Revista Sociedad

Réquiem por Andalucía

Publicado el 04 enero 2019 por Abel Ros

Aunque la derecha esté dividida, derechona se queda. Y se queda derechona porque los mismos que votaron a Vox y Ciudadanos fueron, en su mayoría, votantes de las gaviotas. Así las cosas, resulta ridículo que tanto casados como riberistas eviten, a toda costa, la foto con la fea. Si no hubiese sido por la baja participación electoral, hoy otro gallo cantaría en el Palacio de San Telmo. Si resulta ilógico que un obrero vote a la derecha. Todavía sorprende más que un ciudadano de las tripas andaluzas se cambie de chaqueta. Y sorprende, como les digo, porque las políticas de la caverna no son buenas consejeras para las tierras felipistas. Y no lo son porque Andalucía siempre ha sido roja hasta la médula. Y lo ha sido porque ha necesitado más Estado que mercado para la solución de sus problemas. Hoy, el pueblo andaluz llora su decisión. Y llora porque sabe que la escoba de sus elegidos barrerá para los pudientes en contra de los más necesitados.

Es precisamente la crisis de las ideologías, que decíamos en artículos anteriores, la que explica la derechización andaluza. La ambigüedad de Ciudadanos y el mensaje populista de los recién llegados ha calado en la tierra de los toros, de las coplas y las peinetas. Y ha calado, estimados camaradas, porque los intereses partidistas han sido mayores que los intereses de la gente. El clientelismo, la factura de los ERES y la debilidad del susanismo han hecho que el populismo de derechas irrumpa con fuerza en los cielos de Sevilla. Hoy, los andaluces deben ser consecuentes de sus propias decisiones. Deben ser consecuentes sobre las repercusiones que tiene para un andaluz de pura cepa las políticas de derecha. Parece mentira que casi ocho años de marianismo no hayan sido suficientes para aprender, cómo se cuecen las habas en los fogones de la caverna.

En la Hispania del presente - la más preparada de la historia - todavía existe muchísimo analfabetismo político. La gente tiene información hasta el hastío pero, desgraciadamente, le falta formación política. En los institutos, el Franquismo y la Transición Democrática son vistos - y si se ven - en un par de semanas. Un tiempo ridículo para que los jóvenes sean ilustrados y sepan, como diría Kant si viviera, pensar por sí mismos. Gracias a que mucha gente no piensa por sí misma, el marketing político obtiene tan buenos resultados. Estamos ante un ciclo político de gestos, fotos y postureo. Un ciclo donde las formas y el relato son más importantes que la gestión de los pueblos, ciudades o naciones. Ante este panorama no nos queda otra que llamar a la cordura. Hace falta cordura. Cordura para darnos cuenta que así no. Así solo conseguimos frustración, desengaño y desafección por la política. Males que azotan a la democracia y enaltecen la partidocracia. Y males que empobrecen el intelecto e invitan a la parálisis.

Por Abel Ros, el 4 enero 2019

https://elrincondelacritica.com/2019/01/04/requiem-por-andalucia/


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