La segunda parte de la saga THE WINDSORS, de la autora Catharina Maura, se centra en otro de los hermanos. En, este caso. Luca. Pero no solo se centra en él, también se centra en su secretaria, Valentina, que es nuestra otra protagonista.
Luca, cómo su hermano Ares y todos los Windsor, debe casarse para conseguir la herencia que le han dejado sus padres. Según él, no aguanta a su secretaria porque le parece altiva y lo saca de sus casillas. En realidad es todo lo contrario ¿Qué raro no? Nadie se lo imaginaba... Valentina es un personaje que me encanta, para mí es el personaje del libro y el resto solo complementan la trama. Valentina fue puesta cómo secretaria por la abuela de Luca porque sus padres eran conocidos de los Windsor y los conoce a todos desde que tiene uso de memoria. Se conocen tanto que ella va incluso a las comidas familiares, pero su vista dista mucho de la de ellos. Criada por una madre soltera después que la dejara el padre de Valentina y su abuela materna. Ha luchado para llegar a su sitio y todo lo que puede se lo da a su madre y a su abuela, ellas son todo lo que tiene.
Bueno, y ¿dónde empieza el melodrama? Pues cuando a Luca le dicen que se va a casar con una heredera de una familia prominenete. En cuanto le pide a Valentina que le haga encargos para cenar con ella o que le compre un regalo, Valentina dice que hasta aquí. Normal, también te digo, curratelo tú si tienes que hacer algo de esto. En ese momento Luca entra en espiral por dos razones: uno porque no soporta a la barbie con la que lo quieren casar, y dos porque Valentina renuncia y se larga a buscar otro puesto de trabajo donde pueda llegar más alto. Lo malo para Valentina es que esta familia tiene la capacidad de ponerte en una lista negra y que nadie te contrate, así que imaginaros que hace Luca para que ella vuelva. A su vez, el piensa que casarse con Valentina es la solución a sus problemas: se deshace de la barbie y le dan su herencia. Este hecho ya aparece en el primer libro en la escena del desfile de Raven y podemos leer e imaginar la cara de la matriarca.
Como siempre con esta autora, está escrito desde ambos puntos de vista para sumergirte de lleno y entender ambos personajes y su transfondo. Es una historia llena de cotilleos, problemas de la vida normal con diferentes formas de afrontar, diferentes procesos de duelo en los personajes, superación y, sobre todo para mi lo más importante, personajes que saben decir basta cuando es necesario.