No exagero cuando digo que he descubierto a una nueva autora favorita. Gwendolyn Kiste no solo escribe con un prosa preciosa, si no que trata temas interesantes de una manera muy original. En esta historia, Lucy y Bertha huyen de su pasado y de los hombres que abusaron de ellas (Drácula y Mr. Rochester, respectivamente) mientras intentan reclamar un futuro libres de estos recuerdos. Son dos mujeres unidas por el trauma y el peso de que su historia sea contada sin tenerlas en cuenta, pero eso va a cambiar.
Este libro es IMPRESIONANTE. A la historia la rodea una atmósfera de magia y surrealismo donde las cosas no tienen por qué tener sentido si no más bien ser un símbolo del trauma y viaje de las dos protagonistas. Por una parte, Lucy tiene que estar cerca de las cenizas de Drácula constantemente, y estas destrozan todo lo que tocan. Por otra, Jane Eyre llega a aparecer de la nada en un momento de la historia, un fantasma del pasado que se niega a desaparecer. Ambas mujeres tienen habilidades extrañas resultado de sus vivencias con los hombres que hasta ahora controlaron su historia. Cada una tiene una personalidad bien definida y es que, al final, las que importan son ellas, y como personajes me han enamorado.
En toda la historia está este sentimiento a lo Shirley Jackson de que nosotros afectamos a nuestra casa, nuestras cosas, los objetos inanimados se envenenan de venganza y muestran decadencia por nuestro veneno interior. El final es una maravilla, y es que cierra todo el círculo de construcción de personajes de una manera impecable. No quiero contaros más, porque es una historia muy especial y diferente que se merece que la descubráis poco a poco. Pero si os gustan las novelas con toques de fantasía que reclaman algo mayor, esta es la vuestra.
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