Esta producción viene respaldada por un premio paralelo al Festival de Cine Español de la capital de La Costa del Sol. La cinta obtuvo el prestigioso premio Signis de la Asociación Católica Mundial para la Comunicación. En una interesante entrevista en Diócesis Málaga, la actriz, guionista y directora declaró lo siguiente: “En esta película, el éxito no tiene que ver con los mensajes que manda la sociedad, sino con conocerte a ti mismo y aceptarte como eres. Este largometraje intenta que rompamos el muro invisible entre padres e hijos para decirse que se quieren. Es, por tanto, una película de sentimientos que hacen falta en los tiempos que corren y es una película que te dibuja una sonrisa en el rostro y creo que en el corazón.”
María es una mujer a la que la vida no le sonríe, pues no tiene trabajo; no se habla con su madre y no tiene novio. Un día conoce a Borja (Manuel Burque), un chico rellenito que siempre está a régimen. Ambos hacen un trato para ayudarse mutuamente.
La dirección ha corrido a cargo de Leticia Dolera. El resultado es una notable comedia, al estilo del cine indie, con algún que otro homenaje cinéfilo y una buena banda sonora country que recuerda a Juno (y es que esta mujer pasa a formar parte de ese grupo de mujeres menos politizadas, que sus compañeros españoles de profesión, que se dedican a hacer cine con mayúsculas como han demostrado otras como María Ripoll, Belén Macías, Gracia Querejeta o Icíar Bollaín). Requisitos para ser una persona normal les va sorprender por muchas cosas porque no parece una película española; porque en un striptease no se quitan la ropa; porque no habla de la Guerra Civil; porque el guiño a la ideología de género provoca ternura; porque la música es pegadiza; porque dignifica a las personas con síndrome de Down; porque el humor es blanco; porque hasta no desentonan los chistes escatológicos; porque siendo una comedia gamberra, no lo parece; o porque está abierta a la trascendencia y aparece una sugerente oración de la protagonista entre unos globos, mientras escucha una canción.
El tema de la incomunicación familiar en la sociedad postmoderna está muy bien reflejado, constatando que la falta de referentes dificulta el pleno desarrollo de la persona hasta que se corrige, ya sea mediante el perdón, ya sea con ayuda psicológica (publicado en Pantalla 90).