Resaca del Mundial

Los ecos del triunfo de España en el Mundial también llegan a Cuba. El gol de Iniesta ha despertado más interés que la puesta en libertad de presos políticos o el fin de la huelga de hambre protagonizada por Fariñas. Una vez más, queda demostrado que el fútbol levanta pasiones, anestesia conciencias y borra preocupaciones que, sin embargo, pasada la euforia vuelven a estar presentes en nuestras vidas con la misma e incluso con mayor intensidad. El Mundial ha abierto un paréntesis en un panorama económico, laboral y social tan negro como incierto, pero no podemos engañarnos: sólo ha sido un pequeño respiro. Los nubarrones amenazan tormenta, aunque todavía nos encontramos bajo los efectos de la resaca de buen juego, éxito y reconocimiento. 

Me gusta el fútbol y me alegró sinceramente  del triunfo de la selección; sin embargo, no soporto la manipulación informativa y menos aún los intentos de quienes se sirven de este deporte para imponer un modelo de país incompatible con la pluralidad de sensibilidades y sentimientos de las personas que lo integramos. España ha ganado el Mundial, pero no por ello debemos comulgar con un concepto de patria tan caduco como ajeno a la voluntad mayoritaria de la ciudadanía. El fútbol es sólo fútbol y la política está para resolver los problemas de la ciudadanía mediante el diálogo y el consenso. Apelar a la unidad de la selección para vender la idea de la unidad de España, al gusto de la derecha más reaccionaria, es, cuando menos, improcedente.

Se habla del número de personas que en Euskadi y Catalunya han seguido la final para hacernos creer que se sienten tan españolas como Aznar. Al mismo tiempo, se cuentan las banderas rojas y amarillas desplegadas en Bilbao y Barcelona para demostrar que sus habitantes sienten estos colores con la misma intensidad que Rajoy. Poco importa, que más de un millón de personas saliesen a las calles de la ciudad condal a reivindicar el derecho de Catalunya a ser una nación o que en Euskadi el Parlamento vasco apostase, en su día,  por alcanzar un acuerdo democrático con el Estado que contemplara el derecho a decidir.

Sólo deseo, y con esto termino, que la petición de una seguidora de este blog, Maku Belzunegui, se cumpla y el 29 de Septiembre se movilice, en la huelga general convocada en protesta por la reforma laboral, el mismo número de personas que han salido a las calles a festejar el gol de Iniesta. Lamentablemente, la política de pan y circo no nos deja ver lo importante y olvidamos que el fútbol da de comer a muy pocas familias, y lo hace con contratos y primas multimillonarias, mientras el común de hombres y mujeres estamos pagando las consecuencias de una crisis que no hemos provocado. Disfrutemos del espectáculo de la selección, pero no nos dejemos engañar ni embaucar por los voceros que quieren adormecernos para después jodernos la vida.