Si echamos un vistazo “Al otro lado del cristal” podremos disfrutar durante unas horas de una serie de relatos que nos transportan a otros mundos, todo ello narrado con gran maestría por el escritor español Juan Manuel Peñate Rodríguez.
“En La pala un ritual es llevado a cabo por los habitantes de un pueblo remoto, un secreto compartido que va saltando de uno a otro; el protagonista de Dios Roco se convierte en testigo involuntario o nexo de unión entre dos mundos destinados a no conocerse nunca; dos mujeres muy dispares tienen que hacerse a la idea de convivir bajo el mismo techo, la situación lo requiere, pues afuera, Al otro lado del cristal… Una lucha encarnizada por la supervivencia es desplegada a través de un macabro juego al que El jugador pesimista, junto con otros, tendrá que hacer frente, algo que lo marcará de por vida; en Tercera planta, por favor acompañaremos a alguien cuya memoria hace mucho que lo abandonó en su descenso al siguiente infierno; una institución mental es siempre lugar de confesiones susurradas cuyas paredes encierran anécdotas misteriosas y leyendas urbanas que nadie creería, sin embargo, es la persona que habita En la celda de colores la que guarda la más inquietante de las historias; ¿hasta qué punto llegarían unos por impresionar a otros? En Touchdown alguien cruzará esa delgada línea, demostrando una vez más que la estupidez humana no conoce límites.”
¿Qué hay al otro lado del cristal?, ¿De veras lo queréis saber? Tal vez no deberíais mirar, porque os encontraréis con siete historias que ya se quedarán contigo o tal vez se lleven algo de ti.
Tan solo cuatro de estos micromundos, podemos considerarlos realmente como relatos, ya que tanto “Al otro lado del cristal”, como “El jugador pesimista” y “En la celda de colores”, son pequeñas historias, en cierto modo lóbregas, todas ellas bien estructuradas y en su mayoría con finales agridulces. En el resto nos encontramos con enigmáticos sucesos, el inicio de algo mucho más grande donde el final no está definido y que te deja con ganas de más.
Todos ellos tienen algo en común y es esa mirada a través de un prisma, que nos da una visión diferente de lo que hay fuera, o al contrario, el terror que podemos encontrar dentro incomunicados por ese cristal en apariencia frágil, pero perfecto para resguardarse de la locura, si eso es posible.
De todos ellos, con el que más he disfrutado ha sido con el que da nombre a todo el repertorio. Dos hermanas se sentirán obligadas a permanecer aisladas en una casa convirtiéndose al mismo tiempo en refugio y cárcel, siempre mirando a través del cristal para verificar que el mundo sigue ahí, aunque existen algunas ventanas que nunca se abrirán porque a través de ellas, vislumbrarán algo que desean olvidar. Tan solo disfrutarán de la compañía de un gato, que permanecerá con ellas para algo más que su propio deleite.
Juan Peñate, nos sorprende con una desbordante imaginación, introduciéndote en situaciones realmente increíbles, en ocasiones incluso macabras, pero en la que ninguna te dejará indiferente. A través de una prosa excelente pasearemos por una recámara con siete ventanas, y si decidís curiosear a través de ellas podréis descubrir otros mundos y otras vidas, todas ellas con ciertos toques de ficción, que estoy casi segura que os sorprenderán.
De esta reseña se ha echo eco la revista Culturamas
“En La pala un ritual es llevado a cabo por los habitantes de un pueblo remoto, un secreto compartido que va saltando de uno a otro; el protagonista de Dios Roco se convierte en testigo involuntario o nexo de unión entre dos mundos destinados a no conocerse nunca; dos mujeres muy dispares tienen que hacerse a la idea de convivir bajo el mismo techo, la situación lo requiere, pues afuera, Al otro lado del cristal… Una lucha encarnizada por la supervivencia es desplegada a través de un macabro juego al que El jugador pesimista, junto con otros, tendrá que hacer frente, algo que lo marcará de por vida; en Tercera planta, por favor acompañaremos a alguien cuya memoria hace mucho que lo abandonó en su descenso al siguiente infierno; una institución mental es siempre lugar de confesiones susurradas cuyas paredes encierran anécdotas misteriosas y leyendas urbanas que nadie creería, sin embargo, es la persona que habita En la celda de colores la que guarda la más inquietante de las historias; ¿hasta qué punto llegarían unos por impresionar a otros? En Touchdown alguien cruzará esa delgada línea, demostrando una vez más que la estupidez humana no conoce límites.”
¿Qué hay al otro lado del cristal?, ¿De veras lo queréis saber? Tal vez no deberíais mirar, porque os encontraréis con siete historias que ya se quedarán contigo o tal vez se lleven algo de ti.
Tan solo cuatro de estos micromundos, podemos considerarlos realmente como relatos, ya que tanto “Al otro lado del cristal”, como “El jugador pesimista” y “En la celda de colores”, son pequeñas historias, en cierto modo lóbregas, todas ellas bien estructuradas y en su mayoría con finales agridulces. En el resto nos encontramos con enigmáticos sucesos, el inicio de algo mucho más grande donde el final no está definido y que te deja con ganas de más.
Todos ellos tienen algo en común y es esa mirada a través de un prisma, que nos da una visión diferente de lo que hay fuera, o al contrario, el terror que podemos encontrar dentro incomunicados por ese cristal en apariencia frágil, pero perfecto para resguardarse de la locura, si eso es posible.
De todos ellos, con el que más he disfrutado ha sido con el que da nombre a todo el repertorio. Dos hermanas se sentirán obligadas a permanecer aisladas en una casa convirtiéndose al mismo tiempo en refugio y cárcel, siempre mirando a través del cristal para verificar que el mundo sigue ahí, aunque existen algunas ventanas que nunca se abrirán porque a través de ellas, vislumbrarán algo que desean olvidar. Tan solo disfrutarán de la compañía de un gato, que permanecerá con ellas para algo más que su propio deleite.
Juan Peñate, nos sorprende con una desbordante imaginación, introduciéndote en situaciones realmente increíbles, en ocasiones incluso macabras, pero en la que ninguna te dejará indiferente. A través de una prosa excelente pasearemos por una recámara con siete ventanas, y si decidís curiosear a través de ellas podréis descubrir otros mundos y otras vidas, todas ellas con ciertos toques de ficción, que estoy casi segura que os sorprenderán.
De esta reseña se ha echo eco la revista Culturamas