Revista Cultura y Ocio

Requiem por un sueño

Publicado el 23 enero 2018 por Águeda Lorena García González @aguedlgg
Requiem por un sueño

Cuando alguien fallece, se celebra un réquiem, se entierra y "santas pascuas". Pero cuando lo que fallece son nuestros sueños... ¿Cómo los enterramos?

Obviamos las cosas importantes (que ya es lo habitual en estos días) porque a pesar de vivir en una sociedad que apuesta por ser solidaria, mortificando el individualismo y tachando cada actuación en propio beneficio de egoísta... Nos hace renunciar a todos nuestros sueños.

Cada vez pensamos menos en nosotros mismos, pues cada vez se nos dirige más y nos cortan las alas... Las alas que potenciaban nuestros sueños.

¿Acaso no sentís la inercia de la vida? que nos obliga a actuar de manera que no somos ya dueños de nada.

De nada que no se pueda comprar, porque obviamente eres dueño de todo lo material que hayas pagado con tu Visa... Pero, ¿eres dueño de algo más?

Hasta hace poco, creía ser la dueña de mis sueños y he terminado comprendiendo que los sueños son un entretenimiento para afrontar los sinsabores de la vida.

Requiem por un sueño

Cada vez somos menos dueños de nuestras ideas o creencias, de nuestro tiempo libre (cada vez más ocupados), de la música que escuchamos o la ropa que elegimos ponernos...

Cada día más muertos, cada vez más esclavos.

Hemos escuchados mil veces que "somos la primera generación que vivirá peor que sus padres" ¿De verdad nos extraña el comentario?

Se suponía que seríamos la generación que haría realidad sus sueños, porque aparentemente (y sólo en apariencia) gozamos de unos beneficios que en el pasado no existían.

A nuestros padres les faltarían oportunidades, tiempo y dinero (esta falta de elementos es un tema muy actual), pero jamás les han faltado principios. Jamás les faltaron sueños.

Requiem por un sueño

Ellos se manifestaban por sus derechos laborales, por sus mejoras como ciudadanos y nosotros salimos a la calle a proteger a un toro, a protestar por una DRAG QUEEN en la Cabalgata de Reyes o a celebrar la victoria de la Champions en Cibeles.

Bien es cierto, que nuestras legítimas manifestaciones no han servido de nada... Al menos en los últimos años. Sólo se habla de nosotros si nos vestimos con una determinada bandera.

Nos han robado nuestros sueños e incluso nos han hecho renunciar a ellos...Como si no pudiésemos tenerlos. ¿Total para qué?

Nos hablan de inmoralidad, de generación "ni-ni", de estar pegados al Whatsapp, de las relaciones esporádicas, de la destrucción de la familia tradicional... y yo me pregunto:

¿Qué esperar de los que ya nada esperan?

¿Qué esperan los que han visto a sus padres perder una casa, porque era mejor que el banco tuviese beneficios a que se ayudase socialmente a una familia?

Que hay que jubilarse a los 70, porque el dinero destinado a nuestras pensiones se lo reparten los políticos corruptos... Es el cuento al revés de Robin de los Bosques:

Se ha robado a los pobres para alimentar los lujos de los ricos... Y esto no es ninguna novedad, es una realidad que trasciende día tras día.

Que esperan nuestros hijos si a pesar de una carrera y un Master siguen estando en paro o con suerte siendo un "Mileurista" (Hemos convertido la cifra de 1000 euros en el salario al que aspiran muchos Licenciados).

Nuestro sistema permite ganar lo mismo cobrando el paro que trabajando 40 horas semanales... ¿Quién sueña con un trabajo mejor si ni siquiera tiene uno? ¿Quién sueña con una casa modesta si tener un hogar se ha convertido algo prohibitivo?

Y después sueltan campañas publicitarias que dan risa: "HACIENDA somos todos"....Hacienda somos todos los que no sabemos cómo blanquear capitales, o no hemos podido viajar a SUIZA para abrir una cuenta bancaria... El resto, no son Hacienda.

Como diría Martin Luther King...."I have a dream"

Pues bien, yo también tuve un sueño. Al igual que cualquiera de vosotros se imaginó un futuro que nunca llegaría, ya sea por mala suerte (que me parece "consuelo de tontos") por falta de oportunidades o por no habernos esforzado lo suficiente.

Lo triste de los sueños es tener que asumir la condición de irreales y por lo tanto no tienen parecido alguno con nuestra realidad. Eso sin contar que cada uno vive como puede, no como quiere.

Requiem por un sueño

Yo alguna vez soñé que firmaba libros en Gran Vía, que ascendía en mi trabajo y que era muy feliz con mi vida. Vamos, lo típico.

Requiem por un sueño...Porque es mejor enterrar sueños y obviar nuestro derecho al pataleo.

Requiem por un sueño...Al menos por los sueños de grandeza, pues llegar a fin de mes se ha convertido en una señal de éxito.

Pero ahora me pregunto igual que Bécquer: "... C uando el amor se olvida, ¿sabes tú a dónde va?"

Yo le doy vueltas y me pregunto Cuando los sueños mueren... ¿Dónde se entierran? ¿A dónde van?


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