Efesios 5:21-33. Los fundamentos que Dios estableció desde la creación del primer matrimonio, reciben constantes ataques en el mundo de hoy. Están siendo cambiados, o afectados, los conceptos sobre la naturaleza del matrimonio. El mismo es una institución divinamente ordenada, por lo cual el ser humano no tiene ninguna autoridad o derecho para cambiar estos conceptos eternos.
El matrimonio es la unión de un hombre y una mujer unidos por el más puro amor para toda la vida (Mt.19:3-8; Mr.10:9).Además, es el único marco establecido por Dios para expresar y/o satisfacer los deseos sexuales. La Biblia enseña que fuera de este marco, es pecado contra Dios. El segundo aspecto que recibe constantes ataques son los propósitos del matrimonio. Entre otros: (1) Complementación mutua(Gn.2:18-24; 2Co.6:14; 1P.3:1-12). (2) Procreación (Gn.1:28). (3) Edificación del hogar (crianza, disciplina y atención espiritual a los hijos día tras día)(1P.3:1-7; Ef.5:28-32).
Ahora bien, todas las distorsiones sobre la naturaleza, y propósitos del matrimonio, han influido en gran manera en la sociedad postmoderna. Por tal razón, es necesario rescatar el propósito de Dios para el matrimonio. Para lograr esto, hay que tener en cuenta dos aspectos vitales:
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El rol bíblico del esposo.
Muchos hombres creen que su deber bíblico como esposo se resume en la palabra “liderazgo”, basando este criterio en expresiones de la Escritura como “el marido es cabeza de la mujer…así las casadas estén sujetas a sus maridos en todo” (Ef.5:23-24). Entonces, interpretan dicho liderazgo como solamente autoridad, y peor aún es que tienen un concepto tergiversado de lo que es autoridad, por lo que esperan que todos le sirvan como un rey, se sienten el centro sobre el cual gira toda la familia e intentan implantar una dictadura doméstica.
Efesios 5:21-33 dice:“el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia”. El propio Señor Jesucristo enseñó a sus discípulos que el liderazgo y la autoridad en el reino de Dios se traduce como “servicio amoroso y desinteresado a los demás” (Mt.20:25-28). Es decir, que el rol del esposo se puede resumir con la palabra “amor”. Su autoridad está basada completamente en el amor. Pero es necesario aclarar que no es cualquier clase de amor, sino que se compara con “el amor de Cristo por su iglesia”. El cual, según esta porción de Efesios es: (1) Un amor sacrificado:“y se entregó a sí mismo por ella”. La prueba más grande de amor que pueda existir es la entrega total de nuestra vida a y por otra persona, en este caso del esposo por la esposa, sacrificio este cada día menos común en un mundo donde reina el egoísmo (Jn.15:13; 1Jn.3:16). (2) Un amor purificador: “para santificarla, habiéndola purificado…”. Un hombre que ama a su esposa no la expone a ningún tipo de impureza (ni relaciones sexuales antes del matrimonio, ni pornografía, ni flirtea con otras mujeres, etc.). (3) Un amor permanente:Inmutable a pesar de todas las pruebas que vengan. El verdadero amor nunca deja de ser. El matrimonio es una unión física y espiritual que se sostiene por el amor de Dios que es eterno. Por lo tanto, el marido que cree que Dios instituyó a la familia para que la mujer estuviera a su disposición y a sus órdenes para todos sus antojos no ha entendido absolutamente nada. No se trata de tener más privilegios, sino más responsabilidad. O sea, que el marido es cabeza de la mujer para servirla, protegerla, proveerle, en resumen: amarla.
- El rol bíblico de la esposa.
Algunas mujeresno están dispuestas a cumplir el rol establecido por Dios para las esposas (Ef.5:22-24; Col.3:18; Tit.2:4-5; 1P.3:1,5):“Las casadas estén sujetas a sus propios maridos…”. En la sociedad postmoderna hay un énfasis cada vez mayor en “liberar” a la mujer, de ser más independiente y de igualar al hombre en todo. Muchos grupos e instituciones están abogando por hacer todo lo que sea necesario, incluyendo la disolución del matrimonio, con tal de lograr tal propósito. Lamentablemente, muchos hombrescontribuyen a propagar esta idea, al no cumplir su rol de amar, proteger, cuidar y proveer para sus esposas.
Algo muy importante que debemos resaltar es que: “la esposa se sujeta a su esposo, como la iglesia está sujeta a Cristo”. ¿Cómo está sujeta la iglesia a Cristo? (1) La iglesia está sujeta a Cristo por amor. De la misma manera las esposas no deberían estar sujetas a sus maridos de mala gana y con amargura de espíritu, sino debido al profundo amor que sienten por él. (2) La iglesia está sujeta a Cristo por obediencia. Es decir, porque Cristo es la cabeza y como tal nos dirige con sabiduría. Las esposas deben apreciar la dirección de sus esposos en el hogar, que a su vez buscan la dirección de Dios. Esto no significa perder su propia personalidad, no es convertirse en un robot, no es anularla ni rechazar sus sabios aportes. La realidad es que las esposas que con todo amor cumplen su rol de ser ayudas idóneas para sus esposos, respetando su liderazgo amoroso, están honrando al Señor.
Una exhortación final: Debido a la “frecuente guerra bajo techo”, que mantienen los matrimonio desde tiempos inmemoriales producto del pecado y alejamiento de Dios del ser humano, no cabe otra alternativa para resolver tales conflictos que regresar a Dios buscándole de todo corazón.
Nos complace muchísimo poner a vuestra disposición un conocimiento AUTÉNTICO que le ayude a caminar sabiamente por los intrincados caminos de la vida.