“1Q84” es el tercer libro perteneciente a la trilogía escrita por Haruki Murakami y publicado en 2009. Alcanzó un gran éxito tanto en Japón como en el resto del mundo. Se deben leer las dos partes anteriores para comprender la historia.
El libro transcurre durante los últimos tres meses de 1984. La narración se inicia con un personaje nuevo, que no había aparecido en los dos anteriores libros aunque los lectores de Murakami lo pueden conocer si han leído su libro: “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo”. Se trata de Ushikawa un detective privado un tanto particular, que será el encargado de ir tras la pista de Aomame y parece conocer gran parte de las conexiones.Tengo y Aomame centrarán todo el interés y junto a Ushikawa nos guiarán a través de las páginas del libro hasta el final.Gracias a las descripciones y los pensamientos de los protagonistas conoceremos más detalles de sus vidas y de sus anhelos, lo que nos llevará a acercarnos más a Tengo y a Aomame. Así se centra más en los personajes, en como van cambiando, y parece que al escritor ya no le interesa tanto contarnos como va evolucionando ese mundo que ha surgido: 1Q84, que va a pasar en él, ni todos los misterios que encierra.Casi todo lo que nos presenta en este último libro es un caminar lento y pausado hacia el desenlace final que desde las primeras páginas puedes intuir, pero no sabes como, ni de qué manera lo encauzará y tampoco piensas que te dejará con tantos interrogantes.Hay que destacar que en ningún momento se hace pesado, tal vez un poco lento, pero estás deseando saber que va a suceder aún casi estando seguros de cómo terminará, pero esa es la magia que ha conseguido Murakami con esta historia, consigue atraparte e integrarte en la lectura de tal manera que sin darte cuenta y sin que realmente hayan sucedido muchas cosas, llegas al final de la historia y es ahí cuando te das cuenta que se ha terminado pero que han quedado muchos cabos sueltos. Ha habido una parte del libro que me ha parecido en principio un poco confusa pero vista en su totalidad muy interesante, no diré nada más, es mejor que lo descubráis por vosotros mismos.Este libro supone el final de la trilogía aunque en palabras de Murakami tal vez haya un cuarto libro, así que tal vez en un futuro nos sorprenda con otra historia que nos desvele algunos de esos misterios.Si habéis leído los anteriores imposible resistirse a este tercero, pero ya os adelanto que tal vez os pueda defraudar por el giro de los acontecimientos y los múltiples secretos sin desvelar. Pero parece ser que así es la escritura de Murakami abre más puertas de las que cierra, el lector debe disfrutar de la historia que el escritor desea contar e imaginar el resto o quién sabe si al final escribirá esa continuación y nos sacará de más de una duda
“Una inquietante bandada de gorriones posada sobre los cables eléctricos cambiaba sin cesar de posición, como si reescribiera las notas de una partitura.”
“Los años nos roban poco a poco la vida. Uno no muere cuando le llega la hora. Uno va muriendo lentamente en su interior y al final, se enfrenta a esa última liquidación.”
El libro transcurre durante los últimos tres meses de 1984. La narración se inicia con un personaje nuevo, que no había aparecido en los dos anteriores libros aunque los lectores de Murakami lo pueden conocer si han leído su libro: “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo”. Se trata de Ushikawa un detective privado un tanto particular, que será el encargado de ir tras la pista de Aomame y parece conocer gran parte de las conexiones.Tengo y Aomame centrarán todo el interés y junto a Ushikawa nos guiarán a través de las páginas del libro hasta el final.Gracias a las descripciones y los pensamientos de los protagonistas conoceremos más detalles de sus vidas y de sus anhelos, lo que nos llevará a acercarnos más a Tengo y a Aomame. Así se centra más en los personajes, en como van cambiando, y parece que al escritor ya no le interesa tanto contarnos como va evolucionando ese mundo que ha surgido: 1Q84, que va a pasar en él, ni todos los misterios que encierra.Casi todo lo que nos presenta en este último libro es un caminar lento y pausado hacia el desenlace final que desde las primeras páginas puedes intuir, pero no sabes como, ni de qué manera lo encauzará y tampoco piensas que te dejará con tantos interrogantes.Hay que destacar que en ningún momento se hace pesado, tal vez un poco lento, pero estás deseando saber que va a suceder aún casi estando seguros de cómo terminará, pero esa es la magia que ha conseguido Murakami con esta historia, consigue atraparte e integrarte en la lectura de tal manera que sin darte cuenta y sin que realmente hayan sucedido muchas cosas, llegas al final de la historia y es ahí cuando te das cuenta que se ha terminado pero que han quedado muchos cabos sueltos. Ha habido una parte del libro que me ha parecido en principio un poco confusa pero vista en su totalidad muy interesante, no diré nada más, es mejor que lo descubráis por vosotros mismos.Este libro supone el final de la trilogía aunque en palabras de Murakami tal vez haya un cuarto libro, así que tal vez en un futuro nos sorprenda con otra historia que nos desvele algunos de esos misterios.Si habéis leído los anteriores imposible resistirse a este tercero, pero ya os adelanto que tal vez os pueda defraudar por el giro de los acontecimientos y los múltiples secretos sin desvelar. Pero parece ser que así es la escritura de Murakami abre más puertas de las que cierra, el lector debe disfrutar de la historia que el escritor desea contar e imaginar el resto o quién sabe si al final escribirá esa continuación y nos sacará de más de una duda
“Una inquietante bandada de gorriones posada sobre los cables eléctricos cambiaba sin cesar de posición, como si reescribiera las notas de una partitura.”
“Los años nos roban poco a poco la vida. Uno no muere cuando le llega la hora. Uno va muriendo lentamente en su interior y al final, se enfrenta a esa última liquidación.”
“Puede que la vida no sea más que la consecuencia de una mera cadena de acontecimientos ilógicos y, en ciertos casos extremadamente chapuceros.”