Este libro llegó a mis manos porque es una de las lecturas obligatorias que este año tienen los alumnos de mi madre (es profesora de lengua castellana de secundaria) y debo decir que me ha sorprendido mucho.
Lo primero de todo, este es un libro histórico encuadrado en la segunda guerra mundial. Todo empieza cuando Ester y Phillip se conocen en unas escaleras mientras cada uno pasa su tiempo de la comida ahí sentados mientras ven a la gente pasar. Ellos viven en una ciudad polaca y son judíos, acordémonos que en Polonio había y hay una gran comunidad de judíos. Pasan semanas mientras solo se saludan, hablan del tiempo... Pero todo cambia cuando Phillip llega un día, le pide matrimonio a Ester y le dice que los alemanes han llegado a Polonia. Se casan y, en esa boda, conocemos a Ana. Ana es comadrona y es católica, acude a la boda para celebrar lo poco de alegría que queda en la ciudad y porque ella ayudó a traer a Ester al mundo cuando esta nació. Ese mismo día, cuándo justo termina la ceremonia, llegan las primeras tropas de la SS y les obligan a salir corriendo de la sinagoga. La destruyen delante de ellos y, al poco tiempo, empiezan a mover a la población judía al centro de la ciudad que han convertido en un ghetto.
En este libro nos muestran no solo la crueldad y el desvarío de los alemanes seguidores de la idea de que la raza aria era "superior" (ínfulas de un señor que se medicaba cómo una futura persona de proyecto hombre), sino de cómo la gente se ayudaba unas a otras. Todo lo que hicieron para intentar protegerse unos a otros, cómo la resistencia fuera del ghetto ayudaba a la gente con contrabando, cómo lograban sacar a algunos para que no los mataran y cómo mataban a otros delante de familiares y amigos.
Pero en este libro la verdadera historia es la de Ana, la comadrona que terminó es Auschwitz y ayudó a dar a luz a más de tres mil bebés. El como vio de primera mano como les quitaban a los niños a sus madres para que los cuidaran los alemanes aliados del régimen, todo lo que hizo para que se pudieran reencontrar con el tiempo mediante tatuajes que eran los códigos de preso de sus madres.
Esta lectura te atrapa desde un principio, te lleva por una montaña rusa de emociones mientras te adentra en las situaciones más dolorosas e incomprensibles que puedas imaginar. Y todas verdad. Este libro es la fiel representación de que la historia no debe olvidarse nunca o estaremos condenados a revivirla. Creo que, junto a "El niño con el pijama de rayas", estamos ante unas lecturas que deberían ser obligatorias a nivel nacional. Hacen pensar, muestran una descripción de los hechos tan realista que te traslada al entorno que te está describiendo. Es simplemente brillante.