Muchos líderes de la actual izquierda española se fraguaron bajo el grito de guerra: “No nos representan”, para referirse a la clase política que insultaban y consideraban casta decadente.
Hoy ocupan ellos esos espacios y cada día ponen más de manifiesto su escasa valía.
También cabe preguntarse a quien representan gentes como Ana Gabriel (CUP), encarnación del peor anarquismo que siempre ha torpedeado a la democracia en España; Monedero (Podemos), adalid del más trasnochado comunismo y auténtico oportunista demagogo; Tardá (ERC), ese energúmeno furibundo que reniega del Estado español pero lleva trece años en el Congreso, pagado con nuestros impuestos; Otegi (Bildu), condenado por pertenecer a ETA y jaleado por todos ellos como hombre de paz.
El enigma es saber cómo hay tantos ciudadanos que los hacen posibles con sus votos, por dura que haya sido la crisis.