Llevaba con ganas de leer Juniper Hill desde que había leído un avance al final de Cumbre Índigo. Ya desde ese momento tuve ganas de conocer a Memphis. Memphis y Knox, el hermano de Griffin Eden, han sido dos protagonistas maravillosos. Memphis y su recuento de días buenos y días malos. Knox y su forma de demostrar amor a la gente que le rodea a base de cocinar para ellos en su restaurante, el Knuckles.
La verdad es que la lectura de Juniper Hill ha sido un viaje muy bonito. Me ha encantado adentrarme un poquito más en Quincy, conocer el Elosie Inn, el hotel que regenta parte de la familia Eden. Siento que Quincy es un pueblecito con mucho encanto y que Devney Perry ha conseguido transmitirlo a través de sus páginas. Siento que es una lectura para disfrutar en la cama con una mantita un chocolate calentito, porque te deja buen sabor de boca y a la vez te mantiene atrapada por la subtrama de misterio que nos trae el personaje de Memphis. Tened en cuenta que los lectores descubrimos a la vez que Knox qué hace Memphis en Quincy, por qué ha dejado todo su pasado atrás y se ha ido con su bebé a cuestas a empezar de cero trabajando en el hotel de la familia. A pesar de tener toda la vida resuelta. Siento que todo está muy bien hilado y ha sido una lectura que he disfrutado un montón.
Además, en esta segunda parte se nos introduce la pareja protagonista del tercer libro, Garnet Flats, y yo tengo pensado leerlo en cuanto tenga un huequito, porque tengo mucha curiosidad por descubrir más del resto de miembros de la familia Eden. Deseo con ansias volver a visitar Quincy una vez más.