la embergadura y conciencudo forjado de unas piezas que señalaban a este buque un trabajo “prácticamente insumergible”, unos elementos con los que se apuntaba la alta seguridad del barco, pasando por una gigante fotografía que muestra las tres grandes máquinas de vapor del Titanic, capaces de alcanzar los 80.000 caballos (22 nudos por hora). Desde poder contemplar el detalle de uno de los paneles del gran salón del que disfrutaban los pasajeros de primera clase, uno de los espacios más imponentes y más bellos. Todo era lujo en una estancia que podemos contemplar en una fotografía y admirar el detalle expuesto, pasando por contemplar una tumbona original sobre la que se puede ver de las numerosas mantas que había en el Titanic con el logo y grafía de la White Star Line. Saber que tumbarse al sol en una tumbona era algo que podía hacer los de primera y segunda clase. Desde ensimismarse con la decoración de lujo del barco, con la preciosidad de las paredes, conocer el comedor de la segunda clase o el sin fin de alojamientos del Titanic, cuyas suites más caras contaban con un salón propio, dos dormitorios y dos baños, apreciar una de las lujosas vajillas desplegada en una mesa que ayuda a apreciar el detalle y elegancia de este restaurante flotante entre Europa y EE.UU, como se atrevieron a denominarlo, pasando por ver en un vitrina la lista oficial de pasajeros que viajan a bordo. En ella, sellada el 10 de octubre de 1912, constan 1309 pasajeros. Pero lo más impresionante de este tramo es la recreación de la escalinata, la famosa escalera con el reloj, un elemento de transición hasta el último tramo de esta travesía.
Pero antes de llegar a la recta final, nuestro narrador aprovecha para enfatizar este emotivo homenaje a este primer, y último viaje, de este buque de ensueño. El 10 de abril de 1912 arrancaba con 2207 personas a bordo, un total entre pasajeros y tripulación, el barco más grande del mundo iniciaba una travesía que la historia nunca se olvidaría de recoger. Entre los pasajeros que iban a bordo, además de ilusión, felicidad y ensimismamiento ante estar a bordo de tan imponente barco, algunos tenían miedo o premonitoriaron que algo malo iba a suceder.
Y notoria emoción trae personificar figuras e historias: Siendo uno de los más reconocidos, mencionados y honrados cuando se cuenta la historia del Titanic, el capitán de los millonarios, el Capitán Smith es sin duda un bravío personaje fallecido aquella fatídica noche; también se presenta a William Murdoch, el primer oficial del buque al mando, un personaje destacable por la labor que desempeñó tras el choque con el iceberg. Su rapidez y efectividad le hizo desempeñar una evacuación en una de las cubiertas del barco gracias a la cual salvo a tantas vidas como se podía aprovechando al máximo los botes que él embarcó. Algunas de sus pertenencias, como dos cartas dirigidas a su hermana y otra a sus padres se exponen al lado de la imagen de Murdoch; a Carl Robert Carlsson, un ingeniero que viajaba en tercera clase, de quien puede verse y leerse una postal que escribió a su padre en la que le comenta que “de haber sabido que todo iba a salir también habría lleva a Ana”. Pertenencias expuestas junto a esta postal más objetos de personas que iban en tercera clase. El cuerpo de Carl nunca se encontró; o pasajeros como Maritz Adahl, uno de tantos sueños truncados, que pese a recuperar su cuerpo se decidió darle sepultura en alta mar. De él se exponen en una pequeña vitrina algunas de sus pertenencias: una libreta y una carta, Alfred Nourney, un viajero de primera clase cuyo sueño era llegar a Nueva York, un lugar donde empezar una nueva vida, Víctor Peñasco, un español a bordo del Titanic, uno de los desaparecidos, cuya pareja pudo salvarse saltando in extremis a un bote. Su historia se lee en el esmoquin original perteneciente a Peñasco, incluso destaca el hacer y ejemplo de la brigada negra, los carboneros, contando como uno de los empleados de calderas pudo salvarse.
No obstante, entre tantas historias y testimonios, quizás cuatro de las que podemos conocer en este tramo son realmente conmovedoras. Unas historias de amor y un final feliz para una familia que parecía desquebrajarse con el hundimiento del barco.
Ser testigos de la historia del Matrimonio Edvard y Gerda Lindell conmociona, lleva a intensificar el sentimentalismo que provoca esta exhibición. Pasajeros de tercera clase que poseía cada uno un anillo muy especial: sendos objetos, además de simbolizar su unión y amor, también eran unas joyas que se enlazan la uno con la otro. Eran dos anillos que se hacían uno. El de Gerda es el que sirve a la exposición para personificar esta historia con final truncado. Pese ha poder subirse él en un bote, ella no pudo, aunque estuvo un largo tiempo sujetada de la mano por uno de los hombres que estaban en ese refugio salvavidas. No obstante, el frío le impidió seguir cerca de Edvard cuando el pasajero que la sujetaba le soltó la mano porque no podía más, y su cuerpo se hundió en el Atlántico. Su marido falleció a causa del frío en el interior del bote. Meses después de la tragedia fue cuando se encontró el anillo que puede verse en la vitrina.
Conoceremos también el final triste de Isidora e Ida Strauss, un matrimonio de primera clase. Él era el propietario de uno de los almacenes más importantes de Nueva York. Su historia es también recogida en la cinta de Cameron, ¿os suena la escena de la pareja que permanece unida en una tumbona de cubierta cuando el Titanic está a punto de hundirse? Ellos fueron vistos por última vez de esa misma manera, abrazados en una tumbona, tras rechazar ella a ponerse a salvo sin su marido: “donde tu vayas, allí iré yo”, son las palabras que Isidora le dijo en esos últimos instantes, un final emotivo a los que la muerte les llegó más unidos que nunca.
Otra de las historias imprescindibles de destacar es la de la Familia Kink. Los finales felices no fueron muchos, pero para los miembros de esta familia que viajaba en tercera clase lo fue. Junto al retrato de la madre y la pequeña de los Kink con otras dos supervivientes tomado unos días después de aquella fatídica noche, se exponen las pequeñas botitas de su niña.
Pero la de Kate Phillips es la más inolvidable para todo visitante. Ella es la protagonista de la más emblemática de las historias que nos dejó este naufragio, una historia en la que James Cameron se inspiraría para enmarcar el famoso romance de su oscarizada película, cuya joya, símbolo de amor, guarda su relación con la de la joven Kate. El colgante corazón de la mar de la ficción se basa en la historia real que tiene a un comerciante y a su jovencísima trabajadora de hogar como protagonistas. Dos enamorados que decidieron hacer un viaje con identidades falsas en el que dar rienda suelta a su amor. Durante la travesía, se cuenta que se dejaron ver muy enamorados, y cuatro días antes del accidente, él le regalo a ella un precioso colgante en señal de su amor. Su desenlace fue tan emotivo como el de Jack y Rose. Ambos fueron a la cubierta para salvarse, pero únicamente le dejaron subir a un bote a Kate. De esta historia la exposición cuenta con algunas pertenecías de Kate: la llave de una maleta, su cartera y la preciada joya, algo que trasfiere la emotividad que representa con tan sólo apreciarla.
El Titanic provocó tanta expectación, que tal y como los pasajeros de este viaje pueden ver en una impresionante maqueta del barco, éste contaba con cuatro chimeneas, pero ¿funcionaban todas? Pues no. La cuarta era puro marketing que se había decidido incluir para hacerlo más imponente y como guiño nostálgico a los antiguos barcos de vela, los cuales hasta hacía pocos años contaban con cuatro. La guinda de emoción que completa este alto pasa de lo visual a lo sonoro con la grabación del sonido original de una bocina del Titanic. Vibrante documento que intensifica el carácter del mapa en el que se puede ver la trayectoria de esta travesía funesta a tan sólo dos paradas de haber llegado a su destino: Nueva York.
Tercera parte: El frío del Atlántlico
Siendo la emoción el sentir que se experimenta a lo largo del recorrido, el frío también será uno de los factores sensoriales añadidos al llegar a una placa de hielo, el punto en el que la voz en off de este viaje aborda el momento del choque y el hundimiento del Titanic. Un conmovedor tramo final apoyado en testimonios reales en el que se narran los últimos minutos de travesía de este buque al que todos daban por inalterable.
Nuestro guía insta a conocer la importante actitud que tomaron los músicos del Titanic. A las 02:10 am, con el barco a punto de hundirse, la cubierta del costado de estribor fue el último escenario de los músicos que amenizaban el viaje a los pasajeros de primera clase. Para evitar que el pánico cundiera tocaron sin desazón hasta el final. En una vitrina se exponen algunas partituras, una de ellas la canción religiosa ‘Cerca de ti señor’, quizás su acordes acompañaron esos últimos instantes.
La desesperada señal de socorro es uno de los puntos que se exponen ante una impresionante recreación de la sala de radiotelegrafía, conocida como Sala Marconi. Horas después aparecería otro navío protagonista en esta historia, el Carpatio, un barco que pudo rescatar a 712 pasajeros. Algo que tampoco pudieron hacer los insuficientes botes salvavidas de los que disponía el Titanic.
En este últimos metros de exhibición, los recortes de prensa que recogían el hundimiento y la complejidad de encontrar los restos del buque conforman un emocionante punto final. Reflotar el Titanic era algo tan complejo como la tragedia en sí. La expedición de búsqueda no obtuvo hasta el 1 de septiembre de 1985 el fin perseguido, día que se encontraron los restos de este fascinante tesoro marino. El sonido de los vítores y la felicidad de los miembros de la expedición al descubrirlo nos traslada a ese momento.
En definitiva, este viaje es de intensidad y sentir tan real como el carácter de su narración. Todo ello da forma a una experiencia vivida que no podremos ver ni tocar, que sólo podremos sentir. Es más que la verdadera historia de este famoso buque, es la historia de las 2207 personas que viajaban a bordo. Es un homenaje a los sueños y esperanzas de sus pasajeros, el equipaje más caro que transportaba este barco, el objeto que rescata ‘Titanic. The Exhibition’, de su fragilidad y la rapidez de la creación de mitos y leyendas entorno a el.
Una experiencia absolutamente recomendable para hacer en grupo, con amigos o la familia, con peques o mayores, porque es un viaje didáctico realmente fascinante de noventa minutos – fugaces – que únicamente abordan parte del infinito camino que hay detrás de su historia, detrás del gran navío insumergible, del buque de los sueños, del Titanic.
:: ‘Titanic. The Exhibition’ puede verse en el Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa. La exposición concluirá su estancia en la capital española el 6 de marzo de 2016 para después continuar con su gira mundial. Los tickets para visitar la exposición pueden adquirirse en la propia taquilla del recinto. Para consultas generales, puede dirigirse al teléfono 91 435 91 09 o enviar una consulta a través de [email protected]. Más información en www.titanic.eu
A continuación puedes ver y descargarte el reportaje en formato revista.
Reportaje sobre la muestra 'Titanic. The exhibition'.