Tras haber leído los dos primeros libros de la serie Chestnut Springs y haber descubierto al personaje de Willa, no he podido evitar saltar a Rose Hill tras enterarme de que el protagonista no era otro que Ford Grant, el hermano de la prota que se dedica a la música. ¿Cómo voy a resistirme yo de una novela con temática musical? Imposible. Si seguís Modus Leyendi desde sus inicios sabéis que leo todo lo habido y por haber cuya temática principal es la música. Así que era obvio que tenía que leer la historia de Rosie y Ford.
La historia comienza con un Ford que, cansado de que los paparazzis le persigan, decide abrir su nuevo estudio de producción alejado del barullo de la ciudad, en el pueblito de Rose Hill. ¿Os acordáis de esa canción de Hannah Montana que decía que siempre te encuentras a ti misma cuando vuelves a casa? Bueno, pues eso. Ford vuelve a casa, pero no es el único que aparece en el rancho, porque justo cuando está allí con su amigo West limpiando el establo, aparece una niña de 12 años que le dice que es su hija. Así que de repente se ve teniendo que encargarse de una niña que no conoce de nada y no solo eso, también tendrá que lidiar con la química que siente por la hermana pequeña de su mejor amigo, que vuelve al pueblo tras romper su relación. Es decir, esta novela de Elsie Silver es un single dad x la hermana de mi mejor amigo y ha sido una lectura maravillosa.
Me ha encantado Ford, lo perdidísimo que está al principio y cómo poquito a poco va lidiando con eso de tener que cuidar de su nueva hija. También me ha encantado Rosie y la paciencia que tiene con absolutamente todo, con su nuevo trabajo, con su nueva vida, con el ayudar a Ford a acercarse a su hija. Y Cora, la hija de Ford, es, simplemente maravillosa. Digamos que se nota que es su hija. Otra cosa que me ha flipado del libro es toda la historia que tienen Rosie y Ford con el muelle que hay entre sus casas, que es una bobada, pero es una bobada que a mí me ha encantado y me ha hecho sentir que la autora le ha puesto cariño a la historia. Ha sido de esas novelas que me han dejado el corazón blandito, con poco drama, con muchas escenas adorables y graciosas. Definitivamente, es uno de esos libros a los que recurrir cuando sientas que has perdido la fe en el mundo, un espacio seguro.
En resumen, me voy a leer Wild Eyes en cuanto salga. Porque necesito conocer a West, porque necesito saber más de este personaje tan gracioso y alocado que se nos presenta en Wild Love. Tengo mucha curiosidad por saber de qué va su historia, pero tendré que esperar a octubre para comprármelo. ¡Ya os contaré cuando lo lea!
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