Resaca futbolera

Por fin ha finalizado uno de los mayores circos del mundo cumpliéndose las previsiones de las casas de apuestas. Ahora la selección española de fútbol es campeona del mundo de fútbol en una final entretenida en la que se pudo ver fútbol, kick boxing y teatro todo a la vez. Sólo faltó que a los holandeses les hubieran permitido jugar con una guadaña y un puño americano.
Por fin ha acabado la histeria colectiva, las vuvuzelas dejan de atronar la cabeza, ya no hay petardos, gritos y cánticos victoriosos. Sólo quedan algunas banderas en los balcones que probablemente resistan hasta que la intemperie las destroce, y las dudas que me deja tanto fasto.
Por un lado me parece ridículo que el PIB de un país aumente cuando se gana un campeonato de fútbol, aunque si te detienes un momento a mirar alrededor te das cuenta de que después de que se haga caso de un cefalópodo, de que brokers de la bolsa consulten a videntes para confirmar sus inversiones, o que la gente esté más pendiente de la relación de pareja del portero de la selección y una periodista que de su propia vida; ya no te sorprende que el próximo ministro de economía sea el pulpo Paul. Es más, te imbuyes de ese espíritu absurdo y casi deseas que lo sea, por lo menos sabes que no durará mucho en el cargo.
Por otro lado no le veo tanto mérito a ser campeones del mundo en fútbol, cuando a nivel de deportes de equipo ya se ha sido el mejor del planeta en balonmano, en waterpolo, en baloncesto, en hockey patines, fútbol sala. Y a nivel individual hay muchos españoles que se han proclamado como los mejores del mundo en su disciplina: tenis, golf, motociclismo, automovilismo, muchas pruebas de atletismo, esquí de fondo. Vamos, que en lugar de celebrar que se es campeón, habría que darles una palmada en la espalda y adornarlo con un "ya era hora...que para lo que invierte el país en fútbol deberíais haber ganado hace décadas". 
Pero mi reflexión la quiero encauzar hacia la parte positiva de esta victoria de equipo en un campeonato cuajado de intereses políticos y económicos. Hay algo que comparten los equipos campeones del mundo españoles. Sólo hace falta echar un vistazo a las seleccioens campeones del mundo de balonmano, de baloncesto y de waterpolo, por ejemplo; además de ser deportistas excelentes son un grupo de buena gente, de amigos con un objetivo claro y que colaboran para conseguir el bien del grupo. Eso es el triunfo y el ejemplo que se debe sacar de la victoria futbolera. No sólo es necesario ser bueno a nivel individual, sino que hay que ser lo suficientemente inteligente como para colaborar con el resto del grupo. De hecho el mejor jugador no ha sido ninguno de la selección, tampoco el mejor pagado, ni el que más reconocimientos publicitarios se ha llevado. Cuando se habla de la selección de fútbol nadie puede decir sólo un nombre, porque son un equipo. No espero que los políticos y empresarios de este país reflexionen a cerca de lo que digo, pero tampoco me lo voy a callar.
Finalmente me doy cuenta de que el deporte español está en la élite, no es extraño no ver a un español (de los que paga impuestos fuera) entre la élite de los deportes con más repercusión mediática. Y no me extraña, en este país no merece la pena esforzarse en trabajar. Es mucho mejor emplearse a fondo en ser un deportista de élite y si no se consigue poner la mano para que los servicios sociales te subvencionen la existencia. Yo mismo tendría que haber tomado ejemplo y haberme despreocupado de formarme para trabajar y continuar jugando al baloncesto, no habría triunfado -que uno conoce sus limitaciones- pero habría ganado lo mismo que ahora y me lo habría pasado mucho mejor.
keagustitomekedao