El general Félix Sanz Roldán no es Santiago el Mayor, pero fue casualmente este día 25, el del Patrono de España, pero como director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) recordó esa figura al reforzar la monarquía.
Como hizo con Ramiro I el Apóstol en Clavijo, hace 1.174 años, ayudándolo milagrosamente según la leyenda a vencer a los moros.
Sanz Roldán expuso ante la comisión parlamentaria de Secretos Oficiales la versión del CNI sobre unas grabaciones en las que Corinna Zu Sayn-Wittgenstein, la ex “amiga entrañable” de Juan Carlos I, lo acusaba de cobrar comisiones por sus mediaciones comerciales en el exterior.
Afirmó que no creía que obtuviera beneficios de las grandes empresas españolas que gracias a él conseguían contratos.
La Comisión, algunos de cuyos miembros no mantienen el obligatorio secreto de lo tratado, la forman diputados de los grupos parlamentarios, unos constitucionalistas y otros empeñados en derogar la Constitución para crear una república bolivariana o para independizar sus regiones.
Los anticonstitucionalistas con Podemos en vanguardia esperan destronar la monarquía para crear su república, y los partidos independentistas porque representa la defensa del territorio, como Ramiro I durante la Reconquista.
Sea cual sea el papel de Juan Carlos I en el caso de las grabaciones del chantajista excomisario José Villarejo, acusado por el CNI de actividades “criminales”, los constitucionalistas protegen la Corona, garante de la unidad española como señala la Constitución.
Y representada ahora por Felipe VI, como demostró en su discurso que desinfló al golpe de Estado de los independentistas catalanes del pasado octubre: el Rey fue el último bastión para el mantenimiento pacífico de la multicentenaria unidad de España.
El republicano PSOE trata de proteger la Constitución y paradójicamente actúa como monárquico. Los socialistas son así republicanos monárquicos.
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SALAS