#Reseña | Alexandra y las siete pruebas · Roberto Santiago & Ángela Armero

Alexandra y las siete pruebas · Roberto Santiago & Ángela RomeroAutoconclusivo · 240 pág. · Edebé · 12,00€ · 9788468306063PUNTUACIÓN: 3/5 · Mi nombre es Alexandra, con “x”, tengo once años, y voy a permanecer encerrada una semana en mi colegio. Sin profesores. Sin padres. Sólo los chicos y chicas de mi curso. No sé cómo sonará así dicho. Pero todo lo que voy a contar aquí es verdad.
Mi colegio se llama Armando Muñoz Vaca, que por lo visto fue un pionero del siglo XV. Yo no soy una pionera. Sólo soy una niña normal y corriente a la que le gustan los videojuegos. Hay una cosa que todavía no he contado. Mi colegio es famoso por una sola razón: porque aquí estudió hace muchos años Alfonso Giménez Dom. Había una foto suya en el vestíbulo de entrada. Todo el mundo sabe que la compañía Dom Industries es la empresa multinacional de videojuegos más importante del mundo. Y ahora el señor Dom había vuelto al colegio. Con una propuesta revolucionaria: “No vais a jugar a un videojuego. Vais a ser los protagonistas de un videojuego”.
Tanto tiempo sin leer, madre mía, pero volver a este gran mundo cómo lo es la literatura, con esta novela, es una verdadera pasada. Sinceramente, necesitaba una novela así, en este momento preciso, en el que, al querer volver a leer, a pesar de tener muchas otras opciones delante, ninguna terminaba de llamarme lo suficiente como para cogerla, hasta que recordé una historia que leí hace algunos años y con la que me lo pasé genial mientras la leía, así que pensé.. ¿qué mejor manera de reencontrarme con la lectura que con ese libro?
Y aquí estamos, después de haberla terminado de leer, por segunda vez, y con las mismas sensaciones y emociones que me dejó la primera vez, o quizá no, quizá en esta ocasión mi percepción hacia ella es diferente, pero lo que sí puedo decir, es que me gustó tanto como la primera vez que la leí, y es que es una historia de lo más entretenida y te engancha de tal manera, que hace que tengas ganas de continuar leyendo. No os quiero desvelar nada de la historia, puesto que su sinopsis ya dice lo suficiente, pero sí os puedo contar que, nos sumergiremos en una historia dónde los videojuegos juegan una parte crucial, pero en la que nada es lo que parece. Ahora bien, si bien es cierto lo anterior, en algunos puntos de la novela veremos ciertas cosas tan predecibles, que cantan demasiado, y realmente, es una pena, porque quizá los autores podrían haber jugado más con ese aspecto.
No es de esas novelas que tengan significados profundos, ni nada por el estilo, pero tampoco es lo que pretende, lo que busca es que te entretengas con una historia amena, con la que te puedes relajar en cualquier lugar, y disfrutar de sus páginas.
Con una portada sencilla, pero que no desmerece para nada la historia, con la cara de la protagonista y unos circuitos en relieve, dan mucho significado a lo que se reflejará en su interior, eso me ha gustado mucho. Unos capítulos súper cortos, que no hacían más que atraerte al siguiente y al siguiente, y así sucesivamente; que empieza desde el capítulo cien y termina en el uno y en el que, a partir de cierto momento de la historia, empieza a intercalarse entre lo que pasa dentro del colegio y fuera. Con las plumas de dos autores tan diferentes, pero que combinan tan bien, que terminan creando una narración muy buena, cosa que aún me sigue alucinando, la capacidad de que dos personas se complementen tan bien, cómo para escribir un libro.
Algo que sí siento que ha fallado en esta historia, es el exceso de madurez de los personajes en algunas ocasiones, y sin embargo, en otras, la falta de ella, pero bueno, lo compensan con la historia. El final de esta novela no es nada del otro mundo, pero yo terminé encantada y habiendo disfrutado por completo de ella, a pesar de que se resuelve todo muy rápido en los últimos capítulos, como acelerando todo un pelín, por lo general, ha sido muy positiva.
Un libro recomendable, si quieres pasar una tarde entretenida.
FICHA LIBRO · GOODREADS · PRIMEROS CAPÍTULOS
¡Gracias a Edebé por el ejemplar!