El jueves 6 de julio se estrena en cines “Reposo absoluto”, lo nuevo de los productores de las últimas entregas de “Scream”. Se conforma, así, el salto de Lori Evans Taylor a la dirección cinematográfica. En “Reposo absoluto”, Julie Rivers (Melissa Barrera) sufre un accidente en la casa a la que acaba de mudarse con su marido, Daniel (Guy Burnet), y, debido al estado avanzado de su embarazo el médico le manda guardar reposo absoluto hasta que salga de cuentas. Sin embargo, en la nueva casa sufrirá la visita de un niño que le recordará su pasado y la hará temer por el bienestar del nuevo bebé.
Mujer con un trauma por la pérdida de un hijo, familia que se muda a una casa antigua con un pasado oscuro, un lugar apartado de toda civilización, un gato que aparece siempre en el momento menos oportuno, un niño fantasma que solo se deja ver cuando la mujer está sola, un marido medio ausente que no cree a su esposa, dudas sobre la salud mental de ella, muchos jumpscares, un fantasma maligno con forma femenina, un armario en el que se perciben cosas, un crimen que se desvela en el peor momento posible… En definitiva, un tema de por sí bastante ambicioso basado en una sucesión de tropos que hacen que el desarrollo del guion sea más plano de lo que podría ser. Porque embarazo y muerte, creación y destrucción, en principio suena interesante en el contexto de mansión encantada.
Melissa Barrera es, probablemente, lo mejor de la cinta. Se agarra a lo que tiene, que tampoco es mucho, y aprovecha para destacar dentro de una película muy regular. Tras su salto a “Scream”, parece que se está convirtiendo en una estrella emergente del terror, aunque esta película sea muy diferente, no solo porque no rompe con los lugares comunes del género como la famosa saga, sino porque, directamente, nace y crece en torno a ellos. Si bien “Scream” puede presumir de originalidad, “Reposo absoluto” no puede decir lo mismo.Ya en “Scream” se hizo referencia al eterno y polémico debate entre terror y terror “elevado”. No sabría dónde encaja “Reposo absoluto” porque batalla entre lo psicológico y lo sobrenatural. Es una especie de “The Babadook” (Jennifer Kent, 2014) o “Mamá” (Andrés Muschietti, 2013) por la temática y el trauma como patrón, pero que ha escogido el subgénero de casa encantada a lo “Los otros” (Alejandro Amenábar, 2001) o “El orfanato” (J. A. Bayona, 2007). Lo que sí sé es que es de esas películas que atraen mala crítica, precisamente, porque se sustentan en una serie de clichés del género que es lo único que separa a esta historia del drama familiar. Tampoco agradará demasiado al público general, que tachará a la película de “facilona” y dirá algo muy repetido y tan negativo al hablar del género: que no da miedo.
Y es que no, no es demasiado terrorífica si entendemos el terror como esa sensación que te encoge el pecho al cruzar un pasillo oscuro. Tampoco es demasiado constante en la tensión. Al verla no podía dejar de pensar en películas como “El juego de Gerald” (Mike Flanagan, 2017) porque ambas dan paso a la acción en un espacio reducido. Aunque Julie recorre otras localizaciones en momentos puntuales, la mayor parte de la historia se desarrolla en el dormitorio en el que es recluida. Sin embargo, “El juego de Gerald” juega muchísimo más con la tensión, con la sensación de peligro inminente que suele acompañar al género y los momentos de sorpresa son más potentes e inesperados. “Reposo absoluto”, por su parte, prefiere tomar fuerza en numerosos jumpscares en los que el más mínimo movimiento vendrá acompañado por un ruido fuerte para despegarte de la butaca. Esto ocurre cuando la imagen no asusta lo suficiente y no asusta lo suficiente cuando no se consigue generar impacto visual, por lo que se recurre al sonido ya no como acompañante, sino más bien como protagonista por un segundo. Y es lógico, entonces, que Lori Evans Taylor busque la ayuda del jumpscare para sobresaltar porque las visiones fantasmales que ocurren a lo largo del metraje, con excepción de los últimos veinte minutos, no son fuertes, no sorprenden ni se quedan grabadas en la memoria y, durante casi toda la película, resultan incluso bastante pacíficas.La percepción del tiempo no se relaciona con la duración real del metraje. Y es que se trata de una película de una hora y media, pero se percibe como una de dos o más. Tampoco es que sobren demasiadas cosas; más bien, es que no interesa lo suficiente lo que se cuenta. Los diálogos pueden ser algo planos y, aunque sirven para revelar información y desarrollar la relación entre la protagonista y el marido, ralentizan una experiencia ya de por sí menos estimulante de lo que uno espera cuando entra a ver una de terror. No ayuda, además, la fragmentación de la historia en pequeños capítulos que funcionan como una cuenta atrás del argumento. El problema es que cuando el inicio es algo parado y el espectador lee en pantalla “55 DÍAS PARA SALIR DE CUENTAS” es consciente del largo camino que queda por recorrer. Cada vez que se corta la historia para señalar el paso de los días, se le recuerda lo que falta y, al final, el espectador se emociona cuando las cifras bajan a un dígito porque se intuye ese clímax que al fin está por llegar.
El montaje es bastante aburrido y predecible, de esas películas que hacen cortes injustificados de vez en cuando para que el plano no dure demasiado e ilustra las conversaciones en base al archiconocido plano/contraplano. Apura mucho el ritmo cuando el guion no lo hace y choca un poco en algunos momentos que pueden provocar algunas risas en la sala cuando deberían generar lo contrario.Hay un par de secuencias que demuestran que Lori Evans Taylor tiene un futuro en el mundo del cine, el problema es que como conjunto, la película no termina de funcionar. Pero si me fijo en, por ejemplo, una secuencia que funciona a modo de flashback metafórico y que resulta algo más experimental que el resto del film, de apenas unos segundos, la verdad es que me convence más. Igual no es el género de esta directora novel, quizás no acertó con la historia o puede que hubiera entrado mejor al mundo de la dirección con un cortometraje.
Hablando de lo bueno, también me gustan los juegos con el fuera de campo (aprovechando que debe permanecer en cama) gracias a espejos, cámaras de vigilancia o sonidos. Hay composiciones bien pensadas en lo narrativo y en lo estético. Incluso en el guion mete alguna que otra idea interesante, como la escena del cochecito de juguete en el techo, y se consigue empatizar con la protagonista gracias, en parte, al trabajo de Barrera. A los personajes secundarios los dejo a un lado porque no generan demasiado interés y sirven, más que nada, para dar la sensación de protección, de tranquilidad, y para dejarle claro al espectador que se acabó la acción trepidante por un momento.En definitiva, “Reposo absoluto” es otra historia genérica sin demasiado sitio para la originalidad o el experimento, de esas que, pasado un tiempo, uno se olvida que ha visto y necesita revisionar para comprobar una vez más que no, no merece mucho la pena. Dicho esto, si los tópicos existen es por algo y que una película los reúna no quiere decir que sea terrible. En este caso, “Reposo absoluto” es de esas que dan un poco de rabia porque podían ser mucho mejores de lo que son, pero, al final, la sensación que se queda es la de “prescindible”.
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- ##check## Lo bueno
- Melissa Barrera.
Alguna que otra secuencia interesante. - ##times## Lo malo
- Desarrollo predecible.
Producción escueta.
Música de telefilm.
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- Ambientación 6.0
- Que se desarrolle casi toda la historia dentro de una habitación también tiene su mérito, igual que los juegos de espejos y la metáfora de las obras sin terminar, pero tampoco se explota demasiado.
- Desarrollo de Personajes 5.0
- Como he mencionado antes, los personajes secundarios no interesan (creo que el de la mujer que contratan es incluso innecesario) y, aunque la protagonista sufre un arco de transformación al enfrentarse a su trauma pasado, el resultado es algo que todo espectador espera desde un inicio, sin sorpresas ni complicaciones.
- Argumento / Guion 5.0
- Tema muy manido dentro del género sobre el trauma maternal o la necesidad de convertirse en madre, aunque la idea en sí es más ambiciosa que el resultado. Historia construida en base a tópicos del terror. La estructura del guion genera demasiadas pausas y hace que el espectador sea consciente del tiempo y recorrido. Diálogos algo planos (me gusta cómo revelan algo de información cuando ella llega a casa de la fiesta). Se podría generar más tensión con un guion algo más trabajado. Lo que ocurre es bastante predecible para el espectador medio y el final va a decepcionar a muchos.
- Banda Sonora 4.0
- Si bien los efectos de sonido me convencen bastante, la música llena de piano y armonías monótonas me recuerda más a un telefilm. Además, se basan en las notas altas para provocar sobresaltos, que es un recurso que suele generar bastante rechazo por parte del público si se usa demasiado o en momentos poco justificados, como es el caso.
- Entretenimiento 5.0
- Se pasa más lento de lo que debería y la tensión no es suficiente como para mantenerte pegado a la butaca, pero al final es una película fácil de seguir y dura poco como para que canse.
- Montaje / Innovación técnica 5.0
- No hay demasiada originalidad en el campo técnico, destaca más el apartado de fotografía. El montaje resulta algo vulgar y monótono y no me termina de encajar con la película.
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- Puntuación Total 5 / 10
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