NO ABRAS LOS OJOS. Hay algo ahí fuera. Algo espantoso, que hace que la gente enloquezca y se suicide ante su sola visión. Nadie sabe qué es ni de dónde viene. Cinco años después de que diera comienzo la pesadilla, los pocos supervivientes que quedan viven refugiados en el interior de casas y edificios, protegidos por puertas cerradas y ventanas con las cortinas echadas. Malorie, que ha conseguido sobrevivir en una casa abandonada junto a sus dos hijos, decide abandonar la seguridad de su refugio para emprender un viaje por el río hacia un lugar mejor. En esta peligrosa odisea a ciegas, Malorie sólo podrá confiar en su instinto y en el entrenado oído de los niños, que no tardarán en descubrir que algo los sigue. Pero, ¿qué es? Inmersa en la oscuridad, rodeada de sonidos, familiares unos, estremecedores otros, Malorie se embarca en una tremenda odisea; un viaje que le llevará a un mundo sin visión y de vuelta a su pasado. En un mundo que ha enloquecido, ¿se puede confiar en alguien?
¿Se imaginan un mundo que no puedes ver por miedo a volverte loco? Todo lo conocido, los colores, los objetos, las personas, quedan a oscuras porque hay algo, o alguien, afuera que hace que te vuelvas completamente loco y te suicides. Este es un planteamiento al que tuve que darle una oportunidad.
¿Podría cuidar de ellos hasta que ellos pudiesen cuidar de ella? Pero ¿para qué? ¿Qué sentido tiene protegerlos para llevar una vida así?
Es una historia que se vive entre el presente y el pasado. Malorie nos va contando todo lo que tuvo que pasar hasta llegar al lugar donde se encuentra, va alternando entre el momento donde esta locura empezó y el momento donde empieza la narración. Esto me permitió ver por todo el sacrificio, todos los problemas que tuvo que afrontar nuestro personaje para seguir avanzando. Y no solo ella, sino todos con los que se encontró en el camino.La forma de escribir del autor me parece hasta la más acertada. Escribe con frases cortas pero precisas, las cuales me parecieron que añadían más tensión a la historia. Tiene una forma de hacerlo sencillo y de ir al grano, que le añade más intriga. Además, fortalece el sentimiento de intranquilidad en toda la historia. Ya que el personaje tiene los ojos vendados, es como si uno mismo no pudiera ver. Solo crea más incertidumbre porque no sabes qué hay alrededor tuyo, no sabes qué te puedes encontrar, y lo único que quieres hacer es gritarle a la protagonista que se quite la venda para acabar con ese estrés. Y nunca llegas a saber del todo lo que hay afuera, aunque el autor se encarga de que los personajes se planteen hipótesis de lo que pueda estar sucediendo. Muchos cometen locuras, más que todo por curiosidad y acabar con ello. Pero Malorie es una de las que se mantiene firme y prefiere ir por lo seguro. Aunque a veces Malorie me parecía algo rara, me pareció un personaje bastante fuerte. Esta mujer se ha enfrentado a basantes desafíos por sobrevivir, y ha tenido la fuerza de mantener sus ojos vendados. En mi lugar, no creo que podría haber llegado tan lejos como llegó ella.Solo hubo una cosa que me disgustó, y ese fue el final. Para tan buena trama que tenía el autor, ese final me pareció muy por debajo del nivel. Esperaba mucho más.En resumen, A ciegas es un libro que te va a atrapar desde el primer momento en el que lo leas. Con una variedad de personajes y pensamientos, una forma de narrar precisa para crear esa tensión que requiere este libro.Gracias a Helena, de La estanteria de Helena, por la recomendación.