84, CHARING CROSS ROAD
Título: 84, Charing Cross Road.
Autor: Helene Hanff (Filadelfia 1918 - Nueva York 1997). De formación autodidacta, inició su carrera literaria escribiendo obras de teatro y, más adelante, guiones para la televisión, libros infantiles, ensayos históricos y políticos, y colaboraciones en el New Yorker y Harper´s. La fama le llegó después de publicar 84, Charing Cross Road.
Editorial: Anagrama.
Idioma: inglés.
Traductor: Javier Calzada.
Sinopsis: en Octubre de 1949, Helene Hanff, una joven escritora desconocida, envía una carta desde Nueva York a Marks & Co., la librería situada en el 84 de Charing Cross Road, en Londres. Apasionada, extravagante y, muchas veces sin un duro, Helene le reclama al librero Frank Doel volúmenes casi inencontrables que apaciguarán su insaciable sed de descubrimientos. Veinte años después continúan escribiéndose, y la familiaridad se ha convertido en una intimidad casi amorosa.
Su lectura me ha parecido: deliciosa, intensa, divertida, apasionada, adictiva, evocadora, sincera, ágil, preciosa...Queridos amigos y amigas, hoy nos encontramos ante uno de esos momentos emotivos en la vida de cualquier lector/a, especialmente si éste es de esa especie en peligro de extinción, esa que desgraciadamente ya no se ve en muchos lugares públicos, esa que consiste en apreciar esos tesoros más allá de lo que son, los que en definitiva, los que consideran a los libros algo más que libros. Por ello, cuando un lector de este tipo, se topa con libros cuyo tema principal son precisamente eso, los libros, y ese canto a la belleza que en ellos puede habitar, ellos y entre los que se encuentra una servidora, no pueden evitar caer rendidos ante dichas lecturas. ¿Ejemplos? Miles, La Sombra del Viento, Corazón de Tinta o La Ladrona de Libros se podrían englobar dentro de esta categoría, pero os aseguro que hay libros de este estilo a montones, y de seguro, que seguirán escribiéndose. No obstante, es triste ver como poco a poco, el habito de la lectura se está perdiendo sin que nadie parezca ponerle remedio, convirtiendo paulatinamente a la población en una sociedad inculta, con falta de curiosidad y con nulo espíritu crítico. Por todo ello, la novela que hoy tengo el inmenso placer de reseñar, nos recuerda precisamente eso, el importante papel que los libros juegan en nuestra vida y como éstos pueden llegar a transmitirnos emociones o sentimientos en unos casos y el conocimiento que tanto ansiamos en otros casos. 84, Charing Cross Road: una bella joya de la literatura intimista.
La historia de como este libro llegó a ostentar un lugar privilegiado en la estantería, pero también en mi corazón, es bastante sorprendente y viene de lejos. Hace unos cuantos años, mi madre, escuchó hablar de 84, Charing Cross Road en un programa de radio, y desde entonces, siempre tuvo la curiosidad y la inquietud por leer algún día tal interesante novela sobre libros y cartas trasatlánticas. Años más tarde, una servidora escuchó aquella historia con gran interés, y sinceramente, por lo que escuchaba, también me entraron ganas de pasear mis ojos por sus páginas. Dicho acontecimiento coincidió con que la editorial Anagrama, oportunamente, decidió sacar al mercado una colección especial de algunos de sus títulos en una edición muy cuidada y con portadas que eran realmente para enmarcar y exponer. Y entre dichos libros, casualmente, se encontraba 84, Charing Cross Road, engalanado con una cubierta repleta de sellos antiguos, lo cual ya hacía intuir al lector cual sería el estilo de la misma. Una tarde, mientras paseaba por una de esas librerías del centro que habitualmente visito, me topé por sorpresa con éste libro, y para seros sinceros, sentí una especie de alegría, me acordé de mi madre y decidí, casi en el acto, que aquel iba a ser su regalo de cumpleaños. Recuerdo que me costó encontrarlo posteriormente y que para cuando estaba próxima tan señalada fecha, la edición de este libro escaseaba, sin embargo, logré al final hacerme con un ejemplar. Obviamente, 84, Charing Cross Road pasó primero por las manos de mi madre, posteriormente, y alentada al mismo tiempo, me llegó el turno y sinceramente, no me arrepiento de haberme adentrado en sus páginas.
Adentrándonos de lleno en la crítica propiamente dicha, lo primero que tengo que señalar es que es una novela ágil, tremendamente ágil, pero a la vez repleta de matices interesantes y que merecen toda nuestra atención. En esta novela no esperéis grandes reflexiones, ni debates trascendentales, ni siquiera monólogos profundos emocionalmente; pero si, y eso es un aspecto bastante positivo, un lenguaje rico, hábil, inteligente y oportuno. Además, dentro de esta cuestión, se podría hablar de que en 84, Charing Cross Road existen varios lenguajes, cada uno de ellos proveniente de un personaje diferente que derrochan personalidad, psicología y formas de ver la realidad con matices entre unos y otros, algo que sin duda, permite una empatía plena del lector con los personajes, lo cual siempre es importante. En segundo lugar, no debemos pasar por alto que nos encontramos ante una novela epistolar, un género muy interesante en el que es muy fácil proveer al lector de grandes momentos dentro de una narración, en éste caso, la autora se permite, con mucha inteligencia y perspicacia, añadir un tono de humor muy fino pero del que cualquier lector puede disfrutar sin ningún problema. Seguramente, y esto ya es una opinión personal, si Helene Hanff se hubiese decantado por plasmar 84, Charing Cross Road en una novela convencional, seguramente el efecto de su lectura y esos toques personales hubiesen pasado tristemente desapercibidos. En tercer lugar, y muy importante, como pasa siempre con las buenas novelas, a través de este libro, no se si conscientemente o inconscientemente, aunque me inclino por la segunda, la autora nos muestra una realidad muy distinta de una misma época histórica: el Nueva York triunfante y en alza y el Londres de posguerra en el que escasean algunos productos cotidianos. Esto permite al lector educarse mejor en una mirada más global y especifica al mismo tiempo de un aspecto concreto del tiempo histórico. Si tuviera que ponerle una pega, sería su brevedad, pues el libro supera por poco las 100 páginas, me hubiese gustado leer más correspondencia entre Helene y Frank Doel o Entre Helene y Cecily etcétera.
Centrándonos en este último párrafo, destinado a la tradicional reflexión crítica a la que tengo acostumbrado a más de uno, ésta vez, y aprovechando que en ésta ocasión reseñamos 84, Cahring Cross Road, me gustaría más que plantear una cuestión sujeta a debate y opinión un llamamiento. Como ya apuntaba en el anterior párrafo, ésta novela presenta una estructura epistolar, un estilo que nos permite no sólo leer de forma diferente a cuando leemos una novela con una estructura clásica, sino que apreciamos mejor los detalles de la misma. Por ejemplo, en una novela epistolar, nos podemos encontrar con importantes diálogos escritos, con formas de expresarse distintas, con fórmulas de referirse de un interlocutor a otro, con personalidades muy marcadas, con riqueza psicológica, con giros inesperados y que de verdad impactan al lector, con la plasmación más viva de sentimientos, de ilusiones, de sueños, de ambiciones, de confesiones...Incluso las fechas en las que el autor, en un contexto ficticio o no, voluntariamente o no, ha decidido encuadrar la trama ya nos pueden indicar muchas cosas con respecto no sólo al contexto histórico, sino también revelar pretensiones que tienen que ver con la forma de pensar del propio autor o autora. Por todo ello, y sin ningún tipo de pudor, reivindico la novela epistolar como una excelente forma de transmitir conocimiento y literatura de calidad. A lo largo de la historia, la literatura universal ha parido grandes obras de sobra conocidas como Drácula, Las Cartas Marruecas o Las Amistades Peligrosas entre otras, las cuales, son un ejemplo magnífico del buen uso del género. Actualmente, con la invasión de las nuevas tecnologías, parece avanzarse ligeramente en el campo de la narrativa en ese aspecto, y desde aquí animo a que ésto vaya cada vez a más, pues, asistiremos a una reinvención o readaptación del género epistolar a los nuevos tiempos, en los que en vez de usar papel y boli, la pantalla y el dedo/teclado sean los medios de redacción y el tiempo de espera, que en las novelas clásicas podía durar meses o años, se haya reducido a la simple y repentina inmediatez. 84, Charing Cross Road: una historia de amor, libros, ternura, pasión, complicidad, cariño...Una novela totalmente recomendada a los amantes de la lectura y de la buena literatura.
Párrafos o frases favoritas:
"Digamos que soy una pobre amante de los libros antiguos y que los que deseo son imposibles de encontrar aquí salvo en ediciones raras y carísimas, o bien en ejemplares de segunda mano en Bernes & Nobre que, además de mugrientos, suelen estar llenos de anotaciones escolares."
Película/Canción: en el terreno de la escena, 84, Charing Cross Road se ha representado sobre las tablas en innumerables ocasiones, algunas de ellas incluso llegando a tener un gran éxito de público. Pero no es hasta 1987 cuando encontramos la única adaptación cinematográfica estrenada, con las memorables interpretaciones de Anne Bancorft y Anthony Hopkins dando vida a Helene Hanff y a Frank Doel. Por otro lado, si alguna vez visitáis la capital británica, no olvidéis visitar el 84 de Charing Cross Road, donde encontraréis el emplazamiento original de la famosa librería Marks & Co. Actualmente y para desgracia, ya no existe dicha librería, sin embargo, en la fachada podréis encontrar una placa conmemorativa.
¡Un saludo y a seguir leyendo!